LEO Y SU FOTOCHECK LITERARIO DE MARZO

Epidemia de pynchonismo
23 años y se mató. Desesperada, desolada, con la angustia marcada en el rostro (Rosas Ribeyro); envuelta en el humo azabache de su cabellera nocturna (Hildebrando Pérez). 1972. Salvo profes y compañeros de un taller en San Marcos, nadie sabía que María Emilia escribía poemas. Lo supimos 14 años más tarde, cuando apareció la colección titulada EN LA MITAD DEL CAMINO RECORRIDO. Poco después, uno de aquellos poemas se convirtió en un hit. SOY LA MUCHACHA MALA DE LA HISTORIA dio un vuelco a la poesía escrita por mujeres (Marco Martos). Y no sólo eso. María Emilia Cornejo fue prácticamente coronada como la nueva santa del panteón feminista (la apertura, non sancta, explica por qué: yo soy la muchacha mala de la historia, la que fornicó con tres hombres, y le sacó cuernos a su marido). Pero fíjense que, al parecer, ese milagrito se debe a tres hombres. Lo sostiene José Rosas Ribeyro en el número 5 de Intermezzo Tropical: alentados por Hildebrando Pérez, Elqui Burgos y yo utilizamos el mundo desgarrado, angustiado, autodestructivo (...) que se percibía en los apuntes desordenados (...) para construir tres poemas que queríamos redondos. Dice “utilizamos”, dice “construir”. Sugiere que los versos originales no pasaban de “apuntes desordenados” y que, por supuesto, no eran “redondos”. O sea, cortaron, pegaron, tacharon, zurcieron… y luego se callaron, por más de 30 años. César Gutiérrez diría que los buenos muchachos (muchachitos del ayer) “ensamblaron” o “samplearon” los versos de MEC. La pregunta sería: ¿ensamblar o samplear equivale a crear?(SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)