LEONARDO AGUIRRE, EL RESEÑISTA ARREPENTIDO?
Tierra de narradores (EL DEDO MEDIO)
Hace poco más de un mes, en su bitácora personal, el escritor Iván Thays se preguntaba si “en alguna época anterior a ésta existió la posibilidad de publicar una antología de narradores jóvenes teniendo más o menos 30 autores para escoger, todos de cierto nivel e interés”. Semanas más tarde, Alonso Cueto dictaminó algo parecido en su columna semanal del diario Perú 21: “una generación de escritores jóvenes ha aparecido con mucha promesa entre nosotros”. Y el crítico Javier Ágreda, en una reseña para La República, remarcaba “la interesante renovación que se está produciendo en la narrativa peruana” (dicho sea de paso, Ágreda fue uno de los primeros en sugerir la existencia de una nueva generación). Algunos dirán que la edad es un asunto trivial y que, en lugar del DNI, sólo importan los libros. Y hay quienes niegan cualquier posibilidad de hermanar a tantos autores distintos y, encima, juzgan peregrino el mote de “generación” (entre ellos, curiosamente, los propios protagonistas). Todo eso es verdad. Pero también es verdad que el fenómeno existe. Por lo menos yo, en mis veinte años de consumidor de literatura peruana, no había visto nada semejante. Perú, tierra de narradores (y no de arqueros). Hoy levantas una piedra y te topas con treinta. O vas a la librería y te topas con tres antologías diferentes. Y cada una se propone como un censo, una vitrina, una instantánea de eso que no sé cómo diablos llamar pero que otros ya bautizaron como nueva narrativa, generación post-2000, generación 2005, generación del relevo o generación de la disidencia.(SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
Hace poco más de un mes, en su bitácora personal, el escritor Iván Thays se preguntaba si “en alguna época anterior a ésta existió la posibilidad de publicar una antología de narradores jóvenes teniendo más o menos 30 autores para escoger, todos de cierto nivel e interés”. Semanas más tarde, Alonso Cueto dictaminó algo parecido en su columna semanal del diario Perú 21: “una generación de escritores jóvenes ha aparecido con mucha promesa entre nosotros”. Y el crítico Javier Ágreda, en una reseña para La República, remarcaba “la interesante renovación que se está produciendo en la narrativa peruana” (dicho sea de paso, Ágreda fue uno de los primeros en sugerir la existencia de una nueva generación). Algunos dirán que la edad es un asunto trivial y que, en lugar del DNI, sólo importan los libros. Y hay quienes niegan cualquier posibilidad de hermanar a tantos autores distintos y, encima, juzgan peregrino el mote de “generación” (entre ellos, curiosamente, los propios protagonistas). Todo eso es verdad. Pero también es verdad que el fenómeno existe. Por lo menos yo, en mis veinte años de consumidor de literatura peruana, no había visto nada semejante. Perú, tierra de narradores (y no de arqueros). Hoy levantas una piedra y te topas con treinta. O vas a la librería y te topas con tres antologías diferentes. Y cada una se propone como un censo, una vitrina, una instantánea de eso que no sé cómo diablos llamar pero que otros ya bautizaron como nueva narrativa, generación post-2000, generación 2005, generación del relevo o generación de la disidencia.(SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)