Tuesday, December 05, 2006

PIMENTEL CONTESTA

Carta de Jerónimo Pimentel
Marco: Demos
trando
que el
sectarismo con el que lleva su programa es hermano de una galopante paranoia, Thays asegura que lo he insultado “de manera pública o privada” aún antes de que él conociera de mi existencia (¿?). Difícil comprender los fantasmas que lo atormentan, porque de hecho sólo me he referido a él en dos ocasiones, y en ambas respecto a su desempeño televisivo. La última, en Caretas TV 1953, en la columna que originó su comentario. La primera, en Caretas TV 1858, a través de un paréntesis en el que lamentaba el pobre nivel de su programa, en el contexto de la salida de Bernard Pivot de la TV francesa. El resto es materia fértil para su psiquiatra.(SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)

24 Comments:

Blogger DINTILAKO said...

(SIGUE)

Pero el mismo Thays da una clave de su estado mental. Dice que “cultiva enemigos gratuitos” para saber qué es lo que mejor hace, lección que heredó, imagino, de su amigo Fernando Ampuero. A mí lo único que me enseñaron a cultivar fueron pasiones y frijoles. Lo otro me parece un franco desperdicio de tiempo. Lo que sí, es risible que Thays crea que él y yo tenemos un tema porque no acepto la forma en la que conduce su programa, marginando escritores por arbitrariedades y evitando la presencia de otros a través de insultos, menosprecios e infamias (algo que no puede rebatir). Él, que es tan poco profesional que no puede separar sus intimidades de su trabajo -en el canal del Estado-, no podrá entender jamás que donde ve encono, yo hago servicio público.

Thays no refuta nada de lo sustancial de mi crítica, pues no puede. En cambio, opta por la vieja táctica que él y sus amigos despliegan cada vez que se les critica: insultar. Y en mi caso (no es la primera vez), los dardos van para mi padre, pues tengo la suerte de tener uno que además de talentoso es decente; tanto, que fue perseguido por igual por senderistas, apristas y reaccionarios. La alusión familiar de Thays es lo suficientemente mísera como para que yo añada más comentarios.

Además, lo sabes bien Marco, es muy fácil ponerlos al descubierto. Cuando se les entrevista, uno es bienvenido (http://puenteareo1.blogspot.com/2006/11/una-mesa-redonda.html#links) y sus preguntas son interesantes (http://notasmoleskine.blogspot.com/2006/10/favern-en-caretas.html); cuando se les pone en cuestión, uno es un dechado de mala voluntad. Lo penoso es que creen que tergiversando confrontan, como Faverón, cuyo culto al rencor –como el que se atribuye Thays- tú conoces mejor que nadie. Ese señor, por ignorancia o desinformación, se pregunta si es dable reservarse críticas a un profesor para conseguir un auspicio, y se atreve a endosarme la respuesta. El caso es que Thays, el adalid de la decencia en la web, la máquina argumentativa que no acepta anónimos ni injurias, critica al profesor Ricardo González-Vigil llamándole “cerebro cáscara de nuez”, y luego, con hipocresía infinita, emprende una cruzada en la blogósfera para adecentar los debates y condenar los insultos. Y Faverón cree que “cerebro cáscara de nuez” es una crítica justa para un catedrático cuyo magisterio no igualará en siete vidas (pero ojo, si le comentan positivamente el libro, el académico sí merece respeto: http://puenteareo1.blogspot.com/2006/11/gonzlez-vigil-sobre-toda-la-sangre.html#links), y luego se pregunta, en un acceso de ingenuidad, por qué nadie explica qué necesidad hay de invitar a Miguel Gutiérrez a la TV, cuando él mismo lo ha antologado hace un mes.

En fin. Disculpa la extensión de la carta. No manejo la brevedad del post, ni me interesa por cierto. Un abrazo, Jerónimo.

December 05, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Además, lo sabes bien Marco, es muy fácil ponerlos al descubierto. Cuando se les entrevista, uno es bienvenido y sus preguntas son interesantes; cuando se les pone en cuestión, uno es un dechado de mala voluntad.

December 05, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Pucha qué mal escribe Pimentel, se va por las ramas. vaca escribele tu la replica porque sino Thays y Faveron lo revuelcaaaaan.

December 06, 2006  
Anonymous Anonymous said...

ya vieron como Faverón acepta anónimos para aumentar sus 0 comments de su blog?
parece que le dolió que le dieran con palo en el Útero de Marita...

December 07, 2006  
Anonymous Anonymous said...

EL ESCRITOR PERUANO ESTÁ DESNUDO

Héctor Ñaupari*

El reciente debate sobre narradores y críticos ha mostrado que, en el Perú, el escritor está desnudo. Es hora de decírselo. El escritor peruano carece de una infraestructura mínima que lo represente, que defienda sus intereses y lo resguarde ante las múltiples vicisitudes y necesidades que lo acosan. Del mismo modo, a los narradores, ensayistas y poetas nacionales les faltan críticos serios, preparados, intachables y comprometidos con la promoción de la literatura nacional. Esos críticos, en estas tierras, sencillamente no existen.

Asimismo, no tienen manera de definir su propia situación en el Perú, ni un aparato intelectual o siquiera unos instintos que le permitan encontrar su lugar en los procesos políticos, económicos y sociales de nuestro país. Quizás por esa causa, no son considerados como líderes de opinión en la sociedad peruana –tal cual ocurre en todos los demás países del mundo civilizado– y la publicación de sus libros pasa completamente desapercibida para la televisión y la radio locales, es decir, para los medios de comunicación más efectivos para llegar masivamente a sus posibles lectores.

Nuestros escribas se hallan desprovistos también de una infraestructura mínima de mercado para poder vivir de su literatura: en estas costas no hay agentes literarios, ni editoriales que sean considerados un caso de éxito empresarial, ni librerías importantes, ni mecenas empresariales, institucionales o personales que financien la creación literaria. En ese aspecto, el Perú es un páramo. Pero, sobre todo, el escritor peruano no tiene lectores: en una sociedad donde elites pudientes y masas empobrecidas, donde blancos, mestizos y afro peruanos, ricos o pobres, todos por igual, no han leído en su vida un solo libro completo, en cuyas casas jamás se ha visto una biblioteca, donde los libros son parte de la decoración de salas y dormitorios –y eso, sólo cuando están de moda– quien se dedique a escribir aquí es un verdadero extraño, se quiere morir de hambre o está loco. Si existen algunas excepciones a estas carencias, son sólo excepciones: burdos harapos que nunca alcanzan a cubrirnos del todo.

En esta tierra yerma que es el Perú para la literatura, considero que la primera responsabilidad de esta trágica situación somos los propios escritores. Primero, porque no escribimos para nuestros lectores. No pensamos en ellos. No nos interesan. Los narradores se han vuelto vulgares matarifes. Ni siquiera llegan a cirujanos. Sólo exponen vísceras animales –sobre todo las suyas– y las exhiben en un camal al que llaman novela o cuento. Sangre, suciedad, prostitución, travestismo, hoteles derruidos y malolientes, drogadicción y violencia política o social –sea para cumplir sus propias agendas o las de sus jefes, aquí o en el extranjero– son los temas. Los muy pocos que salen de la escritura de letrina son nefelíbatas, decoradores de interiores literarios: apenas logran generar un par de buenas atmósferas, pero nada más. En uno u otro caso, investigar o escribir sobre otros asuntos –los que verdaderamente pueden interesar a los lectores– es venderse, rebajar su olímpica condición de iluminados.

A esos seudo creadores habría que recordarles que los lectores peruanos quieren, a mi juicio, escapar del mundanal ruido nacional y vivir la vida de otros, por ejemplo, a través de un buen libro. O conocer en forma de ficción la vida privada o pública de sus antecesores. O leer sobre los mitos y leyendas provincianos, que las abuelas nos contaban para aterrarnos. Tres ejemplos al respecto: en trescientos años de régimen colonial, pródigos en lances románticos, aventuras de piratas, atrevidos arcabuceros, cardenales intrigantes y pérfidos virreyes, lo único que existe para los lectores es Piratas en el Callao. Es una afrenta, tanto para los matarifes como para los señoritos de largos cabellos de la palabra, que sepamos, por un cineasta cholo, del mito ayacuchano del Jarjacha, hombre convertido en monstruo al cometer incesto. A ninguno de ellos se les ha ocurrido escribir, en forma de novela histórica, sobre las fantásticas vidas, llenas de luces y de sombras, de Piérola, Castilla o Cáceres. En su afectada condición de creadores, sea de desagüe o decorativos, unos y otros han pasado por alto lo obvio: sin lectores, no hay escritores. No hay librerías. No hay infraestructura ni mercado para los libros. No hay críticos responsables sino sicarios de la pluma. No hay posición ni liderazgo. No hay, en buena cuenta, nada.

Los escritores también somos responsables de eso que el genial Revel llamaba hemiplejia moral. Llamémosla también esquizofrenia vital. Los escritores peruanos se pretenden de izquierdas, pero en realidad quieren vivir como de derechas. Por eso, aunque desean una buena vida –como cualquier mortal– reconocer la sola existencia del mercado les parece obsceno. Identifican al empresario como un hombre de las cavernas. Ello no obstante, nuestros escritores quieren con frenesí tener ese confort material. Por eso no saben si traicionar sus principios y no vender un solo libro, o traicionar y ser exitosos y subsistir, por lo menos, sin carencias. Esa conducta es un error. Desconocer la realidad del mercado es como ir contra la ley de la gravedad: sólo los obtusos la negarían. Puede creerse o no en el liberalismo o en el socialismo, pero no se debe menospreciar a quien cumple su rol en el mercado, como trabajador o empresario, ni idealizar a uno rebajando al otro. Los escritores vuelven a pasar por alto aquello que les estalla en las narices: que la actividad a la que uno se dedica en el mercado no supone, automáticamente, negar lo que uno es y en lo que cree.

Hasta que no nos dediquemos a los lectores y superemos esa hemiplejia moral que nos aturde, no construiremos un verdadero mercado ni una institucionalidad mínimas para la literatura peruana. Ésa es la tarea que debemos en verdad imponernos. Los peruanos leerán si somos capaces de conmoverlos, seducirlos o hacerlos mejores con buenas historias o poemas llenos de intensidad, sensualidad y altura. Podemos seguir haciendo lo de siempre: sacarnos las vísceras unos a otros en un teatro vacío, condenándonos solos al silencio –creyendo torpemente que lo hacemos con otro escritor al que nos oponemos ideológicamente– negándonos cobardemente a debatir sobre estos temas, creyendo, como los levitas o el Bartleby de Melville, que nos mantenemos puros si no hacemos nada. O podemos cambiar y así cambiar al Perú. El escritor peruano ya no puede ni debe estar desnudo. Es hora de vestirnos.


Surco, 6 de Diciembre de 2006

December 07, 2006  
Anonymous Anonymous said...

¿Qué hacer con un programa cultural en la TV. estatal? Carlos batalla

En el Perú las polémicas culturales son como un remolino en un vaso de agua. Y más aún cuando se relacionan con los medios de comunicación. Demasiado encono para negar lo que dice o hace el otro, y mucha soberbia para contestar desde la otra orilla. Mezquindad pura, por un lado, y absurda vanidad, por el otro, para abordar un asunto que más que académico es una cuestión de saber gestionar bien un producto cultural y de contar con una visión empresarial que refuerce un plan cultural massmediático con relativo éxito.


La televisión del Estado peruano debiera ser un espacio más abierto, plural y democrático que las televisoras privadas, donde la prioridad es el negocio comercial y no la difusión sistemática de valores humanos y conocimientos. Sólo siguiendo esa pauta se avanzaría más de lo que se ha avanzado en el último quinquenio.

Sin embargo, la miopía de los ejecutivos puestos a dedo suele llevar a políticas poco afortunadas, atrabiliarias o poco consideradas y honestas para con quienes intentan hacer un programa decoroso que aborde los temas de cultura, artes y ciencias a nivel nacional.

Imaginación no es lo que falta (hay que hacer un esfuerzo para hallarla, pero no es en vano); lo que escasea es firmeza, voluntad y presupuesto suficiente para mantener en el aire un programa que bien llevado -léase gestionado- puede convertirse en un eje de debate y propuesta en el marco hoy debilitado de la televisión como servicio.

En ese contexto, quizás sea interesante abordar el punto con un criterio práctico. Menos teórico o hipercrítico, y más mediático, lo cual no significa falta de rigor en la propuesta. La idea, entonces, es hacerle la pregunta clave al lector y/o televidente: ¿qué hacer con un programa cultural en la TV. estatal?

Cada quien puede añadir sus propias respuestas, por mi parte anoto diez medidas urgentes para hacer frente al reto del programa cultural propio:

1. Darle un norte, una brújula, para que no se pierda en la nadería o en el arte de mirarse al ombligo (para autistas ya tenemos bastante con buena parte de nuestros políticos).

2. Conducirlo con el suficiente tino y desparpajo a la vez, para hacer sentir al televidente que no se es un autómata o alguien programado desde algún cerebro paraestatal (en televisión las mejores intenciones terminan pagando culpas ajenas).

3. Hacerlo vivaz, dinámico, por el lado visual; así como informado pero sin llegar a la pedantería, por el lado del contenido. Ser coherente y atento con aquellos problemas que son parte de nuestra vida diaria (entre hablar de la "Identidad Cultural o Literaria de la Nación" o de las salidas inteligentes para superar la falta de tiempo para escribir, prefiero esta segunda opción).

4. Cuidarlo de la asfixia de ciertos “caseritos”, ya sea artista plástico o escritor (consagrado o en ciernes), quienes "dicen" lo que no saben o "saben" lo que no dicen.

5. Otorgarle al programa cultural de marras el respeto de los propios ejecutivos del canal. Y eso empieza por no aceptar un trabajo ad honórem, aunque se diga luego que de otra forma no hay programa (ya es vieja la tradición en medios que la cultura debe ser barata si no, no sirve).

6. Asumir riesgos con él y no ser víctima inocente o adrede de la odiosa cháchara de los viernes (romper con el “té de tías”), lo que hace a cada programa un espacio desconectado de la realidad.

7. Tratar en lo posible de enriquecerlo con una agenda novedosa, buscar aliados para que ésta se mantenga y saber renunciar si no se consigue avanzar absolutamente nada (las artes y las ciencias no son patrimonio de las Academias).

8. Concederle personalidad, no la del conductor, sino la que sus propios medios y recursos le permitan desarrollar (evitemos que la apatía sea sinónimo de cultura, y que, si se tiene a una momia de presentador o conductor, éste debe ser mínimamente capaz de hacer algún gesto particular o recordable).

9. Regalar al programa cultural la opción de pensar en sí mismo, de hacer balances, autocríticas, nuevas búsquedas. Darle vida propia (un programa cultural es un ser vivo, no un vivo que quiere ser).

10. Hacerlo sordo a las críticas “mala leche”, pero muy oyente de los buenos consejos que pueden venir de “amigos”, pero también de “enemigos”. Porque estamos en el Perú, señores, y aquí te pueden llover flores o heces de donde menos te esperas.

December 07, 2006  
Blogger DINTILAKO said...

Saludamos la apertura democrática a las opiniones en el blog Puenteaereo.

December 07, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Sin duda que es un buen sintoma que puente aereo permita los comentarios anónimos, por lo demás siempre quedará en potestad del administrador del Blog que anónimo publicar y cual no.
Pero por favor Faveron no le publiques un solo comment a Leo Zelada

December 07, 2006  
Anonymous Anonymous said...

"Saludamos la apertura democrática a las opiniones en el blog Puenteaereo?"

cómo sabes que es democratica?

December 08, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Por que toda apertura es democratica

December 08, 2006  
Anonymous Anonymous said...

A todos los respetables miembros de la Comunidad de Comentadores Anónimos de Puerto El Hueco:

Hago un llamado para que NO CAIGAMOS EN LA TRAMPA DE FALSERON. Ha abierto la opción de comentarios a los anónimos porque su rating está tan caído que necesitaba tomar medidas de emergencia para levantarlo. Ha pasado de 0 comentarios a 1o comentarios en su último post. POR FAVOR, NO INGRESEN COMENTARIOS, CUALQUIER COSA QUE QUIERAN COMENTAR SOBRE ESE BLOG, PUBLIQUENLA AQUI EN PUERTO EL HUECO.

Gracias

El anónimo veneciano

December 08, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Pobre la respuesta de Pimentel aparecida en el blog de Marco Sifuentes. En su descargo podríamos decir que el tema le interesa tan poco que ello se refleja en la pobreza de elaboración del texto, dentro de una situación en la que todo estaba servido para una descarga mucho más contundente. Es por ello que me permito apuntar las falacias mayores con las que Thays ha pretendido desestimar el artículo de Pimentel, pasando a la ofensiva acusándolo de calumniador.

En el post aparecido en MOLESKINE anunciando su respuesta (la misma que aparece en MOLESKINE EDITORIAL, linkeada desde este post), dice Thays que desde hace varios años, Pimentel ha hecho lo siguiente:

1.Se ha burlado de él
2.Ha ridiculizado su obra (¿literaria o tiene alguna otra?)
3.Lo ha insultado de manera privada, a través de frases e indirectas
4.Lo ha insultado de manera pública, a través de frases e indirectas

Si nos atenemos, a la respuesta de Pimentel, estas 4 afirmaciones serían todas calumnias. ¿tiene cómo probar Thays todo lo dicho? No lo creo.

A renglón seguido dice que “Pimentel sólo ha repetido los viejos e indemostrables reclamos contra mí (que uso el programa para hacer lobbys, que censuro escritores, que uso mis reseñas y mi programa para vendettas personales)”. Vamos a analizar uno a uno estos puntos a fin de “demostrarle” una vez más al Sr. Thays lo evidente que es para todo el mundo, aquello que él considera indemostrable:

1.USO EL PROGRAMA PARA HACER LOBBYS:
El lobby es la actividad mercantilista por excelencia. Se trata de usar y usufructuar un poder entregado por el pueblo (en este caso, la conducción de un programa televisivo en la señal del ESTADO), para satisfacer los intereses de determinados grupos. En el caso particular, de Thays, ¿cuáles son estos intereses? Veamos:
a)Asegurar cobertura mediática para sus amigos. No hay cachorro que no haya desfilado por el programa. Sí hay muchos escritores jóvenes que nunca fueron mencionados pese a haber sido publicados y reseñados favorablemente por la crítica especializada.
b)Una inteligente dosificación en los énfasis puestos a las publicaciones de determinadas editoriales permite obtener beneficios de tipo personal. Thays se ha jactado públicamente de tener abiertas las puertas de editoriales grandes como ALFAGUARA, de la que incluso ha sido miembro del jurado en su Premio de Novela. Preguntémonos: ¿habría conseguido eso Thays si no hubiera tenido a su cargo la conducción de dicho programa? Por supuesto que no.
c)Los instrumentos de presión favoritos de los lobbyistas son la prebenda (o aliciente económico) y el comunicado firmado por miembros del gremio (primorosamente publicado en un medio de prensa importante). ¿Qué hizo Thays cuando fue despedido (“arbitrariamente, sin pedirme explicaciones”, alega este nabokoviano funcionario público) de canal 7? Pues, lo que hace todo lobbyista, acudir a sus amigos, todos ellos notables escritores o académicos (a los que nuestro personaje nunca escatimó una entrevista generosa y echadita, o una reseña harto regalona), para que firmaran una carta dirigida al Presidente del directorio del canal estatal, exigiendo su reposición al frente de la conducción del programa. Es más, la mismísima revista CARETAS lo ayudó en aquella oportunidad, publicando una notita defensora con foto y todo.

2.CENSURO ESCRITORES:
Demostrar esto es tan fácil como demostrar que Jaime Bayly es bisexual: basta con atender a lo que el mismo Thays ha dicho una y otra vez: que él no tiene por qué invitar a personas que no le caen bien o que le parecen “moralmente repudiables”. Siempre hay un argumento para ejercer la censura, pregúntenle a Hugo Chávez.

3.USO MIS RESEÑAS Y MI PROGRAMA PARA VENDETTAS PERSONALES:
¿Cómo alguien puede ser tan caradura? La censura a ciertos escritores a los que decidió no invitar a su programa adrede es su venganza favorita. Y en cuanto a la vendetta vía reseña, el caso más famoso es el de Pedro Salinas.

Luego de esto continúa Thays diciendo que Pimentel además, esta vez lo ha difamado, al decir “que VANO OFICIO ganó un premio y no repartí el dinero con el exproductor del programa”. Nuevamente Thays busca sorprender y victimizarse poniendo en boca de Pimentel algo que éste nunca dijo. La frase de Pimentel era:

“Cuando VANO OFICIO tuvo algún mérito, haciéndose merecedor de un premio incluso (que no compartió), fue gracias a la estructura de su programa..”

¿Quién habló de dinero? Muchos pudieron pensar que se trató de un diploma, un trofeo, una plaquita. Y podríamos entender la frase de Pimentel en el sentido de que NO COMPARTIO EL CREDITO, pero eso probablemente lo pueda desmentir Iván, mostrando el video con su discurso de recepción del premio, en el cual seguramente compartió el galardón, agradecido, con todo su equipo de producción. Lo cierto es que Iván recibió uno de los 10 premios de 20,000 euros que se entregaron ese año (el premio gordo de 100,000 euros fue a parar a otras manos) , pero nadie lo ha acusado de quedarse con el billete.

Luego, en lo que resta del post, Thays acusa a Caretas de darle una página entera para replicar a Pimentel, pero con una “obvia diferencia de diagramación” (¿?); advierte a sus lectores que no caerá en insultos, ironías y bajezas, pero en seguida calumnia a Pimentel diciendo que éste:
a)Ha recomendado que lo despidan de canal 7 (falso, Pimentel recomienda “replantear la cobertura literaria que realiza la señal estatal” ).
b)Ha pedido de manera indirecta a la PUCP que le quiten el auspicio a su programa POR HABER INSULTADO a un profesor de esta universidad (falso, Pimentel señala la doble cara de Thays, recordando “aquella vez que denigró desde estas mismas páginas (CARETAS 1877) a un respetable catedrático de la misma universidad que auspicia su programa, la PUCP).
¿Dónde está el pedido?
En seguida dice que “por falta de espacio” no pudo explicar lo del insulto a González Vigil, y que lo dejó para MOLESKINE. Nadie ha podido leer hasta el momento esa explicación, seguimos esperando, aunque probablemente ahora la respuesta será que “ya está aburrido de hablar del mismo tema”

Bueno, vayamos ahora a revisar la respuesta de IVAN THAYS publicada gentilmente por CARETAS, titulada:

RESPUESTA A CARETAS TV

Pasaremos a analizar un típico ejemplo de retórica hueca y manipuladora:

1.La primera frase (“ a los enemigos hay que cultivarlos”) ha sido cuestionada por el mismo Pimentel, pero vale la pena insistir en ello. Thays inicia su respuesta con esta frase efectista sin percatarse de lo que está diciendo. Sí pues, la gente imbécil como él, anda por la vida cultivando enemigos, y él puede ya jactarse de tener una legión. Y el argumento de que “los enemigos” lo odian por envidia, lo podría esgrimir alguien realmente exitoso y con reconocimiento internacional. No es razonable pensar que un mediocre como Thays haya logrado acumular tantos enemigos, salvo que aceptemos las razones expuestas en el artículo de Pimentel, las mismas tantas veces repetidas por otras tantas personas de nuestro medio literario. Si la envidia por los éxitos cosechados fuera el principal imán para atraer los odios y los ataques de los “envidiosos”, entonces los principales blancos de los mismos serían escritores como Jaime Bayly o Santiago Roncagliolo y no alguien como Thays.
2.La siguiente artimaña de Thays consiste en acusar a Pimentel, sin pruebas, de haberlo insultado a él y a Faverón anónimamente (“...anónimos en internet que usan un lenguaje sospechosamente parecido al de Pimentel”). La lógica indica que esto carece de todo sentido, ya que, ¿por qué necesitaría Pimentel recurrir a la anonimia y a los espacios de internet, cuando acababa de “insultarlo y difamarlo” (Thays dixit) en columna publicada en CARETAS, espacio cuya lectoría es 100 veces mayor que la que podrían lograr los blogcitos de Thays y Faverón juntos, y 1000 veces mayor que la audiencia que lograría VANO OFICIO si le dieran el horario de Sábado a las 8:00pm?
3.Eso de que lo despidieron del canal porque alguien le hablo mal de él a un gerente tendría que probarlo, ya que las versiones que circularon en su momento decían que se trataba de un tema presupuestal combinado con los pobres resultados de rating que exhibía Vano Oficio.
4.Thays acusa a Pimentel de difamarlo por decir que “no compartió el premio” y para demostrarlo nos dice:

“...mi candidatura fue propuesta muchos meses antes de que existiera el programa, a raíz de un artículo sobre mi obra publicado en Holanda. No tuve relación con la Fundación hasta que gané el premio, así que nunca vieron un video de VANO OFICIO. El premio me lo otorgaron en calidad de ser un escritor con proyección (Vargas Llosa hizo la presentación de mi obra)...”
Ante estas declaraciones sólo queda pensar, o que Thays tiene muy mala memoria, o que es un mitómano de manicomio, o que miente descaradamente.
Veamos lo que dice (en realidad es TODO lo que dice) el reporte del jurado del Premio Príncipe Claus:

“Iván Thays is a leading exponent among a new, more contemporary-oriented generation of Latin American authors. He has distinguished himself in Peru as the presenter of and the driving force behind a literary TV programme, Vano Oficio, which has acquired a particular niche for itself due to recent political changes in the country. This popular programme is truly pioneering.”
(EN: www.princeclausfund.org/en/what_we_do/awards/2001thays.shtml)

cuya traducción sería más o menos:

“Iván Thays es un exponente principal dentro de una nueva y más contemporánea generación de autores. SE HA DISTINGUIDO EN PERU POR SER EL PRESENTADOR Y EL MOTOR DETRÁS DE UN PROGRAMA DE TELEVISION, Vano Oficio, el mismo que ha conseguido un nicho particular por sí mismo debido a los recientes cambios políticos del país. Este popular programa de TV es verdaderamente pionero.”

¿Quién es el mentiroso?

5.El siguiente punto que debemos tocar es el asunto de que Thays trabaja ad-honorem, el mismo que nos lleva a hacer algunas preguntas:
a)Si antes cobraba un sueldo, ¿como es que después de ser despedido, el Sr. Thays pide ser re-puesto y ahora hace el mismo trabajo pero gratis? ¿No es sospechoso tanto interés por hacer un trabajo que ahora ya no es remunerado?
b)Luego dice que el programa es una co-producción. ¿De quiénes? ¿Iván Thays y Canal 7? Bueno, eso es lo mismo que hacen Cecilia Valenzuela con el canal 2 y Magaly Medina con el canal 9, y no vemos que estas chicas se estén quejando porque “su sueldo depende de conseguir un auspiciador, pues el canal no lo asume”. Todo lo contrario. La pregunta tal vez sería: ¿por qué no darle la posibilidad a otra persona de hacer el trabajo? ¿O es que Thays cree que porque él es incapaz de conseguir un auspiciador, todos los demás también lo serían? La razón por la cual el único auspiciador que tiene se llama notasmoleskine.blogspot.com, es porque nadie con dos dedos de frente invertiría un sol en un programa tan mal hecho.
6.Lo que sigue es una afirmación temeraria:

“..no existe ningún conductor de programa literario en el mundo que no haya sido acusado de mafioso...”

Me atrevería a responder que el único caso de un presentador de un programa literario de televisión acusado por MUCHAS personas de ser un mafioso es el de un escritor y contactólogo peruano que responde al nombre de Iván Thays.

7. Dice que invitó al programa a Miguel Gutiérrez pero éste no aceptó. Sin embargo hace poco en un blog dijo: “tampoco invitaría a Miguel Gutiérrez o Dante Castro”. ¿Cómo creer entonces lo que dice ahora? Por otro lado dice que invitó a VANO OFICIO al poeta Jorge Pimentel pero éste declinó, como si Jerónimo se lo hubiera reclamado. Sin embargo de otros nombres más actuales como Alexis Iparraguirre o José Carlos Irigoyen, no dice nada. ¿Al callar, otorga? Y en cuanto a Tulio Mora, habría que preguntarle al mismo Tulio ya que ¿cómo creerle a Iván después de tantas mentiras? Finalmente un mensaje a sus padrinos: pongan las barbas en remojo: este escudero está demasiado chamuscado y ha dejado de ser un interlocutor serio y válido en el debate literario y cultural.

December 08, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Thays acusa a Pimentel de difamarlo por decir que “no compartió el premio” y para demostrarlo nos dice:

“...mi candidatura fue propuesta muchos meses antes de que existiera el programa, a raíz de un artículo sobre mi obra publicado en Holanda. No tuve relación con la Fundación hasta que gané el premio, así que nunca vieron un video de VANO OFICIO. El premio me lo otorgaron en calidad de ser un escritor con proyección (Vargas Llosa hizo la presentación de mi obra)...”
Ante estas declaraciones sólo queda pensar, o que Thays tiene muy mala memoria, o que es un mitómano de manicomio, o que miente descaradamente.
Veamos lo que dice (en realidad es TODO lo que dice) el reporte del jurado del Premio Príncipe Claus:

“Iván Thays is a leading exponent among a new, more contemporary-oriented generation of Latin American authors. He has distinguished himself in Peru as the presenter of and the driving force behind a literary TV programme, Vano Oficio, which has acquired a particular niche for itself due to recent political changes in the country. This popular programme is truly pioneering.”
(EN: www.princeclausfund.org/en/what_we_do/awards/2001thays.shtml)

cuya traducción sería más o menos:

“Iván Thays es un exponente principal dentro de una nueva y más contemporánea generación de autores. SE HA DISTINGUIDO EN PERU POR SER EL PRESENTADOR Y EL MOTOR DETRÁS DE UN PROGRAMA DE TELEVISION, Vano Oficio, el mismo que ha conseguido un nicho particular por sí mismo debido a los recientes cambios políticos del país. Este popular programa de TV es verdaderamente pionero.”

¿Quién es el mentiroso?


VEAMOS SI THAYS PUEDE RESPONDER A ESTO. Buen dato.

December 09, 2006  
Anonymous Anonymous said...

¿DONDE ESTÁ FACHERON?

LA RESPUESTA:

http://lacebolla.blogspot.com/2006/12/confirmado-metacrtico-abandona.html

December 09, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Acabo de leer el libro de Jerónimo Pimentel y me parece inferior a otrs poetas de los noventa como Héctor Ñaupari y Miguel Ildefonso.
Jerópnimo debería dedicarse más a la poesía que a la crítica de TV.

December 10, 2006  
Anonymous Anonymous said...

lean dintilhacos esto p ublicado por hildebrand hoy en La Primera

Escribir mal está de moda
“Algo que siempre está de moda en Lima es escribir mal”, epitafió Xavier Abril, insigne provocador y surrealista de a pie.
Y tenía razón. Qué mal que se escribía en los años 20 del siglo pasado. Qué mal que se veían los periódicos, las reseñas con bigotito, los semanarios que ensalzaban a los insípidos y anunciaban las novedades del teatro Forero y auspiciaban las tabletas de bromuro para ahuyentar la inquietud del ánimo.

Pero qué diría Xavier Abril si viviera en estos días y tuviera que leer a Thays, que es gago hasta por escrito, y padecer al pobre Ampuero, que tuvo que fingir que se moría para que le hicieran homenajes –cuando lo que siempre se le ha muerto es la palabra–, o compadecerse del neocon Oviedo, que pasó de ser el drástico de los 60 al regalón (con su sunset más) de los 2000.

December 10, 2006  
Anonymous Anonymous said...

sí, buen dato de oreja de perro, si thays no recibe el premio por el programa (es lo que él dice) y la fundación Claus NO dice que el premio fue por sus novelas, ¿exactamente por qué le dieron el premio de 20 mil euros?
Esto me recuerda ese "cuchillo sin hoja al cual le falta el mango".

December 10, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Qui buinaaaaaaaaaaa
"Thays gago hasta por escrito"
no es fino?
Es deliciosamente cruel...pero fino

December 11, 2006  
Anonymous Anonymous said...

El Faverón de la Salsa

Faverón, como era de esperarse salió a defender a Thays, rebatiendo todo lo dicho por Pimentel, aún cuando no ha visto el programa Vano Oficio en su puta vida (¿desde cuando la señal de RTP llega Maine?). Hagamos una rápida revisión de las falsedades, calumnias y tonterías escritas por el acérrimo defensor del Circo Beat Literario Peruano:

1.Crtitica que se critique el programa de Thays, ya que es “el único espacio de conversación literaria en la televisión peruana”. Defendamos también entonces a los padres que violan a sus hijos ya que son “los únicos padres que esos niños tienen”.
2.Dice que no debemos criticar el programa de Iván ni compararlo con otros espacios extranjeros ya que Iván trabaja con un presupuesto muy limitado, que es “poco menos que gratuito”. Tiene razón: sentarse a conversar con Mario Bellatín en la librería EL VIRREY debe requerir un presupuesto hollywoodense.
3.Enseguida exige a quienes reclaman la presencia de determinados escritores (Iparraguirre, etc) que señalen cuál sería la importancia de hacerlo.¿Por qué no pedirle entonces también a quien dirige VANO OFICIO que explique cuál es la importancia de invitar a las personas a las que invita? Prosigue diciendo: “Se le pide a Iván que invite a ciertos escritores no por el potencial contenido de la conversación, sino porque las horas/pantalla serían un espaldarazo, un comercial, una ayuda para las ventas...”
¿Dónde vive Faverón? No en Lima, ciertamente. El programa de Thays no maneja otros contenidos que no sean la entrevista-spot publicitario o el publicherry con mostrada de carátula en close-up. Eso es lo único que ha hecho y sabe hacer Iván Thays, ese es su negocio, ser una especie de Kike Pérez de las letras. Por eso es que tanta gente le reclama que no se invite a Fulano o a Mengano, ya que si estamos en el canal del estado, lo democrático sería que todos los escritores tuvieran su pequeña franja electoral.
4.Luego, en otra parte dice que Pimentel “argumentó de oídas, sin citar un solo dato preciso y sin aclarar una sola fecha...” Vaya exigencias, ahora resulta que un columnista no puede opinar acerca de nada sin citar con pelos y señales. Pero lo curioso es que en este caso no falta nada: los nombres están, están las declaraciones del mismo Thays regadas por toda la blogósfera, y están los archivos de RTP con las copias de cada programa de VANO OFICIO. Si el señor Faverón está dispuesto a asumir los costos podemos proporcionarle copias de todo este material.
5. Luego dice. “Los escritores supuestamente marginados por Thays de su programa televisivo han sido, en su gran mayoría, invitados a él y han declinado su asistencia.” Aquí es Faverón quien cita de oídas y lo peor es que parece sólo tener oídos para su amigo Iván, ¿o se tomo la molestia de verificar estos datos, aclarar las fechas, etc?
6. Enseguida insiste en el asunto de que Thays fue nominado al premio Príncipe Claus medio año antes de que el programa existiera. Es evidente que el premio fue un regalo de papi Vargas Llosa por los servicios prestados, pero en todo caso una cosa es que su candidatura haya sido propuesta antes de que existiera el programa, y otra muy distinta que gane el premio por su obra narrativa. Thays fue premiado por su labor al frente de dicho programa (es lo que textualmente dijo el jurado), los 20,000 euros se los dieron por ser el frontman de un programa de TV dedicado a la literatura en un país como el Perú, y eso figura en los archivos de la fundación Príncipe Claus y cualquiera lo puede comprobar, es decir, nadie está “argumentando de oídas”.
7. Insiste luego en que Thays hace su trabajo ad-honorem. También Augusto Ferrando trabajó ad-honorem toda su vida en canal 5, si por ello entendemos que nunca recibió un sueldo. Pero no es así. Como el mismo Iván lo dice, su paga depende de conseguir auspiciadores. Entonces NO es un trabajo ad-honorem.. Habría que ver cuáles son los beneficios de otro tipo que la conducción de este programa le ha reportado en los últimos tiempos, además del capital simbólico que significa. Que no se queje, él aceptó esos términos, de la misma manera en que un vendedor acuerda con una empresa trabajar por comisiones: si no hay ventas, no hay paga.
8. Después nos dice, el inverosímil Faverón, que debemos exigir al canal del estado que pague un sueldo decoroso a quienes conducen sus programas culturales. ¡Qué tal conciencia! Lo que habría que pedirle a quienes tienen la suerte de conseguir una chambita en el sector público, llámese RTP, OSINERG o cualquier otra entidad financiada con NUESTRO dinero, es que hagan un trabajo “decoroso” y no aprovechen el puesto para satisfacer sus intereses personales.
9. Finalmente, Faverón termina enredando a sus lectores con el asunto de González Vigil:
“Esto es lo más desconcertante: Pimentel critica a Thays el haberse referido negativamente a un profesor de la PUC siendo la PUC auspiciadora del programa de Thays. En primer lugar Iván muestra que el dato es confuso: las críticas no se dieron en el programa y la PUC no auspicia el programa hace tiempo. Pero,digo yo, hay una cuestión de fondo allí que Pimentel debería explicar: ¿qué es lo que haría él en lugar de Thays? ¿Reservarse las críticas al profesor de la PUC a cambio de seguir recibiendo el auspicio de dicha universidad? ¿Es que Pimentel cree que cuando una institución auspicia un programa cultural, debe comprar con ello las indulgencias de ese programa?”

A ver si logramos desatar este nudo de tergiversación. Primero leamos lo que dijo Pimentel para despejar cualquier duda:

“Esas son las contradicciones de un personaje tan contradictorio que desde la blogósfera reclama hipócritamente altura y nivel en el debate intelectual, pero que no ha tenido problemas para resolver sus duelos privados insultando públicamente, como aquella vez que denigró desde estas mismas páginas (CARETAS 1877) a un respetable catedrático de la misma universidad que auspicia su programa...”

Ahora , señalemos las falacias una a una:

a) Pimentel no critica que Thays se haya “referido negativemente” sino que haya “insultado”. Faverón es claro como el agua cuando se trata de sus rivales pero con sus compadres se vuelve el rey del eufemismo.
b)Pimentel no critica el hecho de que este insulto sea hecho a alguien que pertenece a la institución que lo auspicia, en el sentido de “no muerdas la mano que te da de comer”. Esa es una lectura pendeja y manipuladora hecha por Faverón para defender a su amigo y mostrarlo como alguien que “no tiene pelos en la lengua” o “que no se casa con nadie”. Quienes conozcan a González Vigil y sepan cómo se mueven las fichas en la PUC sabrán que Don Ricardo no tiene ningún poder como para quitarle ningún auspicio a nadie, y eso es algo que Iván ha sabido siempre, por eso es tan lengua-larga con este catedrático.
c)Dice Faverón que Iván demuestra que “las críticas no se dieron en el programa”. Es decir vamos a demostrar que algo que NADIE dijo, es falso. Buena. Lo que dijo Pimentel es que Thays había denigrado (denigrar no es lo mismo que criticar) “desde estas misma páginas (CARETAS 1877)”. Nadie dijo que el insulto hubiera sido hecho en el programa. ¿No es justamente ese “un dato preciso”?

Es imposible pensar que Faverón no leyó bien, si algo hay que reconocerle es su prodigiosa capacidad de lectura y análisis, por lo tanto todos estos errores de interpretación no parten de confusiones o de una lectura distraída sino que son los intentos deliberados por confundir a la opinión pública, diciendo que Fulano dijo lo que no dijo. El viejo truco.

December 11, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Es curioso que en las acusaciones que se despliegan contra la actividad crítica de Pimentel y de la Vaca Profana de terra un adjetivo que se deriva con facilidad -suerte de reflejo condicionado del neoconservadurismo- es el de "senderista". Obsesión comprensible de letrados que atravesaron una época de vacío en la actividad política durante los noventas (Faverón y compañía) y que no les permitió apoderarse de las prebendas propias del activismo, es bastante mercenario su uso por parte Iván Thays, que los noventa se los pasó amenazando con suicidarse, enamorando a sus alumnas y señalando que lo único que le importaba era el arte por el arte (se reía de los niños incautos, competidores suyos por las camadas de nínfulas, que incursionaron en la lucha contra Fujimori). No seas oportunista, momia de Sicán, pero bueno, esa advertencía es tardía.

December 11, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Dos aclaraciones de fin de semana: César Hildebrandt vuelve a usar su lógica megalomaniaca según todos los que escriben a favor de Ampuero en realidad escriben en contra de él, y se ve obligado a "defenderse" diciendo que sus "enemigos" son no solo mafiosos sino encima escriben mal. Ahora mete a José Miguel Oviedo en su lista negra y ademas, repite la bajeza (y esta palabra no es una alusión a su estatura, ni una bromita, sino una referencia explícita su condición ética) de decir que Ampuero mintió sobre su enfermedad. Y en cuanto a la aclaración de Pimentel en Caretas sobre mi respuesta, debo decir que ninguna persona, que yo sepa, ha vinculado jamás a su padre, el poeta Jorge Pimentel, con Sendero Luminoso, así que no sé por qué se siente aludido por la frase "discutibles simpatías políticas, en algunos casos incluso apologéticas de Sendero Luminoso", más aún en un contexto en que menciono a Miguel Gutiérrez, quien públicamente mostró su entusiasmo por Abimael Guzmán (como lo he recordado varias veces desde hace años, delante del mismo autor e incluso hace poco en este mismo Moleskine) ¿Ganas de pelearse con su sombra, o imposibilidad de aceptar por una vez en su vida que no tiene nada que decir?

December 12, 2006  
Anonymous Anonymous said...

LA COLUMNA DE IGNACIO ECHEVARRÍA
Crítica y autoridad

El pasaje pertenece al acto I, escena IV, de King Lear, y lo cito por la impagable versión de Nicanor Parra. El conde de Kent, a quien Lear ha condenado atrabiliariamente al destierro, se presenta ante su señor, disfrazado. Apenas ha comenzado a sucederse la cadena de calamidades que el mismo Lear ha desatado, y he aquí que su leal vasallo, haciendo caso omiso de la injusticia de la que ha sido objeto, regresa furtivamente a su lado, para servirlo también en la adversidad. Lear no lo reconoce, y le pregunta sobre sus propósitos. Kent le responde: "Quiero servir".

LEAR. A quién querrías servir?

KENT. A vos.

LEAR. Me conoces entonces?

KENT. No señor. Pero hay algo en vuestra persona a quien con gusto califico de amo.

LEAR. A qué te refieres?

KENT. Autoridad.

Kent afirma esto cuando es la autoridad de Lear, precisamente, lo que está en quiebra. El mismo Lear ha comenzado por deponerla en favor de sus hijas. Y es una de ellas, Goneril, la mayor de las tres, la que acaba de decir a su camarero, refiriéndose a Lear: "No debemos dejarnos dominar. Viejo inútil que todavía insiste en hacer uso de una autoridad a la que renunció voluntariamente! Es un horror!".

Al lector moderno no le resulta natural sentir compasión por Lear, principal responsable de su terrible desgracia. Aún menos comprensible le resulta, sin embargo, la actitud de un personaje como el conde de Kent, que admite ser tachada abiertamente de servil. Con tanto más motivo, se diría, en cuanto Kent, lejos de actuar movido por la ignorancia o por el ofuscamiento, es el primero en percatarse del delirio de su señor, y no se priva de expresar su desacuerdo con él, razón por la que Lear lo ha desterrado.

Lo más inadmisible, en cualquier caso, es esa palabra que, en el pasaje citado, Kent invoca con tanta devoción: autoridad. ¡Autoridad! Desde que esta escena fue escrita, la cultura de Occidente no ha hecho más que socavar este concepto, que entretanto ha sucumbido en el mayor de los descréditos. Su sola mención suele concitar las más antipáticas connotaciones, a las que se muestran particularmente susceptibles el relativismo y el democratismo imperantes. No sólo la autoridad de los monarcas y de las instituciones, también la autoridad de los padres, de los maestros, de los mayores, no digamos la autoridad de la tradición y de las costumbres, vienen siendo objeto, hoy más que nunca, de todo tipo de cuestionamientos, y cualquier amago de reivindicarla, cualquier ademán que apunte a restaurarla, es motivo de alarma y de aprensión, cuando no de condena abierta.

En este socavamiento del principio de autoridad ha desempeñado un papel determinante, sin duda, el espíritu crítico que guió el desarrollo de la modernidad desde sus orígenes. Pero ocurre que la impugnación y el acoso incesantes tanto de las actuaciones como de los fundamentos de toda autoridad han terminado por generar una suspicacia tan extremada - tan compulsiva, a menudo- hacia todas sus manifestaciones que ha terminado por volverse contra sí misma. Pues es la autoridad de quien se revuelve contra la autoridad la que ha llegado a ponerse en entredicho, paradójicamente. El espíritu crítico, cada vez más envalentonado, se ha dedicado finalmente a derribar la trinchera misma desde la que cumplía con su cometido. De este modo, mientras él mismo ha quedado expuesto a todas las reprobaciones y a todas las inclemencias, los poderes a los que se enfrentaba han asumido subrepticiamente una suerte de perversa omnisciencia, y ejercen ahora su autoridad con tanta mayor impunidad en cuanto sus dictados son tranquilamente obedecidos por una mayoría tan satisfecha de no tener amo visible que no cae en la cuenta de que sigue estando sometida.

En este marco general, es la crítica más común, aquella que todavía se hace en la prensa diaria y en algunos - cada vez menos- medios de masas, la que con más frecuencia se hace objeto de toda suerte de impugnaciones y descalificaciones. Lo que se cuestiona, por encima de todo, es la autoridad en la que algunos críticos pretenden sustentar su tarea: una autoridad que nadie acredita y que no parece tener dónde sustentarse. En el mejor de los casos, el crítico se halla en condiciones de invocar su formación académica y su pertenencia al circuito que consagra oficialmente los méritos y las reputaciones. Pero entretanto la academia hace mucho que ha sido alcanzada por los argumentos disolventes de la crítica misma, e invocar su autoridad vale de bien poco, cuando no tiene efectos contraproducentes.

Así las cosas, al crítico cabal se le impone, antes que nada, resolver el problema de su autoridad. Una autoridad a la que, pese a todo, no puede renunciar sin correr el riesgo de desvirtuar su propio cometido. Y es que, sin el sustento de una autoridad - la que sea- que respalde sus juicios, el discurso crítico queda enseguida absorbido por el proceloso caudal de la opinión. A eso mismo, a considerarse ella misma una opinión entre las demás, es conminada una y otra vez la crítica, que va resignándose cada vez más a aceptar que así sea. Pero esta aceptación conlleva la renuncia a la que fue y debería seguir siendo una de sus principales funciones públicas: la de enjuiciar los libros de los que se ocupa, la de evaluar su calidad, la de discriminar cuáles, entre ellos, compiten realmente en el campo literario y cuáles lo hacen en el espacio mucho más vasto, inconmensurable, en el que los libros satisfacen intereses o necesidades con los que nada tiene que ver la exigencia estética.

¿Cómo hacer sentir su autoridad y en nombre de qué invocarla y sustentarla? Alrededor de esta pregunta se dirimen desde siempre, a menudo sin planteársela tan explícitamente, los incesantes debates en torno a los problemas de la crítica, en torno a su razón de ser y sus expectativas de supervivencia. Es una pregunta endiablada, que pone al crítico en la más difícil y desairada de las situaciones, dado que ninguna de las respuestas que acierte a dar será bien recibida ni, mucho menos, concluyente.

Es desde esta situación insostenible que King Lear admite de pronto una lectura imprevistamente alegórica. En esta obra, la autoridad que se ha derrocado a sí misma se rebela sin embargo contra la negación que se hace de ella. ¿Hay mejor modo de describir la paradójica situación de la crítica?

Quien, pese a ello, la reconozca, quien reconozca los derechos y la necesidad de una crítica desposeída, como Lear, de poder y de razón, deberá hacerlo con esa suerte de lúcida incondicionalidad que el conde de Kent manifiesta hacia Lear. Podrá ocurrir - es lo más frecuente- que su encarnación concreta sea un pobre tipo, ciego y enloquecido. Difícilmente será peor, en cualquier caso, que quienes han ocupado su lugar.

December 12, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Al margen de las pruebas y contrapruebas del affair Thays-Pimentel, me permito sugerirle a "Oreja de Perro" que tenga más cuidado cuando hable de censura a determinados autores. He revisado el libro de Pedro Salinas, "Album de Fotos" y es fácil ver que, si el programa fuera de buena factura y otro el anfitrión, con mayor razón el autor de semejante bodrio no debería ser invitado. El libro no será tan malo como, por ejemplo, el de Marcos Milla o el de Oswaldo Cattone, pero... nada que ver, señores.

December 21, 2006  
Anonymous Anonymous said...

Estimado Anónimo de las 11:25am:

Te propongo que tengas más cuidado cuando lees. Nadie ha utilizado el caso de Pedro Salinas para ejemplificar "censura", sino "vendetta" cosa muy distinta. Estoy totalmente de acuerdo en que el libro de Salinas es un bodrio. Pero la razón por la cual Thays lo reseñó fue para desquitarse por los ataques que, contra él, Salinas había deslizado en un periódico meses atrás. Al leer la reseña, es evidente que Thays no tiene ningún interés en el libro, lo que busca es ridiculizar a la persona. Para los casos de censura basta mencionar el de Alexis Iparraguirre, ganador del premio PUCP de narrativa, de quien Thays abiertamente ha declarado que jamás lo invitará a "su" programa porque lo considera una persona moralmente reprobable.

December 22, 2006  

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