Friday, October 05, 2007

¿BARRIO DE BRONCAS?

A partir de los noventa, los narradores no escriben para retratar al Perú sino para huir de él. Mario Bellatín ambienta sus historias lejos de cualquier referencia a un país concreto. Iván Thays ideó Busardo, una ciudad de ecos mediterráneos. Los personajes de Leyla Bartet recorren Tokio, Caracas, Bulgaria. Enrique Prochazka viaja de la ciencia ficción al Asia medieval. Y tras ellos llegaron Luis Hernán Castañeda, con títulos tan elocuentes como Casa de Islandia. O Ezio Neyra, cuyos falsos policiales están ambientados en Lima, pero bucean en las ciénagas de la infancia y la identidad individual.


Una respuesta oportuna a cierto artículo de Santiago Roncagliolo

Alguien me llamó la atención sobre un artículo de Santiago Roncagliolo aparecido ayer en el diario madrileño El País. Bajo el título "El Perú se está mudando", el texto de Roncagliolo quiere ser un panorama de la narrativa peruana reciente y pretende explicarla como la consecuencia de una confrontación entre la concepción arguediana de la novela y su contraparte vargasllosiana, al cabo de la cual la segunda habría "derrotado" a la primera.Pensé en escibir algo al respecto, la cosa es que ya no me resulta necesario comentar el artículo, porque alguien se me ha adelantado con muy buenos argumentos: Fernando Rivera Díaz --a quien no creo conoceer en persona pero de quien sé que es un escritor y crítico peruano, doctorado en Princeton y ahora profesor de Tulane University, en New Orleans-- me ha enviado un artículo de respuesta al texto de Roncagliolo. Lo copio a continuación.(SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)

52 Comments:

Anonymous Anonymous said...

El Perú se está mudando

SANTIAGO RONCAGLIOLO

EL PAÍS - Cultura - 03-10-2007

A lo largo del siglo XX, la narrativa peruana forjó dos buques insignia que no dejaron de bombardearse mutuamente, cada uno de ellos con una versión distinta de la política, la literatura y la vida. Me refiero a José María Arguedas y Mario Vargas Llosa. Arguedas era un autor mestizo, socialista y rural. Concebía la literatura como una lucha política a favor de los oprimidos, especialmente del mundo andino. En cambio, Mario Vargas Llosa es un autor blanco, liberal y urbano, que defiende la literatura como creación de un universo paralelo a la realidad, libre de subordinaciones ideológicas. Arguedas se suicidó en 1969, y tras el derrumbe de la izquierda política, sus libros fueron perdiendo visibilidad internacional. Vargas Llosa fue candidato a la presidencia, y hoy en día su nombre es reconocido en el mundo como sinónimo de la literatura peruana.

El duelo entre ambos tuvo un claro ganador. Sin embargo, el choque entre ambas visiones continúa determinando la literatura de mi país. Los escritores de mayor edad siguen separándose a sí mismos en dos grupos: en una esquina del ring, los andinos, seguidores de Arguedas como Luis Nieto Degregori, Óscar Colchado, Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso (quien aún se proclama marxista). Estos autores, en la tradición latinoamericana de los años sesenta, combinan temáticas sociales con una gran complejidad formal.

En la otra esquina, los costeños, como Alonso Cueto, Fernando Ampuero o Guillermo Niño de Guzmán, prefieren textos realistas e intimistas escritos con mayor economía de recursos bajo la influencia de autores anglosajones como Carver o Hemingway. Y por cierto, tienen más sentido del humor que los primeros. Sin embargo, en los últimos años, algunos de ellos han escapado a esta definición. La obra del novelista Jorge Eduardo Benavides es una muestra de gran ambición estructural, en la tradición de Vargas Llosa, y dirige el foco hacia la violencia política y la corrupción del Perú, igual que el Cueto de La hora azul o Grandes miradas.

El regreso de estos autores a los temas sociales ha tardado más de dos décadas. Y la razón de su tardanza está fuera de la literatura: en la guerra. Durante los años ochenta, las visiones del mundo aquí descritas colisionaron en ámbitos mucho más concretos -y sangrientos- que la narrativa. El conflicto armado entre la banda maoísta Sendero Luminoso -originaria de la Sierra Sur- y el Estado peruano -centrado en la capital- causó casi 70.000 muertes y desapariciones. Como en pocos conflictos, la cifra de bajas fue muy similar de ambas partes. Tras 12 años de fuego y muerte, no parecía que las palabras pudiesen servir para algo. No parecía posible introducir algún sentido en el caos. Y, a pesar de la derrota de Sendero, esta vez no había un ganador tan claro. Sólo millones de perdedores.

Quizá por eso, muchos de los escritores peruanos surgidos después optaron por inventar sus propias geografías personales. A partir de los noventa, los narradores no escriben para retratar al Perú sino para huir de él. Mario Bellatín ambienta sus historias lejos de cualquier referencia a un país concreto. Iván Thays ideó Busardo, una ciudad de ecos mediterráneos. Los personajes de Leyla Bartet recorren Tokio, Caracas, Bulgaria. Enrique Prochazka viaja de la ciencia ficción al Asia medieval. Y tras ellos llegaron Luis Hernán Castañeda, con títulos tan elocuentes como Casa de Islandia. O Ezio Neyra, cuyos falsos policiales están ambientados en Lima, pero bucean en las ciénagas de la infancia y la identidad individual.

Por supuesto, esta rápida clasificación -como todas- es parcial y deja cabos sueltos. Por ejemplo, sería difícil situar aquí a Fernando Iwasaki, cuyo sentido del humor se mueve con la misma soltura en el barroco español y en las calles del centro de Lima. Y por supuesto, cuesta encajar a Daniel Alarcón. Sus personajes son desaparecidos y guerrilleros. Sus escenarios son los barrios pobres de Lima y la selva azotada por el ejército. Así las cosas, cuesta creer que Alarcón creció en Alabama y escribe en inglés.

Y es que el Perú se está mudando. Los peruanos -como los colombianos, dominicanos, ecuatorianos- ya no nacen sólo en el territorio nacional. Mientras los que están dentro tratan de huir, los emigrantes buscan su memoria y su origen en el territorio de la ficción. No es fácil precisar qué define a un peruano. Ya no es su punto de residencia. Ni siquiera su lengua. Y por supuesto, en ningún caso es su temática.

De hecho, los géneros tampoco son lo que fueron. Arguedas, obsesionado con documentar la realidad peruana, se sorprendería al ver que lo más innovador de la literatura peruana es el periodismo. Sergio Galarza acaba de publicar una crónica sobre Los Rolling Stones en el Perú. Sergio Vilela escribió la historia de la creación de La ciudad y los perros. Gabi Wiener, radicada en Barcelona, prepara un libro sobre el sexo en locales de intercambio de parejas. Toda una nueva generación de escritores busca historias en una realidad que desborda a la ficción, y en un mundo cada día más ancho y más ajeno.

October 05, 2007  
Anonymous Anonymous said...

La flota inexistente o las ideologías navales de la literatura


En un artículo publicado ayer 3 de octubre en El País de España, “El Perú se está mudando”, el escritor Santiago Roncagliolo, ha construido una breve historia de la narrativa peruana contemporánea para situar a la generación más reciente de escritores a la cual él pertenece. Esta historia la construye como un campo de batalla en el que se enfrentan dos flotas navales encabezadas por los buques insignia José María Arguedas y Mario Vargas Llosa; historia esquemática y maniquea, desinformada y hasta mostrando cierta ignorancia, llena de muchas imprecisiones y sobre todo cargada de una ideología conservadora de lo literario, que trae como resultado la borradura y reescritura reduccionistas de la narrativa peruana contemporánea. Me veo entonces obligado a hacer algunas aclaraciones.

Desde el inicio Roncagliolo se refiere a dos buques insignia que “no dejaron de bombardearse mutuamente”. Y aquí incurre en una falsedad, jamás hubo una confrontación entre Arguedas y Vargas Llosa, había más bien hasta ese entonces, fines de los sesenta en que se suicida Arguedas, admiración y gran respeto mutuo. Lo manifiesta así Vargas Llosa en la Utopía arcaica (“relación entrañable”, dice) y el propio Arguedas en su correspondencia a Vargas Llosa a quien le dice considerarlo como al hijo que ha cumplido las expectativas y sueños de los padres. Entonces, no hubo “duelo entre ambos”, lo que sí se originó después fue una confrontación de estos dos escritores y de las ideologías de lo literario que representaban cada uno, hecha por los lectores y algunos sectores de la crítica en el Perú, confrontación ya casi sin vigencia real hoy en día, pero que todavía se sigue haciendo como lo demuestra el artículo de Roncagliolo.

Por otro lado, señala en este artículo que la batalla la ganó Vargas Llosa porque los libros de Arguedas “tras el derrumbe de la izquierda política fueron perdiendo visibilidad internacional”. Bueno, sabemos que estos dos escritores, de izquierda ambos en aquella época (Vargas Llosa no era “liberal” en los sesentas), no lograron tener éxito por recibir el respaldo de la “izquierda política” (que desde Mariátegui no había ejercido la crítica literaria en el Perú y muy poco en Latinoamérica, ni periodística ni académica, ni tampoco había tenido mucha incidencia en el campo editorial), sino por la calidad y novedad de sus proyectos narrativos, claro, si exceptuamos el apoyo que recibieron ambos del aparato cultural de la revolución cubana.

Y con respecto a la “visibilidad internacional” que pueda tener hoy en día la obra de Arguedas, y sabemos que la cuestión de la visibilidad tiene que ver con los ojos con que se mira, es decir con la ideología que proyecta esa mirada, no hay casi escritores contemporáneos a Arguedas (Onetti, Rulfo, Otero, Roa Bastos, y otros) que tengan más “visibilidad” que éste. Una de prueba de su “visibilidad” está en las ediciones recientes de sus obras en distintos países: Yawar fiesta. La Coruña: Ediciones del Viento, 2006; Los ríos profundos. Buenos Aires: Losada, 2004; y, Madrid: Cátedra, 6ta edición, 2005. Y agregaría algo más, que la obra de Arguedas tiene una importancia fundamental en el ejercicio de la crítica y la reflexión para pensar el Perú y Latinoamérica, a tal punto, que buena parte de ellas se han fundado y articulado estudiando esta obra (Cornejo Polar, Rowe, Lienhard, Rama, Vargas Llosa, González Echevarría, Moreiras, etc.). Y no se necesita ser crítico ni estudioso para saber de esta “visibilidad internacional”, a no ser que uno esté tremendamente desinformado o padezca de ceguera selectiva.

El asunto de la invisibilidad en la que cae Roncagliolo, se debería más bien, me atrevo a decir, a una ideología de lo literario que alimenta y construye un sistema de la literatura mundial (si esto es posible, y no en el sentido de Franco Moretti o Pascale Casanova), afincada en nociones teleológicas de “desarrollismo”, “tecnología” y “valor de cambio”; en la reificación de algunos “modelos” de la literatura occidental (aún en su negación) para su formulación estética; y en una falsa noción de autonomía: la literatura sólo debe hablar de los temas de la literatura, no de política, de culturas, etc.; y si lo hace pues que sea de manera ilustrativa y no irruptora; postulando así una noción de neutralidad o independencia profundamente ideológica. Este sistema, sumamente limitado y reduccionista, producido en algunos sectores editoriales, periodísticos y culturales, se asocia por el envés, “visible” a todas luces, a una “dinámica” de la mediatización y la globalización; y por el revés, a una “cosificación” de la literatura (a su posibilidad de consumo como cualidad fundamental), legislada por la política y la ideología del mercado.

Volviendo a Arguedas, no creo que él “se sorprendería al ver que lo más innovador de la literatura peruana es el periodismo”, ni tampoco que lo sea la “mudanza”. Arguedas escribió en El zorro de arriba y el zorro de abajo un novela sobre la migración, que no la “mudanza” (como si los dominicanos, ecuatorianos y peruanos al llegar de sus países a España o Alabama, cambiaran de barrio o de ciudad… bueno, tal vez, algunos), novela donde narrador y personajes dan testimonio y sufren el proceso migratorio, y donde además se confronta y disuelve por momentos la distinción, tan cara a la modernidad (que garantiza su estabilidad) entre ficción y realidad al incorporar diarios en la ficción, y más aún al hacer legible su suicidio como un acontecimiento de la novela, como bien lo señalara tempranamente Vargas Llosa. Y si, por otro lado, la “mudanza” se refiere a escribir sobre otras realidades, pues entonces estamos de vuelta, y toda vuelta o repetición es saludable y sintomática como constante de que somos algo en la reiteración. En ese sentido, el Modernismo latinoamericano tuvo como tema mayor la “mudanza”, y en el Perú están los “Cuentos yanquis” y los “Cuentos chinos” de Valdelomar, y “La novela o la vida” de Mariátegui, para poner un ejemplo de nuestra mudanza anterior.

Finalmente, quiero señalar que hablo desde una perspectiva doble, como escritor y como crítico que estudia la obra de Arguedas, o simplemente desde la perspectiva que dan el ejercicio de la lectura y la escritura. Admiro y respeto profundamente los proyectos narrativos de Vargas Llosa y Arguedas, de los que he aprendido algunas cosas fundamentales sobre la novela y la escritura, pero de los cuales a su vez me siento distante en el quehacer literario. Y por supuesto, cada quien tiene derecho a opinar libremente sobre la literatura, peruana o no, siempre y cuando no parezca que toda la literatura peruana se haya “mudado” al Palacio del Buen Retiro y se dediquen allí a jugar a la guerra.

October 05, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Ay Gstavo, otra vez demostrando tu famosa envidia de Roncagliolo. Todos recordamos la triste historia de la reseña insultante que le hiciste a Pudor y que no pudiste publicar en la revista Lateral. Eso te dolió en el alma y ahora cada vez que puedes atacas al exitoso narrador. Y como no!, vas a censurar este comentario, hazlo, igual todos en Lima comentamos tu envidia odiosa.

October 05, 2007  
Anonymous Anonymous said...

no me interesa mucho la bronca entre arguedas y llosa, lo que si me parece atinado, es precisamente esa parte resaltada por los dintilakos, cuando roncagliolo se refiere a Thays, Castañeda, Ezio, a ese onanismo narrativo, que es muy parecido a ese otro onanismo llamado Winning Eleven. Todo esto tiene un correlato con ese otro onanismo, algo mas real, pero igual de excluyente que es la masturbacion adolescente, pero si esta la sigue ejerciendo tipos como Thays, ya el hecho se vuelve deprimente

October 05, 2007  
Anonymous Anonymous said...

No cabe duda que Thays logr� consagrar el m�todo YO TE LA CHUPO SI TU ME LA CHUPAS, como el nuevo valor de cambio en el establishment literario peruano. Porque muchos recordamos la opini�n que ten�a Ronca de la gaga. Una l�stima ver como, con tal de vender, este muchacho es capaz de vender a su madre.

October 06, 2007  
Anonymous Anonymous said...

saben quién es el gran ausente del texto de Roncagliolo????? Oscar Malca. Por eso su pataza Faverón saltó al toque y denigró el rollo de Santiago: había tratado de "mediterráneo" a Thays y había obviado Al final de la calle. Por si no lo saben, Dintilahcos, el anónimo que en el blog de Facherón dice que Roncagliolo es un oportunista de la literatura es Malca. Choral, como siempre que sus amigos se pelean, no dice nada. Otros prqueños ausentes son Maxito Palaxios y Gaby Ruis-Ortenzio, no los nombran ni Tghays ni Roncayulo, pobres...

October 06, 2007  
Anonymous Anonymous said...

felicitaciones por el fotomontaje, pareciera que Faveron le ...

October 06, 2007  
Anonymous Anonymous said...

SONETOS A LA MAFFIA

Compuestos por don Francisco de Quevedo y Villegas, y el crítico inglés George Louis Borges (1599-1986)...

(Folio XXXIV)

Sentí ganas de arrojar,
leí la novela de Cuete
ahora me voy a cagar,
guarda con Ezio, que es muñequete.

Thays: su crítica una cagada,
infame, sobón, acusete...
¡el tío Paco Miró Quesada!
silencio... llega el vejete.

Tomaba sol en Marbella,
maese Fernando Ampuero
¡esconded a la doncella!
aquel rufián es un cuero.

El niñito Roncaiolo,
y Choral que es muy feo
cuidado, no es ningún cholo,
como el Plumífero Leo.

Es Vergas Llorosa
escritor moralista,
y su enemigo Giacosa
todo un gran onanista.

Borrachín y plagiario es Alfredo
muy entrañable lo veo
su obra no vale ni un pedo,
lo digo y casi me meo.

(1637)

October 06, 2007  
Anonymous Anonymous said...

¿Qué tiene de malo admitir que se escribe por dinero? El abogado cobra, el carpintero cobra, el comunista que tiene ONG cobra. Roncagliolo dice que buscó un tema vendedor (francamente, lo dudo, lo vendedor es la promoción que le haga la editorial) con lo de Abimael. ¿Y? ¿Habría sido mejor que Roncagliolo se buscase un pensador politicamente correcto para que le redacte el enésimo discurso del escritor comprometido?
Como diría el cada vez más sabio Pablo Villanueva (Melcochita): "no lo lean..."
Pregunta monse: ¿de qué viven los escritores que no escriben por dinero? ¿De sus papis? Así cualquiera se las da de comprometido.

October 06, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Paolo, estás ahí?, paolo?

October 06, 2007  
Anonymous Anonymous said...

CHORAL, K HACES? CONTESTA MOSTRITO..

October 06, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Una lección de ética
"¿Por qué Guzmán? Porque vende"

Entre la vilipendiada ética del escritor comprometido con su sociedad, la ética del escritor comprometido con su oficio y la ética del escritor comprometido con su billetera, ¿con cuál se quedan?

Antes de responder, lean este pasaje del primer capítulo del último libro de Santiago Roncagliolo, La cuarta espada, dedicado a contar la vida de Abimael Guzmán.


"¿Por qué un reportaje sobre Guzmán? Porque vende. O porque yo creo que vende. O porque es lo único que puedo vender. Siempre he sido un mercenario de las palabras. Escribir es lo único que sé hacer y trato de amortizarlo. Ahora vivo en España y trato de hacerme un lugar como periodista. Necesito algo novedoso, y el tema de actualidad en el último año, tras el 11-M, es el terrorismo.

"Para mi encuentro con el editor de El País Antonio Caño, preparé una batería interminable de argumentos sobre lo necesario y vendedor que podía ser un reportaje sobre Abimael Guzmán: un vistazo al terror desde una perspectiva nueva, un tema violento y poco visto en la prensa, una encarnación del mal. Pero en realidad no era una idea brillante; era sólo mi única opción. Y él lo sabía:

"—¿Has pensado qué te gustaría escribir?

"—Pensé en una historia de Abimael Guzmán. Quizá una entrevista, si se puede.

"—¿En serio? Entonces ya está. Eso es lo que yo iba a proponerte. Pero tiene que ser rápido.

"Antonio es un hombre práctico.

"Un mes después, aterrizo en mi ciudad con la sensación de que me he metido en un lío. Para empezar, no sé nada realmente".
No menos sorprendente que la declaración de que el interés de Roncagliolo en el tema del terrorismo es básicamente financiero, es el hecho de que también confiese no saber "nada realmente" sobre el tema un año después de haber promovido su novela Abril rojo como un hito en la recuperación de la memoria peruana sobre la violencia polítiica.

October 07, 2007  
Anonymous Anonymous said...

A veces es bueno darse cuenta que sobre una serie de temas, sobre los que uno puede estar muy informado, en realidad no sabe nada. Bien por Roncagliolo que ese es un buen punto de partida para una nueva investigación. Faveron descontextualiza la información para dejar a Roncagliolo como un farsante, cuando simplemente hace su trabajo, escribe sobre lo que le interesa, sobre un tema le interesa a la gente y al editor y claro que puede vender. escribe para poder comer y finalmente no lo hace tan mal. fuera los envidiosos!

October 07, 2007  
Anonymous Anonymous said...

No seas ingenuo, Roncagliolo y su editor se reúnen como lo hacen los mafiosos para ver qué medidas toman con respecto a la competencia, tienen que ser rápidos y productivos financieramente. ¿Y la literatura dónde se perdió en todo esto? Lo peor de todo es que grandes editoriales se prestan a que jóvenes escritores perpetran cualquier barbaridad que sea vendible y cause sensación. No me importa si escribe bien -se dirán los señores editores-, lo que me importa es que venda y que sepa vender sus temas. Roncagliolo encaja perfecto en esa lógica. Es un vendedor. Pero, ¿alguna vez será un intelectual?, ¿tiene moral para ser considerado un escritor? Hasta Celine, que fue colaboracionista, tenía una moral férrea y no transaba con nada en su forma de asumir la escritura.

October 07, 2007  
Anonymous Anonymous said...

por que no dicen que es el pasaje de la novela? No sé que tan válido sea atribuirle la opinión de un personaje a su autor.

October 07, 2007  
Anonymous Anonymous said...

No hay que quitarle a Roncagliolo el valor de su honestidad, que si bien es cínica, es veinte mil veces mas aceptable que una actitud hipócrita de querer convencer, sobre algo, que creeríamos puede conocer.

Eso probablemente nos llevaría al hecho de tener a un escritor famoso, que sabe que no sabe, pero que ya lanzado a un ruedo en el que se le permite todo, (escribir sobre sendero o sobre la literatura peruana), podría perpetrar cosas que las daría como verdades inquebrantables y terminar el mismo por creérselas completamente.

October 07, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Me parece fallido el intento de Ronqui de empezar una crónica como la empezó. Nada más. Su calidad literaria es ninguna, por otra parte, cuando no hay plot point. Lo otro es que el judío Faverón quiera hacer escándalo y subir su audiencia haciendo una acusación sesgada y, como todas las cojudeces en nuestro país, controversial

October 07, 2007  
Anonymous Anonymous said...

"La cuarta espada" no es una novela! Es un reportaje!

October 08, 2007  
Anonymous Anonymous said...

No me extrañaría que Roncayulo haya escrito esa huevada por hincar a Faverón y a sus secuaces

October 08, 2007  
Anonymous Anonymous said...

DEJENSE DE SUSURRAR, LAS COSAS CLARAS

En su columna de hoy, Alonso Cueto se despacha con unas líneas dedicadas a caricutarizar la idiosincrasia de los peruanos, de la misma manera falaz e impresionista que ha utilizado siempre (el compendio de esta mediocridad tiene forma de libro: "Valses, rajes y cortejos"). Al igual que a su papi VLL, tanto ir a España lo ha convertido en todo un chapetón, tosco y de los que llaman al pan pan y al vino vino. Escúchenlo:

"Espantados de parecer radicales, de hacer declaraciones extremas, los peruanos con frecuencia (hay excepciones) no usamos afirmaciones o negaciones rotundas."

"Nuestra cultura del ocultamiento es una forma del afecto o de la cortesía."

¿Para eso le han dado columna? ¿Cuál es la diferencia con lo que escribe Frieda Holler? Esa radicalidad que,ímplicitamente, Cueto nos presenta como LA MANERA CORRECTA frente a nuestra tara de hablar con atenuantes y diminutivos, no es un standard de las culturas occidentales del primer mundo. Al parecer, una vez más, Cueto cede al prejuicio de generalizar ciertos usos de lenguaje y asociarlos con la conducta del "indio taimado" (ese que no se muestra, que se esconde), idea tan arraigada en el imaginario colonial de nuestras elites.

Los énfasis existen en todas las lenguas y en todas las culturas, eso que Cueto cree descubrir como característica de los peruanos, es tan universal como tirarse pedos. Para ilustración este fragmento de una conversación entre BORGES y BIOY:

BORGES:

"T.S. Eliot es desesperante. Dice algo y enseguida lo atenúa con un "quizá" o un "según creo", o le resta importancia reconociendo que en ocasiones lo contrario es cierto. A veces me parece que lo hace para llenar papel, porque hay que escribir un artículo."

BIOY:

"Yo creo que es porque en cuanto dice algo teme exponerse, por haber cometido una inexactitud. A mí, por lo menos, me pasa eso, pero creo que los autores deben atenerse a hacer afirmaciones un poco audaces, en la inteligencia de que el lector comprenderá que no hay que tomar todo literalmente..."

October 08, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Chapita, responde, Chapita, promotiste un especial de Choral.

October 08, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Este debate no conduce a nada, es producto de la molicie de los que disfrutan de un sueldo mensual permanente. Con un ingreso fijo, hasta yo me pongo a pontificar sobre la ética, la conciencia, el más allá, la violencia y todo quisqui, etc. Un escritor como Roncagliolo tiene que luchar por asegurarse el día siguiente a brazo partido. Más o menos como Balzac, Dickens, Vargas Llosa, Clarín, etc.

October 09, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Estimado Sr. Roncagliolo:

-Vargas Llosa no es "blanco", sino mestizo. Ahora bien, que éste imbecil se haga pasar por blanco, ese ya es otro asunto. Recuerdo una entrevista donde VLL decía sentirse no solamente español, sino también inglés y alemán (supongo que la cara le ayuda).
-Aunque Ud. no lo crea, varias novelas de MVLL sí están ideologizadas (por el pensamiento liberal que el autor abrazó a fines de los 60, luego de diez años de reventarle cuetes al dictador Fidel Castro). Ya en "Conversación en la Catedral" hay una crítica implícita a los regímenes autoritarios/totalitarios, y 30 años después esto se hace más evidente en "La Fiesta del Chivo".
-Yo no sabía que se podía "ganar" en literatura. ¿Ganar qué? ¿Dinero, lectores, fama, poder???? En ese caso, tiene Ud toda la razón... don Mario le ganó a Arguedas.
Ahora podemos decir también que el baboso de Paulo Coelho le ganó a James Joyce y a Borges.

October 09, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Está de moda decir que la literatura peruana se ha desentendido de la realidad política y social de nuestro país. Y está de moda, además, celebrar ese supuesto desapego.

Considerando que la literatura es una de las pocas plazas públicas que históricamente han funcionado con vitalidad en el Perú, cuesta entender qué es lo que festejan quienes creen constatar que ahora nuestros escritores están más interesados en mirarse el ombligo que en mirar el mundo alrededor.

(Y, díganme, además: ¿cuántos escritores peruanos tienen un ombligo interesante?).

Hay quienes se alegran simultáneamente de que nuestros escritores sean intimistas y a la vez cosmopolitas, como si estuviera bien mirarse a uno mismo y también mirar hacia afuera siempre y cuando la mirada pase por alto al país, es decir, siempre y cuando el Perú quede borrado, arrumado en un punto ciego. ¿Cuál es la felicidad de esa ceguera selectiva?

¿Es que alguien piensa que no se puede ser cosmopolita y peruano a la vez? ¿Es que alguien cree que, para aspirar a la "universalidad" (cualquier cosa que eso signifique), hay que abjurar de cualquier vínculo visible con el Perú? ¿Es que el Perú está bien como fuente de anécdotas y materia prima, pero no como preocupación real?

Por suerte, descripciones de ese tipo son un error: la literatura peruana sigue tan vitalmente preocupada por nuestra realidad política y por nuestra historia como lo ha estado siempre, y allí están como pruebas las obras recientes de autores de todas las generaciones activas hoy, como Vargas Llosa, Gutiérrez, Reynoso, Cueto, Nieto, Prochazka, Benavides, Alarcón, etc., para mencionar sólo narradores (dado que el asunto con nuestra poesía es incluso más transparente).

También parece (me parece) inocente suponer que quienes no tratan o han tratado explícitamente sobre el Perú en su obra lo han elidido como tema trascendente en su ficción: por ejemplo, encuentro imposible una lectura lúcida y compleja de Salón de belleza, de Bellatín, que pase por alto el contexto limeño de su producción; encuentro no menos empobrecedor hacer otro tanto con los cuentos de Luis Hernán Castañeda.

October 09, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Este es un fragmento de una entrevista a Alonso Cueto aparecida recientemente:

Entrevistador: Javier Ágreda sugiere para tu próxima novela el título La mordida de la mujer perro o El abrazo de la mujer oso...

Cueto: Ágreda debería aprender algunas cosas de Thays. Además hay que tener en cuenta que los críticos no son necesariamente lectores privilegiados... Pero él es el único que no se entusiasma por mi obra en el Perú, ¿eh? Junto con el “cáscara de nuez”, cuyo nombre no pronunciaré (risas).

Disculpe, Sr. Cueto... "¿El único que no se entusiasma por mi obra...?". Bueno, entonces ya somos dos.

October 09, 2007  
Anonymous Anonymous said...

¿Donde apareció esa entrevista?

October 10, 2007  
Anonymous Anonymous said...

y la homofobia en Conversación en la catedral? ahí al papi de zavalita lo atora duro y parejo el chofer, que es grone

October 10, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Ese Roncayulo, tiene una ostra más grande que la de Ampuero.

October 10, 2007  
Anonymous Anonymous said...

El único que se entusiasma con la obra del abuelo Cuete, es su socio Iván Burga Thays. Y ahora que tanto bombo del cuetómano número uno (o más bien único)ha logrado su objetivo de premios y reseñas, toca devolver el favor. Así que no se extrañen de que aparezca en breve la última novela de Thays con su premio bajo el brazo, que lo debe estar gestionando el mismo Alonso en estos momentos en Barcelona. Si papi VLL le pudo conseguir a Iván el premio Prince Claus y un sitiecito en Berlín hace poco, imagínense que no hará Cuettone por su waripolera estrella.

October 10, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Primicia!!! Hallan valiosos documentos surrealistas en París....

(AFP/Reuters)El lunes 8, un joven parisiense halló revistas y un manuscrito del movimiento surrealista en su casa de París, aseguró Michel Poiteau, director del Centro Georges Pompidou.
Jacques Gaulois, de 28 años, halló este tesoro bibliográfico en el desván de su casa, entre maderos viejos. Se trata de tres números de la revista "Minotaure" y un texto escrito por los poetas André Breton y Benjamin Peret, titulado "Dictionaire du surrealisme 2007". En el manuscrito, algo borroso por el paso del tiempo, Breton y Peret jugaron con la idea de viajar 80 años hacia el futuro. En el texto se habla de un periodista "allemand-peruvien" llamado César Hindemburg quien, al parecer, compuso varias "prosas surrealistas" en las décadas de 1920 y 1930. Se puede leer:

"Aparte de las ínfulas, que son de camisa de fuerza y tomografía de azotea..."

o también:

"Pero este Platero disfrazado de ganador del derby de Kentucky..."

"En la cima de las emociones de este almirante Nelson version Play Station..."

Al parecer, el tal Hindemburg realmente existió, y fue amigo de César Vallejo y de los surrealistas, aseveró Michel Poiteau a la prensa. "Los textos de Hindemburg indican una clara filiación surrealista y dadaísta, basados en la imagen de Lautreamont de unir la mesa de disección con el paraguas...", puntualizó.

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Abimael Skywalker
Senderología pop: la cuarta espada (láser)

Por suerte, los intelectuales peruanos siguen reflexionando sobre el problema de la violencia política. Adónde iríamos a parar sin elaboraciones tan sofisticadas y esclarecedoras como la que copio a continuación:

"El valor casi místico que se atribuye a la ideología recuerda a la Fuerza de Luke Skywalker, una herramienta espiritual y trascendente que le da a su usuario poder ilimitado". Santiago Roncagliolo, La cuarta espada, p. 71.

¿Alguien dijo banalización? Pues, se quedó corto

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Dark Vader o mejor dicho Faveron plagio a Viteh, por que ni siquiera le da las gracias por la cita:

viteh dijo...
choca por su excesiva honestidad. el publico no esta acostumbrada a tanta dosis de transparencia acerda de las motivaciones personales de alguien...prefiero q roncagliolo haya dicho eso a q venga con cojudeces demasiado culturosas o academicas para justificar un escrito. como dice Sloterdijk en su critica de la razon cinica. "calificar a un político de refinado y de cinico es lo más cinico que pueda haber en estos tiempos"... no vengan con uevadas tanto el articulista como los comentadores...no vivan en el mundo de barney dejen para las peliculas esa vision romantica de la literatura. por lo demas el libro lo terminé hoy y es el primero q leo de este tio...ni pan ni pizza...hubo una parte en q equipara a Abimael con luke skywalker...bueno ahi ta pe señor Duchamp esto es lo que pasa por colgar waters en exposiciones de arte...todos estos son tus hijos...

miércoles, octubre 10, 2007 10:32:00 PM

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Abimael Skywalker (La cuarta estafa)

En una entrevista que salió publicada en El comercio a proposito del último libro de Roncagliolo, La cuarta Espada, como era previsto, el autor definia su estrategia marketera desde el saque, el articulista comenta: "donde el autor espera reacciones negativas al hecho de que describa "con total frialdad la violencia de Sendero Luminoso"".

Ya pe causa no intentes generar polémica donde no la hay. Sigue esperando no ma tio las reacciones negativas fueraaa oee... ya quieres vender a lo toño angulo tu escrito...No pe no vendas cebo de culebra a los chibolos y atolondrados buscadores de estiercol.

Que fueee con eso de "cruel pero racional" ahhhh??? como que pero si ambas instancias son concomitantes??? puta que pereza argumentar sobre aquello te doy un par de libros mejor...Normas para el parque humano de Sloterdijk...Esferas II del mismo...Santiago tambien te recomiendo cualquier libro de Zizek para q te limpie un poco la cabeza...no sólo de ficcion vive el hombre..no es que sea "cruel pero racional" es cruel en tanto que racional no se a donde tanta feria con esta tesis para no iniciados...

De razon que al articulista y al mismo roncagliolo les sorprende tanto aquella tesis sobre un tema q ha sido discutido hace demasiado tiempo, a saber: el fracaso del proyecto ilustrado con su transmision del libro como metodo.

Eso pasa por leer mucha ficcion y dejar a la teoría solo para la universidad...aunque como me comentaba el ex-director de la escuela de literatura de San marcos (si el tio Huamán) es probable q los cursos de Teoría literaria sean reducidos de 3 a uno solo...la razón en guan: el alumnado reciente no tiene mucha capacidad de abstracción y los cursos de teoría se han vuelto de los más duros y los que bla bla bla en otras palabras mucho messenger y mucha paja y poca lectura dura hacen que cuando termines la universidad vayas a Barcelona, pases piola, encuentres una chambita masomenos y publiques algo que tenga como tesis "la violencia tiene una estructura racional". Me parece de una desactualidad total y peor se pone el asunto cuando el autor intenta encontrar en la niñez de Guzmán, los origenes de su maldad, pero con ese toque psicologizante a la manera de la doctora ley o de un federico salazar... que fea formula...

Hay una parte donde Abimael es comparado con luke skywalker debido a su creencia en fuerzas ideologicas trascendentales, que de seguirlas, todo lo pueden... bueno ya pa que más... solo a mi tio Zizek se le permite esas analogías porque como me lo pintaste fue bien pilsen callao pana....

Ya vez Duchamp te creias bacan instalando inodoros en tus exposiciones...gracias francés de mierda mira todo lo que provocaste... ahora hasta la caca se ha vuelto poesía y tenemos que soportar cualquier uada que se publique...

¿Aportes? de Roncagliolo:

1- La crueldad tiene una estructura racional (ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh gracias manya q intrepido)
2- Abimael no nacio malo la sociedad lo hizo asi (ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh puta que Lacan eres oe)
3- Si no te dan amor de niño y tienes un hogar destruido y te chotea la flaca que más querias y mientras compras yuquitas en el mercado de casualidad lees las 5 tesis de marx, tienes todo el camino para hacer otro Tarata (psicologia al mero mero estilo del actors studios... que fea droga esa lectura... asi eres ganador de un alfaguara(me corrigo con mi propio floro: no es que asi sea ganador de un alfaguara es asi en tanto que ganador del alfaguara... si de esa editorial del tal Ortiz y del tal cattone falta q publiquen a melcochita y a lucar....)

bueno son 39 lucas, Edit. Debate, libro negrito bien parado, la fotito de Abimael asi bien grande y brutal, asi bien como pa q tus amigos digan asu q rajao. Fotos del recuerdo hacia la mitad del libro... supongo q venderá lo que su autor desea...

que la fuerza te acompañe Santiago...

P.D: El libro esta pensado para una recepción netamente Europea o en todo caso para el ámbito escolar...debido a los datos que son harto bastante conocidos para cualquier peruano que supere los 25 años...sirve para el lector foráneo como quien lo acerca un poco y lo ubica en el tema y para el colegial debido a que no lleva memoria de lo ocurrido por la cronología. Y también porque la prosa es llana y de facil digestión.

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

¿Cómo está eso de que no se puede "banalizar" algo relacionado con la lucha contra Sendero...? Desde hace mucho tiempo se ha aceptado como válido el tratamiento
de temas semejantes, no solo de forma tangencial sino incluso satírica. Es la prerrogativa del autor poner el toque personal a su obra, aunque sea un tema tan doloroso

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

La literatura es literatura a secas y no se porque los que nunca escriben les encanta bombadearla, segmentandola.

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Ay, la cuetomanía se viene con fuerza esta temporada, chicas. Se van usar los enterizos de ballena con lunares y frenillos. Mucho azul y mallas moleskine y para la playa el unikini, eso si bien escotado para mostrar los pechereques nuevos que te ha puesto el Dr. Morillas. Para las misias que no tienen casa en EISHA, y quieran aprender cómo se hace para estar IN la próxima temporada, aprovechen y matricúlense en la ESCUELA DE CREACION LITERARIA que dirigimos Alonso y yo. Gratis para las diez primeras en apuntarse un coqueto polito con el ya clásico estampado
"I love Cuettone".

Sííííííííí!!!!!!!!!!!!!!

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Faverón es el Jar Jar Binks de la crítica literaria peruana.

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

"...bueno ahi ta pe señor Duchamp esto es lo que pasa por colgar waters en exposiciones de arte...todos estos son tus hijos..."

Otro párrafo para la antología de Puertoelhueco. Sin cachita alguna, está genial.

October 11, 2007  
Anonymous Anonymous said...

'Soy un chancho, un tiburón, una rata, y por eso engullo lo que sea'

Leonardo Aguirre, escritor

Leonardo Aguirre (Lima, 1975) es autor de los libros de cuentos “Manual para cazar plumíferos” (2005) y “La musa travestida” (2007), los cuales lo han hecho muy conocido en Perú. En su narrativa sobresale una apuesta visceral por la experimentación formal, con la cual canaliza con frescura e insolencia un ácido cuestionamiento del mundo literario. Aguirre, pese a su juventud, muestra algo que muy pocas veces se ve: un proyecto de escritura casi definido.

Gabriel Ruiz-Ortega / Siglo XXI

Ya tienes dos libros de relatos, “Manual para cazar plumíferos” y “La musa travestida”, y por lo que se puede colegir, como que la figura del escritor también será usada en tus futuros libros. ¿Desde cuándo empezaste a tener en cuenta este tópico en tu narrativa?

A ver, retrocedamos un poco. Vistos a la distancia, mis primeros balbuceos narrativos, cuando todavía estudiaba en el colegio, de algún modo podrían encajar dentro del género gótico. Además de ser un adicto a series de televisión como “Alfred Hitchcok Presenta”, “La Dimensión Desconocida”, “Monstruos” o “Cuentos de la Cripta”, recuerdo que, mientras otros leían a Verne o Salgari, en mi casa no había otra cosa que los tratados de escatología y demonología de mi padre, quien pastoreaba, por aquel entonces, una iglesia pentecostal donde los casos de posesión eran pan de cada domingo. Pero luego dejé de ir a la iglesia y rompí totalmente con el mundo evangélico. Salí del colegio –colegio evangélico, para colmo de males- y, antes de ingresar a la universidad, me puse a trabajar en mil cosas. Breves oficios extenuantes y mal pagados que no quiero recordar ahora. Cuatro años sin escuchar un sermón y trabajando siempre con rudos obreros que me doblaban la edad (y triplicaban mi maldad). Creo que el quiebre ocurrió durante ese lapso. En lugar de sentirme como un cristiano en tierra de infieles, me sentía como un escritor en tierra de analfabetos. Y por eso necesitaba afirmarme, distinguirme, distanciarme. Los gatos orinan para marcar su territorio; yo me encerraba por las noches a vomitar sobre la pantalla. Y sólo entonces, hecho un personaje de mi propia ficción, me quitaba el overol y me convertía en escritor. Ahora bien, no sé si voy a seguir explotando ese tópico en el futuro. Claro, aún tengo dos libros inéditos bastante literatosos, pero una vez que los haya corregido minuciosamente, supongo que echaré mano de otras vertientes. Y no tanto porque me parezca un error repetirme o andar en círculos, sino porque quiero probarme a mí mismo que soy capaz de escribir sobre cualquier cosa que se me dé la regalada gana.

En “Manual para cazar plumíferos” hay una preferencia por desarrollar más el argumento, aunque desde ese libro ya era patente tu apuesta por la forma.

Ésa es mi cruz. Nací con esa cruz. Bueno, no sé si será una cruz. Quiero creer que sólo es una opción, tan válida como cualquier otra. El caso es que, aun cuando pretenda recargar las tintas en la peripecia, el argumento, el plot o como quieras llamarlo, siempre, inevitablemente, el fondo termina fondeado en el mar de la verborragia. Más que enfundado, fundido por la forma. Es casi una marca de mi personalidad. Algunos me llaman eticoso; otros me llaman posero. Para mí, hasta los actos más íntimos y prosaicos deben hacerse con gran forma y brillante estilo. Un simple huevo frito, el café de las mañanas, la escrupulosa manera de afeitarme... Lo siento: soy así y escribo así.

Si bien es cierto que parodias el mundo literario, me es imposible no querer saber cuáles han sido tus influencias. Yo percibo que éstas no son exclusivamente literarias.

Todo juega, todo vale, todo sirve. Soy un chancho, un tiburón, una rata, y por eso engullo lo que sea. Ya hablamos de los manuales de exorcismo. Y también hablamos de las series de televisión. Incluso, me has hecho acordar, hace poco estuve llenando un archivo con puntos de partida para nuevos libros (título del archivo: “Cambio de Hábito”) y, entre otras cosas, bosquejé una colección de episodios apócrifos de series ochenteras. Y, por otro lado, de tanto ver “Sin Reservas” de Anthony Bourdain, también he pensado en un cheff cuyo mayor mérito no es la creación de una receta sino el hecho de convertir su faena en una suerte de espectáculo casi teatral. Me explico: la gente no lo persigue para probar sus platos sino para verlo cocinar. Siempre de frac, anteojos ahumados y el cigarro mordido. De hecho, sus platos siempre tienen un toquecito de tabaco. Además, nadie sabe con antelación cuándo ni dónde decidirá aparecer. Muy pocos lo han visto en persona: es casi una leyenda. Ahí tienes otro argumento que enterraré, fácilmente, en el fango lingüístico... Pero, bueno, lo que quiero decir es que no le hago ascos a nada. Soy buen pobre para comer. Y, por otro lado, el arte depende de quién escoge los materiales y no de los propios materiales. Mi cheff es un artista aunque cocine con tabaco. Y acordémonos también del urinario de Duchamp. En suma, si tienes talento y muchas páginas escritas, pues llegas a un punto en que te da lo mismo un vademécum, un libro de cocina o el Ulises de Joyce.

En “La musa travestida” tenemos el cuento “Sublime Sorrento”, el cual puede englobar la evidente intención desmitificadora del oficio literario, como si lo realmente importante fuera figurar a como dé lugar.

Sería muy fácil citar ejemplos locales de esa perversión, que los hay a montones, pero lo más elegante será culparme a mí mismo: crucificarme por los pecados de otros. Entre otras cosas, confieso que alguna vez fui devoto de San Google. Y cada mañana, antes de escribir una línea, digitaba mi nombre en el buscador para pescar algún nuevo comentario. Malo o bueno, eso no importaba. Sobre el autor o sobre la obra, tampoco importaba. Y recién entonces, con el ego empachado, comenzaba mi jornada.

¿Te “googleabas” antes de ponerte a escribir?

Qué vergüenza, ¿no? Antes de preocuparme por cosechar lectores, me contentaba con ver mi nombre en letras de molde (con adjetivos o sin ellos). Claro, bien podría despacharme aquí con un rollo sesudo sobre la muy humana búsqueda de reconocimiento que motiva todos nuestros actos desde el vientre de la madre. Incluso, podríamos hablar de cómo el mercado infla la figura del autor y desinfla los libros. Pero todo eso sería pura retórica para esconder mi retorcimiento. Pequé y escribí sobre mis pecados: fin de la historia. Por eso, “Sublime Sorrento” también es una especie de autocrítica. En términos bíblicos, un intento de crucificar al hombre viejo para poder nacer de nuevo. Una purificación por fuego, como se desprende de la escena central.

¿Cómo fue el proceso de elaboración de ese cuento? Te lo pregunto porque éste “recrea” varios sucesos muy conocidos en el ambiente literario limeño, los cuales tienen el carácter de leyenda.

En un principio, mi plan era mezclar el suicidio del joven poeta peruano Josemári Recalde (recordemos: lo hallaron carbonizado en su departamento de Jesús María, cerrado por dentro, y él mismo apareció en la universidad, días antes, con la cara y el pelo pintados de spray color plata) con una célebre anécdota de Jerry Lee Lewis... no sé si la conoces... aquella vez que The Killer se vio obligado a ser telonero de Chuck Berry. A modo de protesta, antes del turno de Chuck, Lewis bañó el piano de gasolina, le prendió fuego mientras terminaba la última canción, y dijo algo más o menos así: “Me gustaría ver qué hijo de puta supera esto”. Luego, sobre ese combo inicial fui espolvoreando otras anécdotas recurrentes en la cafetería de Letras de la universidad Católica sobre plumíferos con más vicios que libros y vidas más interesantes que sus propias ficciones. Sin embargo, como siempre sucede, en la etapa final de corrección incorporé muchos de mis propios rasgos y ahora es evidente que Sorrento tiene más de Aguirre que de Recalde o Jerry Lee Lewis.

¿Cómo concebiste al grupo Psirrosis, el cual acrisola a los escritores de “La musa travestida”?

Primero que nada, debo decir que Psirrosis existió. Tal era el nombre de una revista (mitad pasquín, mitad fanzine) que unos amigos y yo, todos de la facultad de Comunicaciones de la universidad Católica, sacamos a la luz alrededor del año 99, con la intención de cuestionar algunas imperfecciones de la currícula y, de paso, burlarnos de ciertos profesores. Firmábamos con seudónimo y, secretamente, abandonábamos los ejemplares en todos los baños de la universidad. Apenas editamos tres números y una web, pero eso fue suficiente para tener al propio rector soplándonos en la nuca. Felizmente, nunca se llegó a verificar nuestra participación en esa revista, así que la cosa no pasó de un susto. El caso es que partí de esa experiencia para crear al colectivo de narradores que aparece en “La Musa Travestida”. Obviamente, invertí la figura por completo: los rabiosos marginales que coquetean con la política se convirtieron en estrellas celebradas por el establishment literario limeño. Además, siempre quise fantasear en torno a un colectivo de escritores que se comporta como una banda de rock. Creo que en alguna página escribí aquello de “los Beatles de la literatura peruana”... o tal vez borré esa frase en la corrección final, no recuerdo bien...

¿Es la rivalidad el gran tema de tu segundo libro?

Uno de los grandes temas. La rivalidad, la competencia, las broncas entre plumíferos debutantes. Pero estos personajes ridículos (tenían que ser ridículos: si me voy a inmolar, por lo menos debo hacerlo con gracia) no compiten por quién escribe mejor sino por quién aparece más veces en los periódicos o quién consigue una foto en las páginas sociales o quién provoca el mayor número de comentarios en la blogósfera. En buena cuenta, estamos hablando de la literatura convertida en un show-bussiness o el libro reducido a una foto de solapa.

He tenido la oportunidad de leer tu novela, todavía inédita, “El conde de San Germán”, pero dinos tú de qué va y cuál creas que sea el rasgo que la diferencia tanto de “Manual para cazar plumíferos” y “La musa travestida”.

Te daré algunas pistas (no muchas porque ya estoy negociando su publicación). Por ejemplo, se trata de un híbrido de novela corta y libro de cuentos. Luego, con respecto al idiolecto del protagonista, hice todo lo contrario respecto del primer cuento de “La Musa Travestida” (“W. C.”). Es decir: una jerga más propia de un delincuente que de un escritor. Una jerga artificial, por supuesto, porque el habla popular me resulta insuficiente. Otro detalle importante: un componente chismográfico. Si “Sodomización Mutua” te pareció un relato en clave, aquí no necesitas decodificar nada: indiscreciones a discreción. Además, el ánimo que guió la última corrección de “El Conde de San Germán” ha resultado determinante. Es decir: la rabia. Rabia porque recién he conocido el patio trasero de la literatura (yo también, como te dije, he colgado ahí mis medias apestosas, pero ya se secaron y ya las recogí). He conocido la historia secreta detrás de cada libro y de cada reseña: he desvestido a la musa. Y no sé si hablar de mafias, argollas o amiguismo, porque todo es tan sutil, tácito y diplomático, que nadie acepta reconocer que hipotecó su conciencia. Claro, tú sólo quieres ser amable y buena onda (“una mierda buena onda”, como dicen Los Prisioneros) y crees que todos son “buenos muchachos” (y lo son: pregúntale a Scorsese). Así que después no te parece mala idea posar tus ancas en la mesa de presentación de un adefesio o terminas reseñando con pinzas un libro que, en realidad, merecería una motosierra. Tal parece que para “progresar” como escritor, uno debe aprender a pulir zapatos antes que pulir su prosa. Así que esta novela también podrá leerse como un ensayo sobre la miseria. Y créeme que no me muerdo la lengua para mencionar a los miserables. Entre ellos, cómo no, el que viste y calza.

A veces tengo la impresión que para dar una opinión valorativa y justa de tu narrativa como que hay que partir de la base de, al menos, cuatro libros publicados, ya que es axiomático que tienes un proyecto casi definido.

Es cierto. Como te dije al principio, mi ciclo metaliterario, cuando menos, comprende cuatro libros. Y a pesar de que ya me pican las manos por ensayar otros asuntos, entiendo que no puedo abandonar aún la corrección de los dos inéditos. Recuerdo que tú mismo mencionaste alguna vez que el relato “Sodomización Mutua” era una novela destilada, comprimida, liofilizada... no recuerdo el adjetivo exacto...ah, cierto: atomizada. Pues bien, yo creo que, en los cuatro libros, he derramado, quizá por descuido, bocetos de personajes y escenas que quizá requieran de un mayor desarrollo. Regué las semillas en campo pedregoso y mis manías formales interrumpieron el crecimiento. Entonces, he decidido transplantar las buenas ideas y dejar que cada una florezca en su maceta respectiva.

October 12, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Por que se aranian tanto con el exito de Roncagliolo? Que jodido es ganar un premio para un escritor peruano...al toque le cae toda la envidia encima...Si pues, quizas algunos de sus apuntes sobre Guzman son desatinados, pero no es Carlos Ivan Degregori ni Gonzalo Portocarrero...Ya se sabe que a un escritor o artista mas o menos con exito en el Peru se le pide que hable de cualquier cosa...hasta de futbol...(Faveron mismo se pone a hablar de democracia y seguro que no sabe cuales son los elementos de la Poliarquia de Dahl). Sigan pa'delante muchachos, sin envidia. A ver si mandan sus cuentitos a las Mil Palabras de Caretas o a algun juego floral por ahi. No hay nada que hacer, el enemigo de un peruano siempre es otro peruano.

October 12, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Tal y como comenté en el post anterior, la noche de ayer en la sala Borges de la Casa de América en Madrid se llevó a cabo la presentación del libro La cuarta espada de Santiago Roncagliolo. Se repartió un folleto (de 28 páginas) editado por Debate que contiene una extensa entrevista realizada por Diego Salazar. A la hora exacta del inicio de la presentación, cuando la sala estaba copada de público, apareció un Santiago Roncagliolo impecablemente vestido con una camisa negra de seda que le caía sobre unos pantalones caquis. Esta proyección personal puede ser vista como un complemento (lo mediático y lo bestsellerizado) que guarda relación con su periodístico acercamiento al tema de la violencia política.
Si bien la organización había destinado una pequeña mesa, el autor prefirió estar de pie en todo momento. A un lado del escenario había una pantalla en la que se proyectaba imágenes relacionadas con el tema del libro. "Muchas gracias por su presencia en el Viva América", fueron las palabras con las que Roncagliolo saludó al público, para de inmediato proceder a comentar la historia que motiva La cuarta espada. Así, a lo largo de su exposición el auditorio presenció a Santiago comentando con la ayuda de diapositivas los primeros momentos de la lucha armada senderista a partir de la foto del policía descolgando a un perro de un poste de luz; a Santiago mostrando la foto policial de Abimael Guzmán; a Santiago remarcando la forma en la que SL adoctrinaba a sus seguidores en las aulas de la Universidad de San Marcos; a Santiago describiendo el rol que jugó el capturado "camarada Feliciano"; a Santiago dando cuenta de la iconografía senderista requisitada por la Dincote; a Santiago hablando de la cúpula senderista que firmara el llamada Acuerdo de Paz; a Santiago enfatizando la marcada presencia femenina en dicha organización. "El nivel de violencia de los militares no fue muy distinto al de SL", expresó el autor. Otro punto que trató fue el de la extraña muerte de Augusta La Torre y de las contradicciones que surgieron de las declaraciones que sobre este hecho Guzmán e Iparraguirre dieron a la policía.
Fue una hora en la que el autor demostró su claro dominio de la escena al presentar didácticamente el material que nutre La cuarta espada. Su agilidad y desenvoltura no significó que su discurso se alejara de la traumática magnitud que para el Perú representó esta etapa de su historia. Dejó en claro de que quería mostrar a todas las partes involucradas activamente en el conflicto sin jerarquizar alguna de las historias; pretensión que tendrá que ser evaluada por el lector al momento de tener en sus manos el libro. No olvidemos que toda construcción (como es la redacción de un libro, ficción o no ficción) conlleva la intervención de un autor en la materia de su indagación.
Roncagliolo mencionó como influencias de La cuarta espada a las novelas Soldados de Salamina de Javier Cercas y Enterrar a los muertos de Ignacio Martínez de Pisón. Entre las preguntas formuladas por el público surgieron inquietudes tales como si es posible pensar el Perú de SL sin considerar la "alternativa revolucionaria" del MRTA (pregunta a cargo de Javier Corcuera), si los indígenas retratados por Arguedas "como explotados por los blancos" estuvieron dentro de SL, si había considerado el documental State of Fear (Estado de miedo) de Pamela Yates, qué pasaba hoy por hoy con los soldados que lucharon contra SL y que actualmente tienen como líder a Antauro Humala, etc.
Finalmente, transcribo una de las preguntas incluida en el mencionado folleto. "Uno de los mitos que el libro parece derrumbar es la supuesta conexión entre Sendero Luminoso y el narcotráfico...": "Bueno, sí y no en realidad. Es decir, Sendero Luminoso creó una especie de Estado en estas zonas, creó una especie de policía para proteger la zona y esto incluía a los campesinos cocaleros. Protección por la que cobraban. Cobraban un impuesto al narcotráfico, establecieron un precio por esa protección que brindaban. Era una suerte de tributo, pero no es que, como se ha dicho muchas veces, fueran el ejército de los narcotraficantes en ningún caso. De hecho, según ha salido a relucir en innumerables declaraciones, el ejército de narcos era el ejército peruano, eran las propias fuerzas armadas las que los protegían y un dinero importante era percibido por el Estado peruano".

October 12, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Más declaraciones de Roncagliolo sobre Abimael Guzmán

Ernesto Carlín, el siempre popular "Tanque de Casma", ha publicado en El Peruano una entrevista al escritor Santiago Roncagliolo acerca del libro La cuarta espada, y la ha republicado luego en su blog (blog epónimo, digamos).

La entrevista es interesante, aunque a mí me deja con la extraña (y quizás injusta) impresión de que su segunda mitad es una entrevista vicaria, una suerte de retransmisión de preguntas formuladas originalmente en posts de Puente Aéreo. Por supuesto, el interés de Carlín por hacerle llegar esas interrogantes al novelista me halaga (otra vez: quizá sin razón), aunque confieso que me hubiera gustado estar allí para las repreguntas.

(Repreguntas: ¿Cómo así es que la comparación entre los militantes senderistas y Luke Skywalker es didáctica? ¿Cómo así es acertada? ¿Eran todos los senderistas idealistas desacertados? ¿Eran todos mesiánicos iluminados? ¿Acaso la ideología senderista funcionaba de la misma manera sobre todos los individuos que la siguieron? ¿Acaso todos los senderistas optaron por Sendero Luminoso en función de su ideología o respondieron a ella de la misma manera?).

Según se puede leer en el blog de Paolo de LIma, para Santiago Roncagliolo, Abimael Guzmán fue "a mediados de los ochentas, el mejor analista político que tenía el país". Esa ya no es una banalización común y silvestre; es una mitificación irresponsable y enteramente gratuita. De hecho, el mismo tipo de mitificación que los senderistas operaban: la creencia injustificada en la total lucidez del líder.

Quizá Roncagliolo nos pueda explicar, por ejemplo, cuál es la clarividencia de Guzmán en su análisis de las culturas indígenas, en su análisis de las estructuras comunitarias andinas, en su creencia de que la estructura social tradicional de los Andes no valía en sí misma pero que, en cambio, sí podía ser fácilmente adaptable a las formas de organización partidaria que el quería imponer (imposición que, debido a esa ceguera, no funcionó jamás y se derrumbó sola), etc.

Daniel Salas, en El Gran Combo Club ha escrito un post ("¿Genio del mal?") que dice todo esto con más claridad, y del cual copio el siguiente párrafo:


"Yo siempre supe que Abimael Guzmán era un idiota, un tipo desubicado. Y lo comprobé en la famosa 'entrevista del siglo', en la que se muestra como lo que es: un ignorante, un tipo sin sutilezas, un insensible, un dogmático, un megalómano, un acomplejado; en pocas palabras, un pobre diablo. Para Roncagliolo, en cambio, superaba intelectualmente a Aníbal Quijano, a Julio Cotler, a Carlos Iván Degregori, a Guillermo Rochabrún, por mencionar a algunos [habría que añadir a Alberto Flores Galindo]. ¿A qué se debe esta pobre idea sobre la intelectualidad peruana? Muy simple, a pura ignorancia o a márketing. A Santiago Roncagliolo no le conviene la idea de que su objeto de estudio era un intelectual mediocre".

October 16, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Sendero personal

Santiago Roncagliolo, escritor
Su última entrega busca hacer un perfil de uno de los personajes más controvertidos de las últimas décadas en el Perú: Abimael Guzmán

Desde hace poco La cuarta espada, el último libro de Santiago Roncagliolo, está circulando en las librerías peruanas. En él aborda uno de los episodios más difíciles de la historia reciente del Perú: Abimael Guzmán y su movimiento terrorista Sendero Luminoso. Su particular forma de abordar este tema le ha valido ya algunas críticas. En esta entrevista responde a ellas y comenta sobre su trabajo de investigación.
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención en su investigación sobre Abimael?
- Son dos cosas. El que nunca llora. Ni sus hermanos, ni Elena Iparraguirre, ni los militares ni nadie recuerda haberlo visto llorar. Lo otro que me extraña es como él no se concibe fuera de Sendero Luminoso. No cree que haya tenido una vida personal ni nada que merezca decirse fuera de Sendero Luminoso. Incluso nunca usa el “yo”, siempre usa el “nosotros”. O se refiere a si mismo con el nombre de los órganos del partido que él dirigía. Casi como queriendo desaparecer como individuo dentro de su organización terrorista.
Cuenta en su libro que el diario El País titular un artículo tuyo sobre Abimael como “El loco más peligroso de América Latina”, lo que le generó problemas con sus fuentes. ¿Está en contra de este titular?
- El editor hizo su trabajo, buscar un titular interesante y no preocuparse de mis fuentes. Yo tuve que desmarcarme de ese titular porque perdí fuentes, entre ellos los suegros de Guzmán.
¿Pero ese titular refleja lo que piensas sobre él?
- Yo no pienso que esté loco, en realidad. Creo que cuando decimos que está loco es una forma de evitar pensar qué hay más allá. Cuando uno está loco, ya las cosas no son tu responsabilidad, son algo natural. Pero Guzmán tenía un sentido de la realidad y de la estrategia muy agudo. Y como no estaba loco, es responsable de sus actos y merece una pena de cárcel y no un tratamiento.
¿Cuál es la relación entre Abril rojo y este libro?
- Yo escribí primero Abril rojo. Pero algo me decía que la historia real era más escalofriante de lo que me podía imaginar. Abril rojo fue un empujón de interés hacia este libro.
En ambos libros narras la historia de una mujer que busca en las quebradas a su hijo desaparecido. ¿Esto lo tenías desde antes?
- Recuerdo esa historia de cuando trabajaba en la Defensoría del Pueblo. Yo tuve que entrevistar a esta mujer. Es curioso cómo la violencia del terrorismo alimentó a la del Estado, y la del Estado alimentó al terrorismo. Desde la perspectiva de los civiles los dos extremos, lejos de ser enemigos, se hacían el juego y justificaban la existencia mutuamente.
¿Cuál considera más personal? ¿Abril rojo o La cuarta espada?
- Yo prefiero este libro a Abril rojo. La violencia en mi anterior novela era ficticia, la iba descubriendo conforme iba investigando los crímenes. No tenía que encararlo tan directo. En cambio La cuarta espada todo lo que cuento es real. Creo que es mi mejor novela porque es real.
¿La considera novela?
- Es una novela en el sentido de A sangre fría de Truman Capote. Pero no es un libro periodístico de actualidad. Cuenta una historia que puedes leer aunque vivas en Birmania o Rusia, pues te habla del poder y la violencia. Si todos los personajes fueran ficticios seguirían funcionando igual.
¿No considera que comparar el uso de la ideología de los senderistas con La Fuerza de Luke Skywalker es banalizar el tema?
- No, son ejemplos didácticos. Yo no escribo sólo para un público peruano. Mis libros se traducen a unos doce idiomas. Necesito que sea muy claro qué es lo que pasó. Necesito usar referentes de cultura popular, muy simples y directos. Precisamente para que no se banalice, para que se lea la intensidad de lo que ocurrió.
¿Seguirá tratando el tema de la guerra interna?
- No, éste es el último. Yo siempre digo que la terapia ha terminado. Ha sido un trabajo muy personal porque también ha sido mi historia. Es una historia personal.
En el libro dice que lo escribes por dinero y se le ha criticado de oportunista. ¿Qué contesta a eso?
- Lo que me interesaba decir en ese párrafo era exponer qué era lo que podía vender a un gran periódico (El País de España). El dinero no era lo que me interesaba, que no era mucho. Lo importante al principio de esta historia era publicar un reportaje en un gran periódico. Cuando tienes una reunión con el editor de un gran periódico no tienes mucho tiempo ni muchas opciones. Debes tener una buena idea. Yo era peruano, así que no tenía posibilidad de ofrecer temas españoles. Había sido el 11-M, entonces había interés en el terrorismo. Eso es como empezó la historia y está dicho en la página 23 del libro. Las restantes doscientos cincuenta páginas se dedican a ver cómo no era una rutinaria historia de trabajo. Me gustaría que los críticos se leyeran el libro entero antes de criticar, es un mínimo de educación.
Se repite siempre que usted afirma que recién se está haciendo literatura sobre la guerra interna.
- No, eso no lo he dicho nunca. Hay literatura sobre la guerra interna desde los años ochenta. Lo que ha cambiado creo es la actitud del Perú, y en particular de Lima. Creo que la gente durante los 90 no quería ver, no quería mirar, lo tenía muy fresco. Hay una población ávida por saber que ya se siente más segura. Pero durante muchos años ha habido escritores tratando este tema como Luis Nieto Degregori, Oscar Colchado, Miguel Gutiérrez.

October 16, 2007  
Anonymous Anonymous said...

"Necesito usar referentes de cultura popular, muy simples y directos. Precisamente para que no se banalice, para que se lea la intensidad de lo que ocurrió."
Habría que preguntarle por qué descarto a los cruzados o los nazis... ¿No tenían todos una teoría infalible para explicar el mundo, los ponían a ellos como el eje de éste y les daba el poder para transformarlo?

usar esos referentes ha sido al terrorista que hizo explotar una bomba en el edificio del FBI hace más o menos diez años. Cuando le preguntaron qué pensaba de la muerte de los niños que estaban en las guarderías de ese edificio, respondió: "Cuando Luke Skywaker hizo explotar la estrella de la muerte, no se preguntó si había guarderías allí, cosa que de hecho había porque en una sitio tan grande no se pueden evitar."

October 16, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Genio del mal?





¿Alguien cree en el genio del mal? Yo pensaba que era una figura literaria (de la literatura ramplona, además) pero para Santiago Roncagliolo los genios del mal existen y uno de ellos era Abimael Guzmán. Según el blog de Paolo de Lima, el autor de "La cuarta espada" sostiene que:



[Abimael Guzmán] era, al menos a mediados de los ochenta, el mejor analista político que tenía el país, el único que entendía lo que estaba ocurriendo. Cuando Sendero Luminoso empieza nadie en el país sabía lo que estaba pasando, luego nadie sabía cómo combatir a este grupo terrorista porque no era una guerrilla normal, no era una guerrilla cubano-guevarista... Y ese análisis también lo había hecho él, sabía que una guerrilla típica, en la línea cubana, no era viable en el Perú.
Yo siempre supe que Abimael Guzmán era un idiota, un tipo desubicado. Y lo comprobé en la famosa "entrevista del siglo" en la que se muestra como lo que es: un ignorante, un tipo sin sutilezas, un insensible, un dogmático, un megalómano, un acomplejado, en pocas palabras, un pobre diablo. Para Roncagliolo, en cambio, superaba intelectualmente a Aníbal Quijano, a Julio Cotler, a Carlos Iván Degregori, a Guillermo Rochabrún, por mencionar a algunos. ¿A qué se debe esta pobre idea sobre la intelectualidad peruana? Muy simple, a pura ignorancia o a márketing. A Santiago Roncagliolo no le conviene la idea de que su objeto de estudio era un intelectual mediocre.

October 16, 2007  
Anonymous Anonymous said...

yo solo he comentado esa declaración de la entrevista, la cual reitera, además, el desconocimiento de Roncagliolo del trabajo intelectual en el Perú.

October 17, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Cómo gente como Faveron y otros mas, van a hacer una crítica (es más, destructiva) sin haber leido el libro, y cogiendo frases al azar totalmente decontextualizadas de cuando recien se presentaron fragmentos del libro antes del lanzamiento.
A Roncagliolo se lo quieren bajar por que su exito causa mucha envidia. Ademas es una persona joven y moderna, mientras que otros ya estan obsoletos, desfasados y nunca logararon nada importante.

October 17, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Siempre llego tarde a los debates literarios. Sucede que pocas veces leo un libro apenas sale. Por ejemplo, la semana pasada José Alejandro Godoy destacó la siguiente frase de Santiago Roncagliolo en su última obra, La cuarta espada, un reportaje novelado sobre la vida de Abimael Guzmán:

“El valor casi místico que se atribuye la ideología (senderista) recuerda a la Fuerza de Luke Skywalker…”

Analogía extremadamente infeliz que revela una ignorancia supina tanto de la ideología senderista como de la mitología de Star Wars. Uno podría pensar que se trata de un gazapo, un error menor, que, bueno pues, se le chispoteó. Pero no. En el Moleskine de Iván Thays, leo la defensa de Roncagliolo cuando Tanque de Casma le traslada el cuestionamiento:

¿No considera que comparar el uso de la ideología de los senderistas con La Fuerza de Luke Skywalker es banalizar el tema?
- No, son ejemplos didácticos. Yo no escribo sólo para un público peruano. Mis libros se traducen a unos doce idiomas. Necesito que sea muy claro qué es lo que pasó. Necesito usar referentes de cultura popular, muy simples y directos. Precisamente para que no se banalice, para que se lea la intensidad de lo que ocurrió.

Pues no solo banaliza el tópico senderista, sino que ofrece una imagen bastante incorrecta de la Fuerza. ¡El horror! Mi lado cívico y mi lado fanboy, por primera vez, se arañan simultáneamente.

En fin, como decía, llego tarde a los debates literarios. No he leido La cuarta espada y dudo mucho que algún día me dé el tiempo para hacerlo. Pero lo que sí leí fue Abril rojo y aquí viene este post, más bien tardío.

La novela empieza bien, sin pretensiones, pero poco a poco va perdiendo ese saludable tonito tongue-in-cheek (v.g. los informes del fiscal) y empieza a parecerse sospechosamente a un cómic de Alan Moore: From Hell (una especie de historieta de horror/documental ficcionado; una reconstrucción de la sociedad inglesa victoriana tan escrupulosa que 100 de las 500 páginas están dedicadas a la documentación de los hechos narrados).

Mientras avanzaba Abril Rojo me sentía estafado. ¡Esta historia ya la había leido! El fiscal Chacaltana era el inspector Abberline. El comandante asesino era Jack el Destripador. Ayacucho del 2000 era el Londres del siglo XIX. El mito del Incarri mal interpretado por Roncagliolo remplazaba a la simbología masona meticulosamente reconstruida por Moore. Y en la página 62, cuando el asesino de Abril rojo empieza a delirar -sin que venga al caso- que con él empieza el siglo XXI, pues allí casi lanzo al libro por la ventana al grito de plagio! ¡Por favor, el leit motiv de From Hell es que Jack el Destripador está convencido de que está inaugurando el siglo XX! ¡Mi plata!

Anyway. Cansado de buscar alguna idea original, me fui a Google: “From Hell” + “Abril Rojo” arrojó 432 resultados. Uno de ellos es esta confesión de Roncagliolo, cuando cuenta que siempre quiso escribir algo de horror pero no sabía cómo:

La solución me llegó de la mano de una película llamada From Hell, con Johnny Depp. La película narraba la historia de Jack el Destripador, y a partir de ella, describía a la sociedad inglesa de finales del siglo xix: una sociedad enferma, que se veía como un elegante imperio victoriano pero se alimentaba de las prostitutas de los barrios pobres. La película estaba basada en una historieta homónima de Alan Moore, que busqué y devoré en una biblioteca pública. Cuando terminé de leerla, supe que yo quería escribir algo así.

Bueno, al menos lo admite. Pero podemos decir que es interesante cómo nuestro fan de George Lucas sí consigue el horror. Porque la novela no camina tan mal mientras se parece a From Hell. Pero hacia el final de la historia, Roncagliolo abandona el luminoso sendero de Moore y termina la novela al peor estilo de Agatha Christie. Y entonces aparece el verdadero horror de Abril rojo: la novela no es un remake de Moore ni un homenaje, sino un Frankenstein. ¡El horror! ¡El horror!

October 17, 2007  
Anonymous Anonymous said...

A ver si Roncagliolo pone en ese librito lo que le pasó cuando visitó a Oswaldo Reynoso implorando información. El Maestro solamente le espetó tres preguntas: "¿Sabes algo de marxismo?¿Has leido alguna de las cinco Tesis? ¿Tienes algún conocimiento de guerra de guerrillas?"

Frente al silencio sideral de Santiaguito, el Maestro lanzó la última pregunta: "Y entonces ¿Cómo mierda vas a escribir algo sobre Abimael?".

Esperaré la edición pirata para enterarme de la respuesta.

October 17, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Estoy leyendo el libro, y la impresión que me deja es la de un ensayo prolijo, bien -muy bien- escrito, y original por la inclusión de tecnicas narrativas en el tratamiento de un informe real.
Consulta: algunos de mis dilectos amigos ha leido a Lee, a Harper, a Kapuscinzki, o quiza a Hemingway?

October 17, 2007  
Anonymous Anonymous said...

Acabo de terminar de leerlo y la verdad como dijeros en otro comentario, es una prosa facil de leer y ciertamente a los que recordamos esa epoca trae recuerdos imborrables.
Solo me parece que cuando habla de los crimenes de las 2 partes(sendero y FFAA) habla mucho mas de los segundos que de los primeros donde en varios parrafos los describen como gente educada y comprometida y da la impresión que lo que hicieron fue producto de los psicopatas de sus dirigentes.
Bueno esa es la impresión que me da
en todo caso leanlo y haganse de su propia opinión.

October 17, 2007  
Anonymous Anonymous said...

si me mando con una suerte de reseña crítica de la cuarta espada de roncagliolo es porque es básicamente un libro de no ficción, y por lo tanto, en cierto modo, entra a un terreno en el que me siento más cómodo y tranquilo.

confieso además que el libro me gustó más hacia el final que al inicio (y terminé perdonando la de luke skywalker) . es un intento, como dice el propio roncagliolo, de hacer prensa, de buscar la noticia grande, de hacerla en españa. y es un mal intento. de verdad. roncagliolo es un mal periodista pero buen narrador: no sabe encontrar la noticia, falla todo el tiempo, se molesta porque en una semana no ha hecho contactos (cuando a veces, en cualquier otra investigación social, te puedes demorar más que eso).

a ver. digamos que el libro no aporta nada más a la senderología y creo que algunos (me incluyo) nos equivocamos pensando que este libro iba a decirnos algo más que lo que dijo el informe final de la comisión de la verdad. craso error. este libro más bien juega con una vieja idea de sarte para quien la historia se refleja tanto en la anécdota como en los grandes hechos. aunque busca ser una suerte de "retrato del Mal", en realidad el libro aporta para ver pues los pequeños hechos, aquellos que no salen en los ensayos sociológicos o antropológicos.

ya, pero hay dos problemas fuertes de la cuarta espada (a mi parecer): el primero tiene que ver cuando roncagliolo intenta hacer senderología y patina feo. cae en fuertes inexactitudes (como dar a entender que del levantamiento de tupac amaru II aparece el mito de inkarri, usar a wikipedia como fuente para describir la revolución cultural china, decir que benedicto jiménez fue elegido congresista, etc.) o sugiere cosas que o te sonrojas por la inocencia de roncagliolo o, si eres de los conspiracionistas, ves la influencia de ensayistas como carlos alberto montaner y alvaro vargas llosa. así su descripción de los comunistas y marxistas es simplona y cree que con un par de comentarios al vuelo los destruye. se le escapa la pretensión a roncagliolo.

el segundo problema ya tiene que ver con el otro protagonista de la crónica: el propio roncagliolo. como en la cita, no se sabe qué quiere mostrar al lector. ¿es el periodista roncagliolo un maldito? ¿un descreído apolítico? ¿un mercantilista de la noticia roja? (y es esa inseguridad sobre sí mismo la que termina traicionando a roncagliolo como en abril rojo, que de ser una copia de from hell termina siendo un capítulo aburrido de csi). abusando (mal) de la fórmula del periodista gonzo de hunter thompson, el viaje de roncagliolo a esa suerte de peruvian dream, resulta aburrido, es un soso acompañante. enfatizar todo el tiempo en que es hijo renegado de la izquierda a estas alturas del partido resulta inocuo. en un pasaje relata roncagliolo que de tanto entrevistar senderistas esta padeciendo "un brote de radicalización, y es como una enfermedad". sigue: "comprendo que, en el caldo de cultivo adecuado y a la edad propicia, mi rabia prendería, buscaría una manera de expresarse, una válvula de escape, una voz atronadora, tan sonora que nadie pudiese dejar de escucharla". (p. 190).


santiago roncagliolo. fuente: gulmo

vamos, tampoco es para tanto. el asunto es ver la radicalización (acompañada de ansiedad e indignación) como una enfermedad (que, me imagino hay que curar). ¿por qué habría de ser así? ¿está mal acaso radicalizarse? ¿es que la radicalización (de)genera en sendero luminoso? mucho rollo para alguien que en los noventas quería ser escritor siendo joven, guapo y drogadicto. quién sabe.

en fin, quizá lo mejor del libro es el final. una conversación con elena iparraguirre en la que (además de enterarse que a abimael guzmán le gustó abril rojo), ella habla un poco del amor en sendero luminoso.

también viene:
- abimael guzmán: verdades y mentiras (blog del morsa)
- más sobre la cuarta espada (paolo de lima)
- roncagliolo responde (iván thays)
- el sendero de roncagliolo (josé godoy)
- violencia pop (horacio morell)
- sendero personal (ernesto carlín)
- santiago roncagliolo, george lucas y alan moore (marco sifuentes)

perútags: abimael-guzmán captura presidente-gonzalo augusta-la-torre vladimiro-montesinos alberto-fujimori elena-iparraguirre sendero-luminoso terrorismo derechos-humanos santiago-roncagliolo cronica periodismo españa la-cuarta-espada comunismo marxismo leninismo maoismo

Publicado por Roberto en 9:06 AM

Etiquetas: historia, karl marx, sendero luminoso

4 comentarios:

Roberto dijo...

fátima dice:
has sido muy bueno con roncagliolo

cu cu ca chú dice:
es que sabes? lo estuve pensando y creo que no hay que buscarle tres pies al gato. no es un ensayo sociologico. y creo que asi hay que tomarlo, como un anecdotario.
si, no escribio a la altura, pero por que todos tendrian que hacerlo?

fátima dice:
tienes razn. pero no has sido lo suficientemente categorico con eso. siento muy blando el post.
11:57 AM
fátima dijo...

podríamos demolerlo? podríamos dejar de darle tanta palestra a ese sujeto? a mí, personalmente, me indigna que personas aparentemente mononeuronales, cuyos escritos están llenos de inexactitudes, tengan la concha de decir que como todo el mundo lo lee (no el perú, el mundo) debe hacer las cosas más "legibles".

es simple, no me gusta que me subestimen.

que este libro sirva para que el debate sobre los 20 años de violencia política no se pierda....
12:05 PM
ivo urrunaga dijo...

Compré el libro de Roncagliolo pensando en darle otra oportunidad pero el resultado ha vuelto a ser un real fiasco.

El patín es algo así como un escritor sin biblioteca y la embarra constantemente.

Lo han inflado y elevado demasiado alto.
12:12 PM
Carlitos dijo...

Para el otro año pedimos que el premio ALFAGUARA lo entregue IVO.

October 17, 2007  

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