LAS CARICATURAS Y CARETAS DEL PODER
La peligrosa cercanía al poder
(Jorge Bruce, Peru21 08-07-07)
El poder obnubila y fascina no solo a quienes lo detentan sino a quienes se encuentran cerca. Por eso es indispensable encontrar lo que Winnicott llamaba la distancia suficientemente buena, a fin de no caer en esa área de atracción en la que se corre el riesgo de orbitar, o bien diluirse en la corrosiva apatía del cínico. El psicoanalista inglés aludía al vínculo entre la madre y el bebé, de modo que este no sea asfixiante ni indiferente o frío, pero su ecuación se puede aplicar a la relación entre los intelectuales y el poder. Así, con ocasión de la polémica acerca de la censura a la exposición de Piero Quijano en la Casa Mariátegui, han aparecido dos pronunciamientos discrepantes con quienes hemos opinado que se trata de un ataque a la libertad de expresión. No me refiero a las actitudes destempladas del presidente y del premier, quienes han adoptado una postura inquietante por su violencia y desdén, o al silencio del ministro Wagner, que habla por omisión de un síndrome del Pentagonito (en el sentido de Estocolmo).
Pero tratándose de una revista -Caretas- y de un intelectual -Hugo Neira- cuyo parecer me importa e incluso afecta, dado que les tengo aprecio y valoro su opinión, he sentido la imperiosa necesidad de responderles. Es oportuna la discrepancia, siempre y cuando esta sea, como en estos casos, el fruto de una argumentación expresada con algún sarcasmo pero sin faltar el respeto a nadie. (SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
(Jorge Bruce, Peru21 08-07-07)
El poder obnubila y fascina no solo a quienes lo detentan sino a quienes se encuentran cerca. Por eso es indispensable encontrar lo que Winnicott llamaba la distancia suficientemente buena, a fin de no caer en esa área de atracción en la que se corre el riesgo de orbitar, o bien diluirse en la corrosiva apatía del cínico. El psicoanalista inglés aludía al vínculo entre la madre y el bebé, de modo que este no sea asfixiante ni indiferente o frío, pero su ecuación se puede aplicar a la relación entre los intelectuales y el poder. Así, con ocasión de la polémica acerca de la censura a la exposición de Piero Quijano en la Casa Mariátegui, han aparecido dos pronunciamientos discrepantes con quienes hemos opinado que se trata de un ataque a la libertad de expresión. No me refiero a las actitudes destempladas del presidente y del premier, quienes han adoptado una postura inquietante por su violencia y desdén, o al silencio del ministro Wagner, que habla por omisión de un síndrome del Pentagonito (en el sentido de Estocolmo).
Pero tratándose de una revista -Caretas- y de un intelectual -Hugo Neira- cuyo parecer me importa e incluso afecta, dado que les tengo aprecio y valoro su opinión, he sentido la imperiosa necesidad de responderles. Es oportuna la discrepancia, siempre y cuando esta sea, como en estos casos, el fruto de una argumentación expresada con algún sarcasmo pero sin faltar el respeto a nadie. (SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
36 Comments:
(SIGUE)
Conocer lo que piensa quien lo hace de manera diferente, aunque nos desagrade o irrite, es útil y estimulante. Suele permitirnos abarcar mejor la complejidad de una situación controversial. Tuve la suerte de almorzar con Edgar Morin, el gran teórico del pensamiento complejo, gracias a una gentileza precisamente de Hugo Neira. Por agradecimiento a esa deferencia y en homenaje a ese personaje que ambos admiramos, me urge decirle que su postura relativista respecto de ese acto de censura -niega que lo sea- está errada. El INC es una entidad estatal, no gubernamental. Su rol es el de promover la cultura y respetar sus diversas manifestaciones, incluso si esto incomoda al Ejército o al presidente. El Estado no es propiedad del Gobierno, a quien se lo hemos encargado para que durante cinco años lo administre de manera plural y democrática, no antojadiza y arbitraria. El argumento de que Cecilia Bákula -compartido por Caretas- es incapaz de censurar porque la muestra fotográfica Yuyanapaq se encuentra en el Museo de la Nación, no es congruente. Eso tan solo demuestra que la censura ha sido selectiva. La caricia de la mano izquierda no compensa el manotazo de la derecha.
Si dejamos pasar esto, sentamos un peligroso precedente de pasividad y acatamiento. Cierto, no hay que exagerar. No estamos en el tercer Reich ni en el fascismo, pero tampoco en una sociedad cuya equidad esté garantizada por el funcionamiento de las instituciones. Hay que leer a Winnicott pero también el Gorgias de Platón, su diálogo sobre la retórica, en donde Sócrates dice, refiriéndose al tirano: "El único amigo que le quedará, por consiguiente, el solo a quien otorgará su confianza, será aquel que teniendo su mismo carácter, aprobando y censurando las mismas cosas (el énfasis es mío), consentirá en obedecerle y estar sometido a su voluntad. Este hombre disfrutará de gran influencia en el Estado y nadie podrá perjudicarle." Alan García no es Hugo Chávez, pero sospecho que algunas noches sueña con una gran boina roja. Lo deduzco, entre otros comportamientos, de la influencia que ejerce sobre quienes se le acercan mucho, así sea de buena fe.
Paolo de Lima dijo...
Y continúa la polémica sobre Piero Quijano
El día de hoy el tema de la censura contra la muestra de dibujos de Piero Quijano sigue dando que hablar. Perú 21 informa, primero, que "el presidente de la Comisión de Educación del Congreso, Rafael Vásquez, presentó ayer, ante el Parlamento, una moción de condena a la decisión del Instituto Nacional de Cultura (INC) de censurar parte de la obra que el artista Piero Quijano exponía en la Casa Museo Mariátegui" y, segundo, que, "al igual que el presidente de la República, Alan García, y que el premier Jorge del Castillo, ayer el ministro de Defensa, Allan Wagner, justificó la censura a los dibujos del artista Piero Quijano" (Perú 21 publica a su vez dos cartas de solidaridad con Piero Quijano). En Correo, Pedro Salinas dedica su columna al tema (el pasado 29 el director de este diario, Aldo Mariátegui, en su conocido tono se manifestó también contra la censura). Otro columnista que dedica unas líneas al tema es Augusto Elmore en Caretas: "Este es un país de contradicciones. Por ejemplo, siendo que aquí reina la democracia y el respeto a las opiniones ajenas, parece sumamente extraño y es enormemente reprobable que el ministerio de Defensa y el INC intervengan para censurar –¡ellos quiénes son para censurar!– la expresión gráfica de un artista como Piero Quijano, que se manda con todo en una muestra con un dibujito –porque no es más que eso– en el que inspirado en la famosa fotografía de los soldados norteamericanos colocando su bandera en Iwo Jima, hace aparecer a soldados, supuestamente peruanos, clavando el asta de la suya –en forma de fusil para mayor abundamiento– en el cuerpo de su víctima. La obra de Quijano, que ha levantado tanto revuelo no es más que eso: un poco inspirado dibujito, una simple caricatura, y no veo por qué instancias oficiales tienen que solicitar sea retirada. Pero para quienes conocemos el 'arte' de los senderistas, el dibujito de marras parece inspiración de estos, que lamentablemente se ha hecho famoso gracias al úcase oficial. Si no se hubiera dado éste, el dibujito subversivo hubiese quedado allí nomás, en el anonimato. Grave error prohibirlo. Pero, eso sí, alguien debería decirle a Quijano que con la subversión no se juega. No en el Perú al menos", expresa. ¿En qué países sí se puede jugar con la subversión?
Como adelanté en el post anterior, hoy Caretas publica (y responde) el comunicado "Una descarada actitud de censura intolerable". El mismo fue publicado inicialmente el pasado sábado 30 en Perú 21. Antes de incluir el texto de Caretas quiero hacer unos rápidos comentarios.
La revista sostiene que "no publica los nombres de los firmantes en defensa de su reputación y buen juicio. Sospecha que muchos no leyeron lo que suscribían". ¿No pudo Caretas salirse de sospechas y preguntar a algunos de los firmantes? Pero, al margen de ello, no hace falta ser adivino para presentir que el hecho de que Caretas no incluyera los nombres de los firmantes por la "defensa de su reputación y buen juicio" traerá una larga cola. Por lo pronto, algo tendrán que decir al respecto firmantes como Javier Diez Canseco Cisneros, Luis Peirano, Natalia Majluf, Augusto Ortiz de Zevallos Madueño, Álvaro Roca Rey Miró Quesada, Elida Román, Jimena Estefanía Lindo Biondi, Armando Robles Godoy, Leslie Lee Crosby, Victor Delfín, Gustavo Buntinx, Jesús Ruiz Durand, Fernando Bryce Lostaunau, Fernando Bryce Vivanco, Juan Infante Alosilla, Herbert Rodríguez, Baldomero Cáceres Vegas, Estuardo Nuñez Carvallo, Lorenzo Osores, Luis Jaime Cisneros Hamann, Jaime Rázuri R., Jorge Alberto Miyagui Oshiro, José Ricketts E., Peter Elmore, Carlos Tovar Samanez, Emilio Santisteban, Juan Acevedo Fernández de Paredes, Luis García Zapatero Soto, Mónica Gonzáles Raaijen, Ángel Valdez, Daniel José Barclay Panizo, Aníbal Quijano, Rodrigo Quijano, Miguel Aguirre, Emilio Hernández Saavedra, Emilio Tarazona, Iván Huerto, Caroline Cruz, Mariela Gabriela Agois Banchero, Hildebrando Pérez Grande, Susana Torres, Mauricio Delfín, Ivana Ferrer, Roxana Cuba, Ana María Ortiz Soto, Sonia Delgado García, Juan Cristóbal, Sonia Seminario, Rómulo Gallo, Elisa Canziani, Leonidas Machicao Alborta, Adolfo Córdova Valdivia, Liliana Panizo Muñoz, Carlos González Ramírez, Marco Olivera Begazo y María Elena del Solar, cuyos nombres aparecen en el comunicado publicado en Perú 21.
En una parte de su "intent[o de] reconstru[cción d]el episodio" de la censura Caretas señala que "el jueves 21 de junio una periodista de Caretas, Rebeca Vaisman, estaba presente en la exhibición al lado del curador de la Casa Mariátegui, Armando Williams, cuando entró un llamado en su celular. Williams indico que venía de la directora del Instituto Nacional de Cultura (INC), Cecilia Bákula, y de inmediato se enfrascó en una discusión acalorada. Bákula ese día estaba en Cusco". Aquí la revista se confunde en varias cosas. En principio parece desconocer que en su anterior edición Vaisman (a la que como se ha visto es mencionada así nomás como "una periodista de Caretas") publicó una entrevista a Armando Williams (que republiqué aquí) en la que claramente dice haberla realizado "en la casa barranquina" de Williams (y no "en la exhibición" de Piero Quijano). En su crónica, Vaisman describe que "el teléfono interrumpió la conversación: era Cecilia Bákula, directora del INC, muy mortificada por una llamada del Ministro de Defensa, Alan Wagner. Bákula pidió el retiro inmediato de los afiches de la muestra que mostraban a un grupo de militares encañonando a un campesino". Es decir, en ningún momento Vaisman intenta relativizar el hecho diciendo que "Williams [le] indicó que" la llamada era de Bákula. Tampoco tiene sentido (salvo el de confundir al lector) el párrafo de seis palabras de Caretas indicando que "Bákula ese día estaba en Cusco". ¿Es que para Caretas no existen las llamadas telefónicas a nivel nacional?
Por otra parte, para Caretas "no es una buena idea" enfatizar en los afiches lo que denomina como una "actitud antimilitar", pero ¿qué tiene que ver ello con la censura en sí? La revista tampoco especifica cuáles son las otras "dos caricaturas más" que fueron censuradas, además de la que se aprecia en el afiche que ilustra este post (incluido ya aquí en una ocasión anterior y reproducido hoy por Caretas). Valga mencionar que, coincidentemente, el presidente García tampoco aludió a ambas caricaturas en su declaración del último sábado.
En otra parte de su texto, Caretas expresa que "atribuir una vocación censora al actual INC es bastante injusto. Toda la muestra de la Comisión de la Verdad se exhibe en el Museo de Arte bajo los cuidados del instituto". En principio, la muestra de la Comisión de la Verdad no se exhibe en el Museo de Arte (una entidad privada) sino en el Museo de la Nación. Además, como se lee en esta nota de julio del 2006 de El Comercio, la exposición se dio "gracias a las gestiones de la defensora del Pueblo, Beatriz Merino[...]. El esfuerzo de Beatriz Merino no hubiera sido posible sin la colaboración de Luis Lumbreras (director del Instituto Nacional de Cultura), Álvaro Roca Rey (director del Museo de la Nación), además del Ministerio de Justicia y el aporte financiero de la cooperación internacional". No es pues el "actual INC" de Cecilia Bákula, como señala Caretas, quien hizo posible la muestra de la CVR en el Museo de la Nación sino el que condujera Luis Lumbreras. Valga señalar a su vez, como acaba de informar la edición web de El Comercio, que "Beatriz Merino rechazó la actitud del Instituto Nacional de Cultura, que vetó las obras del artista Piero Quijano, en las que retrataba malas prácticas militares".
Por último, la ironía final de Caretas es muy reveladora. Aconseja a Piero Quijano que "no pida una sala en el Pentagonito para otra muestra". Así que ya se sabe como son consideradas por esta revista, hoy por hoy, las salas de arte sujetas a la administración del Estado peruano.
El Iwo Jima de Quijano(Caretas 05-07-07)
A propósito de la muestra del pintor y caricaturista Piero Quijano, abortada recientemente en la Casa Museo Mariátegui, Caretas publica el siguiente comunicado suscrito por unas 200 personas conocidas, añadiendo después sus propios comentarios.
Ahora bien, Caretas considera que el texto de este comunicado llega a exageraciones delirantes que distorsionan la realidad, y la revista no publica los nombres de los firmantes en defensa de su reputación y buen juicio. Sospecha que muchos no leyeron lo que suscribían.
La revista intenta reconstruir el episodio que ha llegado a inspirar referencias desorbitadas al nazismo.
El jueves 21 de junio una periodista de Caretas, Rebeca Vaisman, estaba presente en la exhibición al lado del curador de la Casa Mariátegui, Armando Williams, cuando entró un llamado en su celular. Williams indico que venía de la directora del Instituto Nacional de Cultura (INC), Cecilia Bákula, y de inmediato se enfrascó en una discusión acalorada.
Bákula ese día estaba en Cusco.
El viernes, ante observaciones de personal del INC, que objetó no solo el afiche de la muestra (reproducido arriba) sino dos caricaturas más, tanto Quijano como Williams decidieron cancelar la exhibición y éste, aludiendo a la intervención del ministerio de Defensa, puso su cargo a disposición.
La gente del INC, sin embargo, tiene su propia versión que alude a un desarreglo administrativo. Williams no advirtió ni formalizó la realización del evento al INC, como estaba obligado a hacer, ni menos pidió autorización para incluir el logotipo del INC en el afiche, dando la impresión que éste participaba como auspiciador. Cualquier sensibilidad expresada en Defensa se cruzó así con la sorpresa de las autoridades del INC. Es comprensible, por otro lado, que la alusión gráfica del afiche a la batalla de Iwo Jima de 1945, que en EE.UU. simboliza el triunfo de las armas norteamericanas sobre las japonesas, despertara aquí, en su versión condenatoria y genocida, irritación militar porque parece generalizar institucionalmente las atrocidades cometidas durante la guerra antisubversiva contra un pueblo que es el propio.
Caretas considera que asumir una actitud antimilitar cuando se defienden los derechos humanos no es una buena idea, porque esa postura "progre" atenta contra la credibilidad de los procesos que se deben llevar a cabo para castigar severamente a quienes cometieron excesos. Lo dice una revista que siempre ha sido enfática en denunciar a criminales con o sin uniforme, que durante la dictadura militar fue perseguida y clausurada, y que hoy mismo está directamente vinculada a un caso en el que contribuye ante la Sala Penal Superior con su testimonio a inculpar a tres oficiales que operaron en Huanta hace 19 años. Por otro lado, atribuir una vocación censora al actual INC es bastante injusto. Toda la muestra de la Comisión de la Verdad se exhibe en el Museo de Arte bajo los cuidados del instituto.
Mientras tanto, las ilustraciones y caricaturas del talentoso Piero Quijano ya han sido ampliamente difundidas y pueden volver a serlo, pero se sugiere que no pida una sala en el Pentagonito para otra muestra.
Estado y zonas grises
Por Hugo Neira, (Director de la Biblioteca Nacional del Perú)
El tema de los cuadros alzados de la exposición de Piero Quijano revela cómo, en nuestro caso peruano, los intereses particulares invaden y paralizan el Estado. Y en especial, desde zonas grises.
Una de esas zonas es la Casa-Museo Mariátegui. ¿Qué hace, en efecto, bajo tutela del INC? A muchos no les parece eso lo importante; a mí sí, error de base, fuente de incongruencia. Porque si la puesta de Quijano hubiese sido en la galería de arte Trapecio de Barranco, por decir una que se me ocurre, este lío no habría ocurrido. Ni hubiese habido celo militar y carta-protesta, ni celo administrativo, "bájeme este cuadro, y este también y este otro".
Censura. No se sabe de qué se habla. Ha habido un "no aquí", del INC, que no es lo mismo. Discutible o no, censura es otra cosa. Es el "no se imprime" del antiguo poder eclesiástico. O el "prohibido exhibirse en el territorio nacional", de pasadas dictaduras. Cualquiera diría, leyendo el toletole de los medios, que vivimos en la Argentina de Videla, el Chile de Pinochet o el Perú de Odría. A la señora Cecilia Bákula, que deja exhibirse en el local del Museo de la Nación las terribles fotos de la Comisión de la Verdad, no se le puede llamar censora sin faltar a la verdad, y a una intelectual y profesional íntegra a la cabeza de una entidad enorme y, aunque usted no lo crea, de fronteras imprecisas.
En definitiva, yo defiendo la libertad de Piero Quijano de pintar lo que quiera. Pero también la del INC, es decir, la libertad del Estado a decir no debo. A confesar sus límites. ¿Es eso insano? Límites que los marca el sentido común, y más allá de sus funcionarios, sus equilibrios siempre precarios. Y las libertades son eso que puede ejercerse no en el interior de la maquinaria estatal -que debe guardar su propia coherencia- sino, más bien, en el ancho mundo de la sociedad civil. ¿Por qué, entonces, se le pone a prueba? ¿Para probar que tiene límites ? Sí, pues, los tiene. Pero, para tener un Estado racional, cauteloso, es preciso que sus ciudadanos también lo sean. No es el caso. El lío INC-Museo revela un salchipapas de provocaciones y protestas militares excesivas. El miedo de unos al Estado (racional decía Hegel, pero quién se cree eso por aquí) y miedo a la crítica, de los de siempre.
Gustavo Faveron Patriau dijo…
Producciones Verde Olivo
El Ejército Peruano se convierte en productor cinematográfico
Se cierra un círculo irónico: el Ministerio de Defensa censura una muestra gráfica y veta un afiche que parodia la propaganda del Ejército norteamericano durante la segunda guerra mundial.
Y ahora el Ejército Peruano anuncia su ingreso en el mundo de la propaganda cinematográfica.
¿Programa o coincidencia?
Yo me temo que estamos ante las puertas de un esfuerzo desembozado del Ejército por priorizar la concientización de los peruanos y la domesticación de sus opiniones y por transformarse en un factor cada vez más determinante en el juego del poder.
Llámenme paraoico, pero no creo que sea pura coincidencia que los generalotes Fulano y Mengano, en un lapso de quince días, empiecen a censurar exposiciones de arte y a firmar contratos para producir películas.
La noticia
Me pregunto quién censurará Vidas paralelas. ¿Tendremos que ser todos nosotros? ¿Tendremos derecho? La película aún no existe, pero existirá: aparentemente, será un vehículo para la difusión de lo que la jerarquía militar juzgue pertinente decir sobre el rol del Ejército en los años de la violencia. Su directora será Rocío Lladó (ganadora del premio Conacine de cortometraje el año 2004) y la cinta será construida a partir de un guión del capitán EP Carlos Freyre. Lo interesante es el dato adicional: el financiamiento de la cinta vendrá de las arcas del Ejército Peruano.
Como lo normal es que un país tenga un solo ejército, voy a dar por supuesto que el ejército del que hablamos es el mismo que hace unas semanas exigió, a través de funcionarios del Ministerio de Defensa, que el Instituto Nacional de Cultura censurara una muestra del artista Piero Quijano por considerarla un insulto contra las Fuerzas Armadas.
A pesar de lo que piensen los desavisados, la incursión del ejército por el terreno de la cinematografía no es novedad: entre sus pasados esfuerzos en el campo de la ficción icónica se cuenta más de un mockumentary como aquellos acerca de la retoma de la residencia del embajador de Japón (toma en picado de Fujimori elevándose entre cadáveres recién repasados) o la recuperación de tierras peruanas en el último conflicto con el Ecuador (filmada en una locación varios kilómetros al sur de lo que debió ser el escenario real).
Y, ya fuera de bromas de humor dudoso, mi generación recuerda perfectamente, también, la pésima e infinita serie televisiva sobre los héroes de la Guerra del Pacífico, allá por los años de la dictadura militar.
Las preguntas
La noticia nos deja algunas cosas nuevas en el panorama, que vale la pena revisar. Por un lado, está la pregunta obvia, que ya anda de ronda por blogs y redacciones: ¿está bien que el Ejército invierta en la producción de películas?
Es decir: ¿es ética y moralmente pertinente? ¿Es correcto de acuerdo con la legalidad peruana? ¿Es explicable que el ejército produzca filmes cuando los organismos de difusión cultural del Estado no cumplen con su rol previsto de apoyar el cine? ¿Está bien que el Estado peruano gaste dinero en transformar un arte en una forma de propaganda, teniendo en cuenta que no gasta casi nada en apoyar el arte en tanto arte?
Hay otra cosa aquí que a mí, personalmente, me parece no menos inquietante: el hecho de que el Ejército Peruano pueda al mismo tiempo producir obras de arte y espectáculos propios y censurar obras de arte y espectáculos ajenos.
Me explico: ya sabemos que el Estado hace poco o nada por promover el cine (es una discusión aparte si está o no está obligado a hacerlo). También sabemos que el gobierno ha respaldado la intervención censora del Ejército Peruano en por lo menos un caso reciente y notorio. Ahora sabemos, además, que el Ejército va a entrar en el mercado y en el negocio del cine.
Sumemos dos más dos: ¿vamos a permitir que el Ejército se convierta en una entidad con derecho a vetar todo lo que le disguste en el ámbito de la producción cultural y, al mismo tiempo, derecho a participar en esa producción cultural, en directa competencia con otros productores?
¿Qué hacer?
Sería fácil decir: la solución es que el Ejército nunca más vete o censure nada. Así, no sería tan extraño su rol de opinador y partícipe en la producción artística y cultural. Total, si todos tenemos derecho a decir lo que pensamos, también el Ejército tiene derecho a decir lo que piensa.
En condiciones normales, o simplemente menos conflictivas, esa sería acaso mi idea general al respecto. Pero, en vista de que Alan García y sus aliados acaban de dejar bien en claro que, para ellos, el Ejército tiene derecho a vetar y censurar lo que le dé la gana, entonces, lo menos que podemos hacer, ahora, coyunturalmente, es formar una corriente de opinión para que el Ejército desista de ingresar en un campo cultural contra el cual hace pocos días acaba de atentar abierta y patentemente.
Y además, por supuesto, tenemos que seguir insistiendo en que el atropello contra la exhibición de Piero Quijano es inaceptable, y nada, absolutamente nada, debe atenuar nuestro rechazo.
Luis Lumbreras no se hubiera rebajado a agacharle la cabeza a ningun general. una verguenza si lo hace quien deberia defender la cultura
Faverón, en uno de sus acostumbrados arranques de esquizohipocresía, dice que
"tenemos que seguir insistiendo en que el atropello contra la exhibición de Piero Quijano es inaceptable, y nada, absolutamente nada, debe atenuar nuestro rechazo".
Me pregunto entonces dónde está el rechazo de Iván Thays a la censura de Quijano. ¿Tal vez "atenuado" en su cita de Eagleton?
Y qué tiene que ver Faverón con lo que dice Thays. No manyo. Explícate mostrito.
THAYS NO SE METE EN LO DEL CASO QUIJANO PARA SALVAR SU POPÒ EN EL CANAL DEL ESTADO
La cultura peruana y el general Edwin Donayre
Como se recuerda, la censura contra la muestra de dibujos de Piero Quijano empezó cuando "el Ejército, a través de su comandante general Edwin Donaire -y con conocimiento del ministro de Defensa, Allan Wagner-, envió un oficio de protesta al Instituto Nacional de Cultura", molesto porque en el afiche de la exposición se mostraba "a un grupo de soldados peruanos levantando un fusil contra la cabeza de un campesino". Después vino (¿y seguirá viniendo?) todo lo que ustedes saben.
Ahora bien, un nuevo dato se viene a sumar al historial cultural del general Edwin Donayre, y llega a través del weblog Cinencuentro: Donayre, junto con el Dr. Fidel Ramírez Prado, Rector de la Universidad Alas Peruanas, acaba de firmar un convenio para la realización del proyecto cinematográfico Vidas paralelas. ¿De qué va la película? Dice el general Donayre: "Este es un evento importante para la historia del Ejército y para la historia del Perú. De igual manera permite un acercamiento con la población, que verá reflejada en esta película lo que pasamos durante la Pacificación Nacional". Dice Fidel Ramírez: "Vidas paralelas reflejará la historia que vivieron los soldados en la lucha contra el terrorismo, que es la verdad de lo ocurrido".
Dejo de momento ambos hechos situados frente a frente. Simplemente quiero añadir lo que señala Cinencuentro: "Llama la atención que el Estado Peruano pueda solventar la producción de una película a través de sus cuerpos militares, y no tenga los fondos para cumplir con el presupuesto del ente oficial, el Conacine".
PD: En la entrevista de este sábado en el suplemento Somos del diario El Comercio de Juan Zegarra Salas a Gustavo Gorriti a propósito de la censura contra Piero Quijano (su dibujo apareció inicialmente ilustrando un artículo de Gorriti publicado en Perú 21 el 2003), dice sobre Donayre el conocido periodista: "Donayre es un comandante general atípico, por momentos original y, en otros, folclórico y con propensión a la extravagancia. Dentro del Ejército lo consideran 'el loco' Donayre. Es decir, una persona que más que al Ejército, expresa al propio personaje. [...] Invito al general Donayre a hacer una autocrítica pública y mejor si es en quechua, idioma que domina".
El debate sigue en pie. Caretas o mejor dicho Zileri que mal se ponen por dejar contento a Alan. Asi no es.
Se piensa equivocadamente que la libertad en democracia es hacer lo que a uno le de la gana donde le de la gana. Hay espacios para todos, esto es una tonteria, no hay ninguna censura, la gente que defiende esta teoria no tiene idea de lo que es realmente censura.
Marchemos al INC y exijamos la renuncia de la Bákula, la Moreno y la Mujica, dando la cara y diciendo: aquí estamos los demócratas en contra de la censura y el actuar de la señora Bákula, por lo que pedimos su renuncia.
Marchemos a Palacio para que Alan se rectifique.
Lo que ha hecho Hugo Neyra es muy grave porque compromete su integridad como intelectual. Que un funcionario aprista o un blogger que vive en el extranjero justifiquen o pasen por alto la censura es una cosa, pero que el director de la Biblioteca Nacional de un país lo haga es realmente descalificador. Una actitud reprobable y servil la de Neyra.
¿En verdad cree Vargas Llosa que Alan García es un amigo de la libertad?
[Photo]En su última columna, Mario Vargas Llosa ha escrito un elogio de ciertos avances productivos, económicos y comerciales ocurridos en el Perú en tiempos muy recientes, debido a la aplicación de principios que desde hace tiempo el novelista identifica con el liberalismo económico que él mismo propugna. Hacia el final de su ensayo, sostiene lo siguiente:
"La notable transformación del presidente Alan García, que, en buena hora para Perú, hace ahora exactamente lo contrario de lo que hizo en su primer gobierno, es expresión y consecuencia de esa evolución de una considerable parte de la opinión pública hacia el realismo y gradualismo que caracterizan a la cultura de la libertad. Por primera vez en mucho tiempo, intuyo -con palpitaciones y tocando madera- que, después de tanto tiempo de andar a remolque, Perú podría pasar a ocupar un puesto de vanguardia en el contexto latinoamericano".
Me pregunto si Vargas Llosa sabe también que Alan García es el aval número uno de la censura impuesta hace días contra la exhibición de Piero Quijano, el sumiso bajacabezas que está permitiendo al Ejército hacer lo que le dé la gana en materia de recortes a la libertad de opinión y de expresión, el sordomudo que no hace nada por detener (si es que no propicia) el crecimiento de figuras infames como la de Agustín Mantilla, etc, etc.
Hace tiempo parecía claro que cuando Vargas Llosa decía "cultura de la libertad", se refería a un conjunto ético que abarcaba las libertades de empresa y comercio pero también y sobre todo las del individuo como entidad política. Desde este ultimo sábado, ya no se sabe de qué está hablando. ¿Quién puede describir a Alan García como un neonato libertario amigo de los derechos de los demás?
creado por Gustavo Faverón Patriau a las 14:48 del 10-jul-2007
Anónimo dijo...
¿Debilidad por García? Vargas Llosa comete un error al no incluir en su evaluación el manejo político del gobierno y la permisividad conque se está tratando al ejército.
martes, julio 10, 2007 3:57:00 PM
Madrugalia dijo...
Pero en el mundo intelectual peruano nadie le pone los puntos sobre las ies a Vargas llosa porque nadie quiere enemistarse con el gran gurú.
martes, julio 10, 2007 4:58:00 PM
PVLGO dijo...
Madrugalia,
¿Quién es "nadie"?
martes, julio 10, 2007 5:56:00 PM
Anónimo dijo...
admiro tu capacidad para desprestigiar a tu oponente. A falta de pruebas y argumentos, buenos son los insultos. Lastima nomás que ya todos tus lectores sepan cómo juegas, sucio.
Anónimo de las 3:31
Tienes razón en que democracia no es hacer lo que uno le da la gana donde le da la gana. Pero en este caso, hablamos de una exposición programada previamente de caricaturas.
Si hay censura por que un militarote de esos decidió que no le gustaban determinadas caricaturas (¿qué tiene que ver un cachaco con el INC?), por que Alan también decidió que no le gustaba la caricatura que aludía a su hijo extramatrimonial (supongo que también prohibirá esos chistes donde dizque se escapaba de palacio de gobierno en motocicleta para verse con una ex conductora de Panorama).
El arte, la sátira, el humor SIEMPRE es incómodo, anti stablishment, revelador. Por eso los dictadores le temen.
Te recomiendo ver la película "V de vendetta". El terrorista V (que combate a su manera un estado totalitario), aparece en un programa de tv martirizando y humillando al dictador de turno. Todo el país celebra la broma, excepto el dictador y sus chupes. Luego, manda matar al director del programa.
¿Eso esperamos que ocurra con Piero Quijano y quien quiera burlarse de los políticos y las fuerzas armadas?
si nada debe atenuar nuestro rechazo entonces se me escapó el rechazo de Iván Thays a la censura. Puedes colgarlo por favor, Gustavo?
Pásame el texto y yo lo pongo, y de paso me alcanzas el tuyo, con tu firma, claro. Salvo que te llames "anónimo".
Según entiendo, el blog de Iván se dedica exclusivamente a la literatura. Yo no recuerdo que haya posteado nada nunca relativo a las artes plásticas. ¿Eso está mal?
Una pregunta que me queda dando vueltas en la cabeza es por qué te preguntan a ti sobre lo que hace o deja de hacer Iván Thays y por qué esa obsesión. ¿Cuál es tu vínculo con Thays, Gustavo?
(la republica)
Mi opinión sobre el lío entre el INC y la casa Museo, a pedido del diario Perú 21 (publicada el sábado 9), consiste en desdoblar la cuestión en dos preguntas. La primera, ¿qué hace el Museo Mariátegui enganchado a una entidad del Estado? Y que conste, soy miembro de esa sociedad de amigos, pero pienso que esa zona gris (no es la única, la hay por docenas) es fuente de roces e interpretaciones y soberanías, algo bizantino. La otra cuestión es todavía más simple: ¿tiene una dependencia estatal la libertad de decir no? No que en el país, en su espacio.
Pero, maravilloso Perú, en el curso de la diatriba contra el INC, se ha vuelto la tortilla de cabeza. Ni en los EEUU, aquí se quiere la dictadura de la sociedad civil cuyos gustos y colores tan diversos serían criterios del Estado. Una sola preguntita, aparte del toletole de tendencias: "en nombre de qué legitimidad?". Porque los delegados de tal entidad se autonombran. Entre tanto mandan y atarantan. Atarantar, tuve dudas de usarla. Me parecía peruanismo, prejuicio el mío, pero no lo es. Bien castizo, quiere decir confundir, impedir pensar. Así como no me dejo atarantar, repregunto: ¿se ha prohibido que Piero Quijano exhiba "sobre el territorio nacional?". ¿Se han decomisado sus obras? ¿El hombre está preso o escondido? Cualquiera diría que tropas de policías robocop recorren las galerías de arte y se las llevan. Censura, lo que se llama censura, es otra cosa, siempre es fea y no desaparece; aunque se haga rara. En Europa, hace poco un político objetó ante tribunales la impresión de un libro que hablaba de su vida sexual. Y ganó, y recogieron hasta el mínimo machote. Eso es censura, y en sociedades avanzadas. Por lo demás, la señora Bákula, tirana de artistas y cómplice de los crímenes de sinchis, es la misma funcionaria que exhibe 182 fotos acusatorias de esos mismos crímenes en el mismo Museo de la Nación, de 9 a 17 horas, todos los días. No sé si el lector las ha visto, son feroces, acusatorias. Y bueno, si eso es prueba de voluntad de censura, que baje Pedro y lo vea. Pero también cierto es que lo del INC no fue simple, marchas y contramarchas, y se bajaron, de paso, otros dos cuadritos, uno con caricatura del presidente García. No pe, así no es.
No lo explicaron nunca los maestros del Sutep en huelga: el Estado moderno es una cosa y otra la sociedad civil. Es esta quien tiene derecho a ser contradictoria, a albergar lo distinto, lo conflictivo. ¿Debe el Estado contagiarse de sus contradicciones? No, las sociedades son heterogéneas. ¿Quién puede cerrar la discoteca Café del Mar por reincidir en discriminación? La PNP. ¿A quién están atendiendo, a los dueños o a los vecinos? A estos últimos. Sociedad civil, contraparte del Estado. Decirlo como que divierte al cronista y aburre al profesor: me remito a Hobbes, 1650. Sin Estado, "la guerra de todos contra todos". Pero vaya usted a explicarlo en el Perú, donde muchos no quieren ni reglamento ni ley. ¿2007? No, hombre, estamos en 1649, un año antes del Leviatán, el mal menor de la ley que en este país no le gusta a nadie. Ni en la desalojada Santa Anita ni en las mineras. Y así nos va. Mientras Chile, el vecino, tiene Estado con leyes desde hace dos siglos. No pregunten por qué a ellos les salen bien las cosas.
"Según entiendo, el blog de Iván se dedica exclusivamente a la literatura. Yo no recuerdo que haya posteado nada nunca relativo a las artes plásticas. ¿Eso está mal? "
no pues rabino, rabanal, paco rabanne, así no es, ASÍ NO ES, thays SÍ se ha ocupado de polémicas entorno a la plástica. Cuando daddy Vargas Llosa se mechó con artistas plásticos en el asunto del Museo de arte contemporaneo, ¿de parte de quién crees que se puso? Revisa su post y luego pontifica
La concha de la semana
¡Que buena la hipocrita desgarrada de vestiduras de Gustavo Faveron! Dice que lo de Bryce es nada mas que "embrollos recientes". Y encima se atrave a a hablar de bajeza intelectual y vileza moral. El mundo al reves.
BRONCOTA ANONIMO SALAS VERSUS FAVERON=
Anónimo dijo...
Comprendo los ejemplos referidos de autores cuya vida personal podría deslucir su calidad literaria en la percepción de algunos lectores, pero qué tiene que ver el hecho de que Lope de Vega asistiera a autos de fe? Él era familiar del Santo Oficio, un empleo nada desdeñable que muchos otros escritores ya hubieran deseado (el gran obstáculo era el de la limpieza de sangre, que Lope, por sus orígenes vascos, pasaba sin problemas). Además, recuerda que la España del XVII es un estado monárquico de antiguo régimen, donde impera la ortodoxia religiosa. En esa época trabajar para el Santo Oficio no era ni siniestro ni censurable, por el contrario, se consideraba que a través de ello te ganabas el cielo, además de solucionarte la vida económicamente hablando, por supuesto. Aunque te suene ridículo, ser "familiar" a inicios del XVII era un oficio digno y loable, "políticamente correcto" (tanto como lo es ahora ser comisionado de derechos humanos). Que ahora los métodos del Santo Oficio (bien parecidos a los admitidos en los sistemas judiciales del resto Europa) y su intolerancia nos parezcan abominables no debe llevarnos a perder la perspectiva histórica.
miércoles, julio 11, 2007 9:56:00 PM
Gustavo Faverón Patriau dijo...
También en la Alemania nazi era mostro ser soplón contra los judíos, estaba bien visto, era patriótico y se ajustaba a las enseñanzas del establishment político. ¿Justificar a los asesinos nazis sería lo que llamas "tener perspectiva histórica"?
Perspectiva histórica es lo que te falta para comrprender que el antisemitismo español de los tiempos de Lope era un evidente retroceso con respecto a, por ejemplo, la pacífica convivencia cordobesa y granadina de siglos anteriores entre cristianos, musulmanes y judíos. Lope de Vega, en efecto, era familiar del santo oficio. También era paciente de un médico cuyo criptojudaísmo era conocido por muchos. Lo llamaba su amigo. Pero también asistía a autos de fe donde se condenaba el criptojudaismo, y componía canciones sobre los judíos que asesinaban niños para comérselos en los caminos de Castilla (qué pena que no esté en mi casa para colocar la cita). Para reconciliar todas esas cosas, no importa cuánta "perspectiva histórica" quieras tener al respecto, había que ser, ante todo, un perfecto miserable o un perfecto cobarde. ¿Gran poeta? Sí, obvio, gran poeta.
¿Por qué tu interés en justificar sólo ese caso?
miércoles, julio 11, 2007 11:04:00 PM
La Primera // 06 julio
Bryce y Fujimori
=César Hildebrandt=
La entrevista que publica Caretas en su última edición no se sabe qué es: ¿el guiño de complacencia de una admiradora, el testamento de un inimputable, la apología implícita de la sinvergüencería cuando ésta proviene de un señorito o el homenaje surrealista que la revista de los hermanos Zileri le rinde al arte de perromuerto literario y la piñatería letrada y mayorista?
Alfredo Bryce se muestra como si fuera un caradura que finge estar loco para adquirir la inimputabilidad y lanza frases incoherentes a ver si le liga. Es un Hamlet de la copiandanga, una Xerox que hace ruidos marcianos a ver si la confunden con un platillo volador, un cleptómano inglés que puede birlarse hasta los hallazgos literarios de un amigo nueve años después de que fueran publicados (por el amigo). Y mi entrañable amiga Maribel de Paz, como si fuera Winnona Ryder charlando con un camarada después de la terapia, le pregunta, muy “temeraria” ella “¿A quién le gustaría plagiar?”.
—Me gustaría plagiar a Stendhal... Y me gustaría plagiar, pues, a Cervantes. Un plagio es un acto de admiración, de cariño.—contesta Bryce.
Y así por el estilo. Como si el plagio fuera algo chistosillo y no una entrada a saco en la hacienda mental de un señor que se ha pasado horas tratando de ser original. Como si el plagio fuera esa cosita que no tiene importancia (según la conversa gagá de la cafetería del Country Club, donde nadie podría plagiar a nadie porque nadie ha creado algo que merezca codicias y ganzúas). Como si Enrique Zileri no hubiese matado a Francisco Igartua si al director de Oiga le hubiese pasado por la cabeza plagiar algo del director de Caretas. Como si, en fin, el plagio no fuera un robo, un delito, una vergüenza.
Este once veces plagiario señor Bryce no está enfermito ni nada. Es un pájaro frutero de la hemeroteca que busca la compasión limeña,. Tan demostrada por Maribel de Paz en este número de Caretas. Porque, darling, no me vas a decir, Maribel querida, que tú hubieses sido tan masajeadora y desinflamante si Bryce te hubiese plagiado a ti, o si el plagio lo hubiese cometido el Goyo Martínez, o si —al revés— un periodista español hubiese plagiado a Bryce.
Pero en este país, que ayer gobernó un japonés asesino y ladrón, la cultura de la resignación se ha extendido y la cirugía que más se practica es la de la castración. Así que no importa el delito sino quien lo comete. Para las turbas con las manos extendidas, las turbas que Bolívar vio agacharse en el Perú como en ninguna otra parte, está bien que Fujimori se refugie en el senado japonés. Lo dice hasta una rabona de títulos académicos como Martha Hildebrandt. Para la beautiful people de las agendas culturosas y las conciencias aplatanadas no importa la indignidad del plagio repetido y rentable —el señor Bryce ha cobrado por cada artículo afanado— sino la cuna y el apellido.
—Al Chino no lo tocan —dice Raffo.
—A Bryce tampoco —dicen otros.
Y esto que Bryce se meó los pantalones cuando Fujimori gobernaba y permaneció en un silencio tan sin fisuras que por poco queda afónico. Robarle al presupuesto público, robarle al talento del vecino: la misma vaina con distinta bufanda. No admitir ninguna responsabilidad respecto de lo perpetrado: el Perú profundo, la vieja pus que González Prada nos diagnosticara.
Como dice Bryce, “la Chichi es una gran amiga”. ¡Hasta en eso resulta un plagiario!
(chequeen dintilakos otro texto convenido y que califica tambien como otra careta del poder)
La última mudanza de Eduardo Adrianzén
Libros buenos que se vuelven malos: un caso de crítica retroactiva
Los embrollos recientes de Alfredo Bryce han ocasionado todo tipo de opinión, incluyendo algunas de una bajeza intelectual y una vileza moral inverosímiles (qué derecho tiene nadie a llamarse amigo de Bryce, por ejemplo, y de inmediato especular en (o ante) la prensa sobre posibles enfermedades mentales; qué derecho tienen personajes como Hugo Neira, hoy avalador de censuras, a decir vulgaridades sobre la vida privada de Bryce).
Desde escribidores de cantina hasta aprendices de vedette literaria han decidido, al ver a Bryce caído y defendiendo malamente lo indefendible, que esta era su oportunidad para sumarse al callejón oscuro y lanzar ellos también un puntapié, entre risas oblicuas y malestares hipócritas (y más de uno ha dicho qué pena, pobre Bryce, yo que lo quiero tanto, antes de meterle el siguiente pisotón).
Pero, incluso más que la mediocridad moral implicada en esos coscorrones de gaznápiro acobardado, me resulta irritante la actitud de los otros, los que ahora dicen que Bryce es un mal escritor, aunque hasta ayer dijeran que era lo máximo.
Siento mucho no comprender ese tipo de vaivén: tengo entendido que los textos de Bryce escritos a lo largo de las últimas décadas siguen exactamente iguales, no se les ha caído una coma, no se les ha desvanecido párrafo alguno, y ni los dislates y desventuras recientes de su autor, ni absolutamente nada que haga en este mundo o en el otro, los han modificado ni los modificarán.
Entre ellos sigue habiendo novelas clave de nuestra tradición, como la extraordinaria e irrepetible Un mundo para Julius, junto a experimentos narrativos de gran riesgo e imaginación desbordada, como Tantas veces Pedro y La vida exagerada de Martín Romaña; libros de cuentos que se incluyen entre lo más depurado y emotivo en la historia del relato breve peruano, como Huerto cerrado y La felicidad ja ja, y, aunque se nieguen a admitirlos quienes ahora creen descubrir que Bryce es incapaz de escribir fuera de los límites de la ficción, también queda en su corpus creativo la fascinante colección de crónicas de A vuelo de buen cubero y una larguísima serie de notables ensayos sobre literatura recogidos en libro en los años noventa.
Que alguien me explique qué es lo que ha querido decir ayer en La República el dramaturgo Eduardo Adrianzén (el recordado esclavo de la película La ciudad y los perros). Lean su artículo. Adrianzén hace lo inimaginable: decide que, en vista de los plagios y las acusaciones inusitadas, de las entrevistas lamentables y los escándalos recientes, la obra de Bryce ya no es buena.
Pero hace más que eso: da un ejemplo transparente de cómo, cuando un grande cae, los enanitos suspiran y sienten que por fin es tiempo de decir lo que nunca se atrevieron a decir: "hoy puedo confesar que abandoné la Admigdalitis de Tarzán a la mitad", escribe Adiranzén.
Pregunto: ¿por qué no lo podía confesar antes? ¿Quién le puso un cuchillo en la garganta? ¿Anda siempre Adrianzén por el mundo diciendo que le gusta lo que no le gusta? ¿Y qué culpa tenemos los demás?
Vean este párrafo notable: "Solo unos pocos, como el ácido Marco Aurelio Denegri, se atrevían a dudar de sus méritos literarios... hasta el episodio de los plagios y todo lo que ya sabemos que, a mi entender, tiene un tristísimo colofón en la entrevista del último Caretas".
¿Qué? ¿O sea que ahora, a causa de los plagios y las entrevistas, ya es posible dudar de los méritos literarios de Alfredo Bryce? (¿Y por qué no se podía antes?). ¿Se puede saber cuál es la relación entre una cosa y la otra? ¿Cuál es el mágico mecanismo de devaluación retrospectiva que Adrianzén ha puesto en marcha para sacar estas conclusiones?
¿Y qué hará Eduardo Adrianzén el día en que le sea revelado que T.S. Eliot era un esposo explotador, que Ezra Pound era un fachista irremisible, que Alejo Carpentier era profidelista por conveniencia, que a José Saramago lo acusan por plagio en varios países, que Jorge Luis Borges hablaba con desprecio de los negros, que Camilo José Cela firmaba a diestra y siniestra artículos escritos por sus empleados, que Francois Villón era ratero y vagabundo, que José Santos Chocano fue un homicida, que Félix Lope de Vega asistía con unción y recogimiento a autos de fe, y que Felipe Huamán Poma escribía porque soñaba con el poder? ¿Pensará entonces que las obras de esos autores son mediocres y no son dignas de admiración?
El hecho de que Eduardo Adiranzén, y como él varios otros, crean que sólo pueden decir que un libro no les gusta una vez que el autor haya caído en desgracia, no debe llevarnos al error de suponer que ese es un ejercicio permisible: no es honrado y no es honorable. ¡Y qué decir del párrafo final, en el que Adrianzén pide que los medios no le den más tribuna a Alfredo Bryce! ¿Es que ahora ya no queda nadie sin ínfulas de censor, nadie que no tenga en mente a quién hay que vetar y a quién hay que silenciar?
Bryce no escribe al nivel de antes desde hace tiempo pero es absurdo afirmar que ahora sí se puede decir eso y antes no. No hay que mezclar papas con camotes.
redactor de Caretas hablando de Iwasaki cuando plagió:
"El Umberto Eco de la copiandanga"
Hildebrandt hablando de Bryce:
"Es un Hamlet de la copiandanga"
"copiandanga" parece provenir de "copia" y de "pindinga"
http://www.cinencuentro.com/2007/07/12/reacciones-de-los-blogs-peruanos-por-pelicula-castrense/#cut-1
Diario Correo
Lima 12 de Julio del 2007
:: PEDRO SALINAS :: Patente de Corso
:: Cariñosito
Sigue igual. No ha cambiado nada en él. Al revés que Paris Hilton, que, según ella misma, ahora es otra persona. Me refiero a Bryce, claro, que ha variado de versiones y justificaciones como Victoria Beckham cambia de bragas a lo largo de un día entero. Primero fue el cuentazo de la secretaria. Luego vino el delirante complot fujimontesinista. Después resulta que lo de la secretaria se lo inventó por aturdido y para darse un poquito de importancia. Ahora se trata de un montaje orquestado por el escritor Herbert Morote (una de sus víctimas), quien le habría pagado al director de Perú21, Augusto Alvarez Rodrich, para desprestigiarlo. Así lo cuenta en Caretas. ¿Y mañana? Pues mañana dirá que todo esto es un contubernio montado por Hugo Chávez al alimón con la CIA y Jack Bauer. Que Torres Caro, Carlos Raffo y los extraterrestres de Sixto Paz están urdiendo, todos juntos, un plan para abducirlo. Pues está claro que a este pájaro frutero de la hemeroteca, en definición de César Hildebrandt, la verdad no le entra por las orejas. Ni le va a entrar. Porque ha adoptado como estrategia negarlo todo hasta el final. Como en las infidelidades. Y acompaña estas paparruchadas, que va renovando con el tiempo, con esa mirada de pez que tiene, tan inexpresiva y apropiada para decir lo que sea en el momento que le está atravesando un arpón, cuando está comiendo un muymuy o cuando está en el lance de galantear a una hembra.
Pero lo más delicioso de la última entrevista de Bryce en Caretas, es, sin duda, su particular definición de plagio. Que no tiene nada que ver con copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias, que así es la acepción que ofrece la Real Academia , y parece describir, de paso, lo perpetrado por Bryce. No. Por ahí no van los tiros, según Bryce. Un plagio, según el creador de Martín Romaña, “es un acto de admiración, de cariño”. Ni a Mister Fantástico cuando se estira, se le flexibilizan tanto los conceptos, oiga.
Yo no sé si el Bryce de esta etapa está loco, se hace el loco, o es un cínico cuchufletero. Pero eso de conceder lo que no se debe conceder y negar lo que no se puede negar, lo convierte en un torrente inútil de tinta y de saliva. Como sea. Kafka se habría cagado de la risa con las declaraciones de Bryce.
Inquisición y cultura
¿Por qué poner a un defensor de la censura a dirigir la Biblioteca Nacional?
Sorprendentemente, o quizás no tanto, entre quienes justifican la censura impuesta por el Ejército y condonada por el Instituto Nacional de Cultura, contra la exposición de Piero Quijano, se cuentan intelectuales reconocidos, con una obra a sus espaldas, como Hugo Neira.
En su artículo Estado y zonas grises, publicado el 7 de julio en el diario Perú 21, escribió:
"Censura. No se sabe de qué se habla. Ha habido un 'no aquí', del INC, que no es lo mismo. Discutible o no, censura es otra cosa. Es el 'no se imprime' del antiguo poder eclesiástico. O el 'prohibido exhibirse en el territorio nacional', de pasadas dictaduras. Cualquiera diría, leyendo el toletole de los medios, que vivimos en la Argentina de Videla, el Chile de Pinochet o el Perú de Odría".
Y luego añadió lo siguiente:
"Las libertades son eso que puede ejercerse no en el interior de la maquinaria estatal -que debe guardar su propia coherencia- sino, más bien, en el ancho mundo de la sociedad civil. ¿Por qué, entonces, se le pone a prueba? ¿Para probar que tiene límites ? Sí, pues, los tiene. Pero, para tener un Estado racional, cauteloso, es preciso que sus ciudadanos también lo sean".
Curiosa reflexión esa última: para Neira, las libertades no son inalienables del individuo, sino que hay que ganárselas de alguna manera: ¿quieren un Estado racional?, dice. Entonces los ciudadanos han de ser cautelosos. No deben pasarse de la raya. Para Neira --qué sintomático--, el Estado es un papá con derecho a castigar a esos niños maleducados que son sus ciudadanos, o, en este caso, sus artistas. Es verdad: no es el Chile de Pinochet. Es el Perú de Alan García.
Después, en un artículo más extenso publicado en La República el 10 de julio, bajo el título El INC y el arte de atarantar, Neira añadió esta anécdota, a su juicio ilustrativa de su verdad:
"Hace años, me paseaba por Roma, y a pocos pasos de la ciudad del Vaticano (que es un Estado minúsculo) me hallé de porrazo con una librería libre, tan libre que habían colgado un afiche bien insolente. Una virgen María, la madre de Jesús, a partir de una foto de una muchachita muy bella y encinta con un inmenso vientre a punto de dar a luz. Cosa de radicales protestantes, autores del afiche. Bajo el monumental vientre, un titulito: 'dentro de unos minutos, Navidad!' Fuerte, ¿no? Y si lo traigo a colación no es para fastidiar a nadie, sino para reflexionar. Ni al más desalmado artista satírico anticulto-mariano se le ocurre, en la libertaria y civilizada Italia, que ese afiche se exhibiera en San Pedro. La respuesta de los canónicos, aparte su desagrado, sería sencilla: ¿por qué aquí? Pero si los italianos fueran peruanos, ahí es donde lo quisieran. Para fregar pues. Para atarantar".
Poco favor le hace a sus propios argumentos Hugo Neira cuando coloca como ejemplo al único rincón del mundo occidental en el que la diferencia entre fe religiosa y Estado no existe, en el que la jerarquía de la religión y la de la ley son lo mismo, en el que el cimiento básico de los estados modernos y la democracia no asoman de ninguna manera importante: el único estado premoderno de esta parte del planeta.
Flaco favor se hace Neira con tal ejemplo, digo, porque deja traslucir lo que él piensa acerca de cómo deben ser la difusión de las ideas y las restricciones a la libertad de expresión y cuán estrechos son para él los límites entre lo que se puede decir y lo que se debe callar o silenciar.
¿Permitiría Hugo Neira que el canal de televisión del Estado transmitiera un programa que fuera abiertamente crítico contra el Ejército? Aparentemente, no. Porque, según Hugo Neira, esas serían ganas de fregar. Él lo prohibiría. Y lo llamaría "sentido común". Porque para Neira los espacios culturales del Estado no están allí para servir al pueblo productor de cultura, sino sólo para irradiar ideas que convengan al Estado y a sus temporales inquilinos.
(Y encima, él mismo señala, en uno de esos artículos: "Confundimos gobierno con Estado". Sí, así es en efecto, y hace bien en decirlo en el plural de la primera persona, porque quienes obviamente confunden gobierno con Estado son él y sus compañeros apristas).
El hecho de que, para Hugo Neira, el Estado deba ser gran anfitrión del pensamiento único es un problema mayúsculo, un problema enorme para la libertad de la vida intelectual en el Perú. Porque resulta que Hugo Neira es director de la Biblioteca Nacional, una entidad del Estado.
Me pregunto si no será tiempo de revisar el catálogo de adquisiciones de la Biblioteca, porque, si Hugo Neira es coherente con su propia prédica, es sumamente probable que esté prohibiendo el ingreso en ese recinto estatal de cualquier libro que el Estado (o más bien el gobierno) pueda juzgar sospechoso, errado, impropio o simplemente opuesto a sus intereses.
"¿Se ha prohibido que Piero Quijano exhiba "sobre el territorio nacional"?. ¿Se han decomisado sus obras? ¿El hombre está preso o escondido? Cualquiera diría que tropas de policías robocop recorren las galerías de arte y se las llevan. Censura, lo que se llama censura, es otra cosa, siempre es fea y no desaparece; aunque se haga rara. En Europa, hace poco un político objetó ante tribunales la impresión de un libro que hablaba de su vida sexual. Y ganó, y recogieron hasta el mínimo machote. Eso es censura, y en sociedades avanzadas".
Lamento decirlo, pero ese párrafo me suena hipócrita y descarado. Porque Hugo Neira está muy lejos de ser un ignorante y por lo tanto sabe que lo que argumenta no tiene ni pies ni cabeza. La censura tiene muchas vías, y las más sutiles suelen ser las más peligrosas: obligar a alguien a cambiar de religión y celebrar a la fuerza la nueva es censura: no hace falta cortarle la lengua a la víctima; tijeretear unos cuantos minutos de una película y luego permitir que se exhiba la hilacha resultante es censura, aunque no se arroje al director a un calabozo; borrar frases y palabras de un libro antes de aprobar su venta es censura, aunque se deje circular al autor por calles y plazas; descolgar unos cuantos cuadros y afiches y aprobar la exposición de los demas es censura, aunque no se deporte al artista ni se echen sus cuadros a una hoguera.
No hay que tener ni siquiera sentido común, sino apenas los proverbiales y cada vez más escasos dos dedos de frente, para darse cuenta.
Hugo Neira ha publicado libros en el SINAMOS de Velasco, y en la Casa de las Américas de Fidel Castro (se entiende que esto de censurar o no censurar no sea su problema ético más agobiante). Pero, si le hubieran pedido en esas oportunidades que arrancara unas cuantas páginas de sus manuscritos antes de hacerlo, ¿habría dicho que era censura, o habría dicho: "tonto de mí, falto de sentido común, qué ganas de joder las mías, en qué estaba pensando", antes de arrancarlas y aceptarlo todo o marcharse en silencio a su casa, como, aparentemente, piensa que debió hacer Quijano?
Me pregunto si alguien para quien censurar es permisible, alguien para quien atropellar la expresión ajena no está mal, alguien según quien el Estado tiene derecho a silenciar a sus ciudadanos, es la persona idónea para dirigir una Biblioteca Nacional.
Hay quienes hablan de censura y se desgañitan contra Hugo Neyra, pero no dicen nada de la autocensura de los que trabajan para el canal del Estado. Alguien dijo Ivan Thays, mi querido Gus?
A veces uno se ilusiona con que algunos intelectuales constituyen reservas morales del país, pero frente a esta desbarrada de Neira solo queda una profunda decepción. Más alucinante todavía es que un partido como el aprista, que tanto ha llorado por sus líderes e intelectuales perseguidos y censurados del pasado no tenga el menor empacho en ensañarse con un pintor que "ha ofendido al Ejército". ¿El Ejército ya no nos ha ofendido durante muchos años con gobiernos caudillistas e improvisadores que en parte han tejido la ruina del país? ¿No son ellos los que han puesto en uno de los muros de sus escuelas ese famoso lema que dice "Las ideas se exponen, no se imponen"? Por favor, un poco más de coherencia, señores milicos, y un poco más de correa también.
¡No es censura! ¡Es política de Estado!
Sobre el veto al pensamiento crítico y su expresión plástica, la clausura del uso conciente del espacio público, la censura al derecho de construir una memoria crítica y activa, la autocensura y la claudicación de conocer y reconocer la verdad
Por Alfredo Márquez
La Libertad de Expresión asociada a la Libertad de Información, por definición, han estado más entendidas como privilegio de la empresa privada de ejercer "su libertad" como productora de contenidos informativos de distribución masiva (prensa escrita, radial y televisiva), que al derecho de expresión individual o colectivo del pensamiento crítico en sus diversas vertientes creativas y de generación de discurso autónomo en el Perú.
La corte informativa (todos contra algo) de los medios masivos de comunicación se hace monocroma (por su discurso uniforme), cuando los intereses económicos o políticos que los sostienen se ven peligrar, aunque eso sea solo un espejismo creado por ellos mismos, como en el caso de la candidatura del proyecto de Ollanta Humala, las movilizaciones de los campesinos cocaleros o el desalojo de los comerciantes del mercado de Santa Anita.
Las políticas de Estado en nuestro sistema de administración del poder imponen por la fuerza el presidencialismo-caudillista como fórmula de administración de los recursos y de centralización de los poderes del Estado. "Kenya Fujimori, (a) Salvador del Perú" ahora globalizado extraditable político evasor de la justicia por sus crímenes de lesa humanidad y el saqueo de la economía nacional, "Alan García Pérez, (a) El Estado Soy Yo" reo contumaz que esperó la prescripción de sus delitos económicos para retornar de su cómodo auto-exilio y que no deja de dar un paso en su manejo de la administración del Estado, en su puesto de Presidente del Perú, sin cubrirse las espaldas él y sus cómplices por sus crímenes que los tipifican como violadores de derechos humanos.
En este marco de referencia se produce la autocensura por la dirección del INC (Instituto Nacional de Cultura), negada por ellos mismos, de la exposición antológica "Dibujos en Prensa 1990-2007" del brillante cronista gráfico de la realidad contemporánea que es el artista Piero Quijano. Muestra abierta en un espacio público que se encuentra bajo la gestión del INC, y que es nada menos que la "Casa Museo José Carlos Mariátegui", este último reconocido intelectual y político no solo como fundador del proyecto socialista en el Perú sino también como uno de los más importantes pensadores de la América Latina del siglo XX e impulsor decidido del pensamiento y la acción crítica en el medio intelectual y artístico de su época y por extensión de la nuestra.
Esta autocensura asumida como modelo por el propio Presidente Alan García ("… No se puede permitir que en un lugar público se insulte a las Fuerzas Armadas del Perú y yo, personalmente, tampoco lo permitiría") no es un hecho aislado, es la consumación visible de una Política de Estado impuesta por los actuales agentes del poder, tanto civiles como militares, que son los mismos que tienen responsabilidad política y penal por el saqueo y la masacre de los sectores mayoritarios de la población que sufrieron la guerra interna como carne de cañón y a los cuales se pretende reivindicar, desde el Estado, entregando en ceremonia a plaza pública unos grotescos cheques de formato superlativo (King Size), como si el reconocimiento de las reparaciones colectivas a las poblaciones afectadas por el conflicto interno, a las que los administradores coyunturales del Estado les deben todo su respeto, fuera una lotería premiando la indignidad de la población con una imagen cínica para la foto. ¿Quién insulta a quién? Entonces, poner música pachanguera de fondo, La Vida es un Carnaval con globos rojos y blancos. ¿Quién hace caricatura política espontánea?
La caricatura política es justo esa que retrata una realidad que, muchas veces, es insoportable por su violencia y cinismo; estas imágenes (como las que construye Piero Quijano) con su ironía nos provocan una sonrisa de medio lado por la complicidad entre la imagen y nuestro cerebro, donde la inteligencia del artífice de la imagen y la nuestra entran en contacto. Esta operación mental es imposible de pedírsela a los factótums del poder y de la violencia legitimada por sus fajines bicolores, sus títulos coyunturales o sus charreteras plagadas de íconos que señalan su posición en el aparato represivo y del Estado. La solemnidad y la hipocresía es su territorio, del que la inteligencia y el pensamiento crítico se encuentran desterrados.
Las intervenciones públicas del Presidente García, haciendo eco de su propio proyecto autoritario, del Primer Ministro del Castillo, que no tiene tiempo para nimiedades,…un caricaturista…, pero sí para cosas de fondo y esta ¡sí que es una cosa de fondo!, del Ministro de Defensa Wagner defensor de la buena imagen de las FFAA y despreocupado de los graves cargos contra miembros de las mismas FFAA por delitos de lesa humanidad, delitos que no prescriben ni en el tiempo ni en la memoria de las víctimas ni de sus familiares. Y la anuencia sibilina de la revista Caretas que ningunea en un solo artículo a los firmantes de un comunicado que se solidariza con los censurados gestores de la muestra "Dibujos en Prensa": Piero Quijano (artista expositor) y Armando Williams (curador de la muestra y funcionario directivo del propio INC); y del Director de la Biblioteca Nacional, Dr. Hugo Neira, que habla de que no hay censura aunque sí un "no aquí" al que el Estado tiene derecho. De todo lo sostenido por estos expositores se entiende entonces que aquí no hay censura, porque Piero Quijano o sus obras no han sido secuestrados o desaparecidos, solo el Estado ha hecho uso legítimo de su derecho de no darle espacio a los atarantadores. Valiente categoría ¿Quién ataranta a quién Sr. Neira?
La reaparición de la Dra. Cecilia Bakula (directora del INC) y que nunca dijo con respecto a este caso esta boca es mía en el espacio de gestión pública, acompañando a su jefe inmediato el ministro de educación Sr. Chang y al Presidente de la República Sr. García no podría ser mas ejemplificador del papel del INC en esta coyuntura de gobierno: corifeos necrofílicos, apoyados sobre los féretros que contienen los restos calcinados de los músicos del grupo de música popular Néctar. ¿Es condecorar féretros de los representantes de una propuesta cultural con la cual no tienen ninguna relación y a la cual miden según el "rédito social" (rating en términos televisivos) que les pueda dar, lo que habla del proyecto cultural que dirige el Instituto Nacional de Cultura, el Ministerio de Educación y el propio Presidente de la República? Sí, esa es la apuesta. Aprendiendo la lección que el consumo descerebrado y oportunista hace la televisión nacional de procesos y vidas que también le son ajenas y a los que ahora han convertido en cultura necrofílica del espectáculo. ¡Que pase Chacalón! ¡Aplausos!
Si a los profesores, organizados o no, en su lucha por el respeto a sus derechos ganados se les sataniza, así como a los mineros, a los trabajadores sindicalizados o agremiados, a la población movilizada en reivindicaciones regionales y a todos se les ningunea , aporrea, "rochabusea", asfixia con bombas lacrimógenas y vomitivas, y se apela a la eterna monserga del enemigo foráneo que atraviesa las fronteras físicas y mentales (hoy Proyecto Bolivariano), o al enemigo interno (radicalismo izquierdizante o aun peor terrorismo de última generación), comprenderemos que movilizar a la población en torno a la pena de muerte a los violadores (¿alguien dijo violadores de derechos humanos?), al cuco chavista, al cuco narcoterrorista cocalero, o cualquier otro enemigo prefabricado, no es más de lo mismo, sino la destrucción absoluta de la disidencia civil, del pensamiento libre, del pensamiento crítico, al imperio de la prepotencia y la dictadura, sí Dictadura ya no de los militares con careta civil como en el fujimorato sino el triunfo del proyecto autocrático organizado por los verdaderos dueños de la bonanza económica, sostenido por la impunidad y encabezado por un personalista delirante y a un núcleo de corifeos de la muerte enquistados en el espacio del pensamiento desde la gestión pública que los soportan y legitiman.
Mientras tanto las osamentas de las víctimas de nuestra reciente guerra interna siguen apareciendo (como en Huancavelica la semana pasada) cada vez que se demuele un muro o se cava una zanja en los espacios tutelados por el Estado (serán las zonas grises de las que habla el Dr. Neira). Y cada vez es más claro que no se trata de restos arqueológicos, celebrados más como figuritas del álbum de recortes de maquetas escenográficas para producciones Hollywoodenses que como logros culturales propios, sino justamente en su gran mayoría de los restos recientes de los descendientes directos e indirectos de los que construyeron la sociedad que hizo posible proezas constructivas y organizativas como Machu Picchu.
PD: Yo no voté ni celebré por el espectáculo de su destrucción.
Lima, 10 de Julio de 2007
Maravillas del esclavismo
Machu Picchu no se construyó en un día de pícnic y diversión
Encuentro este artículo de Alfredo Márquez que es una protesta contra la censura y los recortes a las libertades del individuo (a raíz del caso Quijano). Pero el artículo termina con una exaltación de la civilización inca, a la que el autor se refiere como "la sociedad que hizo posible proezas constructivas y organizativas como Machu Picchu".
Teniendo en cuenta que una parte del artículo de Márquez es una reivindicación de la caricatura política como modo de expresión crítica, uno se pregunta si será acaso intencional esa caricatura con la que él mismo concluye su texto. Porque, ¿cómo puede alguien defender las libertades del individuo y a renglón seguido hacer el panegírico de una ciudadela construida a costa del trabajo forzoso y la vida y la muerte de dios sabe cuántos cientos y miles de sirvientes y esclavos andinos?
Hace unos días, cité la larga lista de poetas que han escrito admirados ante el monumento en sí. Pero ante la forma en que fue construido, y la miopía con la que muchos quieren ver en él el vestigio de una sociedad perfecta, sólo cabe citar a Vallejo: "me friegan los cóndores". Porque Machu Picchu no es menos que las pirámides de Egipto en cuanto atañe a la lista de las grandes ruinas del esclavismo.
Faveron: no confundas la servidumbre indígena con el esclavismo. Era otro estatus jurídico.
La esclavitud es abolida no por altas razones morales, sino, en el fondo, por el avance inevitable de las sociedades, que dieron el salto con la revolución industrial. Simplemente se trocó esclavitud por proletariado. Lo mismo pasó con la régimen punitivo: del castigo eminentemente físico al encierro.
Sobre los incas: eran un estado teocrático, autoritario y estamental, tanto o más que los europeos que vinieron a América. Por qué hacer tanto ruido?
Sigo sintiendo que te pones en plan de juzgar la historia en términos "morales" anacrónicos (anacronía no respecto de nuestra época, sino de la que pretendes evaluar). Cuando te pones así me recuerdas a Marco Aurelio Denegri criticando que un autor escriba "por descontado" en vez de "por de contado". Si Denegri mira desde el pasado, amparado en sus gramáticas prescriptivas, tú miras desde adelante, amparado en tus convicciones éticas post-juicios de Nuremberg.
admirarse, no quiere decir necesariamente emular o coincidir en los fundamentos éticos, mi querido Faverón. Por ejemplo, yo puedo admirar las proezas organizativas del estado nazi (y quien discutiría el notable manejo logístico del ejército que mantuvo tantos frentes de guerra a la misma vez) y deplorar los fines a los que esta empresa sirvió. De igual modo encuentro admirable tu capacidad argumentativa, tu elocuencia y brillantez como articulista, sin por ello coincidir con tus ideas de fondo y menos con tus intenciones, cada vez que sales, como doberman, a defender la causa de los que alguna vez te dieron de comer (Ampuero, Vargas LLosa, et al)
LA CEBOLLA 2:
Metacrítico cultural lanza campaña "Demolamos Macchu Picchu"
"Es una verguenza que sigamos exhibiendo un monumento a la barbarie y el esclavismo"
"Cecilia Bákula se uniría a la campaña y propone construir en el santuario un recordatorio a los mártires del ejército que podría llamarse "EL OJO DEL MILICO NO LLORA"
chau bakula: ¿iwo jima chola en caretas? una respuesta
acabo de leer el artículo que dedica la revista caretas a la campaña chau bákula que se inició en este blog: cháu, bákula. la verdad nunca pensé que la campaña diera para tanto y a mi favor diré que no mandé un solo correo a nadie para que se sume. poco a poco algunos blogs colocaron el código que ofrecí. tampoco es un movimiento virtual enorme: ¿serán 15, 20 blogs que tienen el código? en fin, todos los bloggeros de la chologósfera pusieron el estribillo de chau bákula en su sitio web expresando un sentimiento de disconformidad con el modo en que se llevó el piero quijano affaire.
seamos sinceros, tampoco es que con esta campaña vamos a lograr que es vaya bákula el 28 de julio (fecha que estamos planteando para su cambio), pero es un granito de arena.
luego del artículo (que se puede leer aquí), me queda claro que caretas miente. sobre todo, a partir de la reconstrucción de los hechos realizada por paolo de lima en su blog (ver aquí). hay una pieza clave en la historia y que la revista caretas misma la publicó una semana antes de convertirse en la defensora de una "persona valiosa":
El teléfono interrumpió la conversación: era Cecilia Bákula, directora del INC, muy mortificada por una llamada del Ministro de Defensa, Alan Wagner. Bákula pidió el retiro inmediato de los afiches de la muestra que mostraban a un grupo de militares encañonando a un campesino. (rebeca vaisman entrevistando a armando williams, caretas 1982)
¿por qué caretas no coloca esa información que publicó semanas atrás en la reconstrucción de los hechos? solo dios, el ejército y caretas lo saben.
pero veamos lo de la "persona valiosa". me parece que lo de cecilia bákula merece ser más discutido:
1. el caso machu picchu: ¿puede explicar cecilia bákula como hernán garrido lecca acabó de negociador en el juicio con la universidad de yale por las piezas que hiram bingham se quedó ilegalmente? ¿no corresponde a su sector velar por el patrimonio cultural de la nación? ¿cuál es el plan de acción luego del aumento de visitas generado por la oportunista campaña "vota por machu picchu"? ¿hay algo planeado? ¿aumentarán los fondos para conservación, al menos?
2. ¿sabe cecilia bákula que el consejo de la prensa ha observado que el inc no cumple con la ley de transparencia y acceso a la información pública y que por lo tanto no podemos saber qué personal ha contratado? ¿será porque con su gestión ha entrado gente, como el bachiller iván ghezzi, arqueólogo no profesional y por lo tanto no colegiado, como el responsable de la dirección de arqueología? la dirección tiene, entre otras funciones, la de:
"Calificar y sancionar los proyectos de investigación, conservación y puesta en valor del Patrimonio Arqueológico Inmueble en cualquiera de sus modalidades y de acuerdo a su competencia." (fuente INC).
me imagino que cecilia bákula sabe bien que un no-profesional no puede calificar proyectos de investigación que, para ser presentados, deben ser presentados por profesionales acreditados e inscritos como tales en el INC (con su registro correspondiente) y por el Colegio de Arqueólogos. para que se entienda: como si un bachiller en ingeniería en cualquier dependencia del Estado con E, califique y sancione proyectos presentados por lienciados en ingeniería.
3. ¿informará bákula el trabajo que realiza en torno a la defensa de nuestro patrimonio cultural en el extranjero? lo único que se entiende de su gestión es que pasará a la historia como la que en menos de un año ha visto una de las subastas más caras por una pieza prehispánica en la casa christie's (ver perú21)
4. en un aspecto más local: ¿podremos salvar el patrimonio arquitectónico de barranco? ¿seguirá autorizando modificaciones a su entorno -como el realizado en el desaparecido malecón de los ingleses- sin informes técnicos? la resolución (que se puede ver aquí) es francamente risible.
yo, la verdad, respetaba el trabajo de cecilia bákula antes de ejercer su cargo como directora del inc. sigo pensado que es una persona seria y profesional y que no necesita de una defensa tan absurda como la que viene realizando caretas con su insulso artículo "iwo jima cholo". pero sí creo que el puesto le quedó grande y en un año ha cometido una serie de equívocos, siendo el mayor haber cedido a la presión del general edwin donayre, ahora convertido en el francis ford coppola de la cultura peruana.
debe salir, sí, justamente para que no termine de caer la idea que hay personas valiosas y que trabajan silenciosamente, como lo hacía bákula en el museo del banco central de reserva del perú y con la comunidad de museos en general.
La censura ciega
No sólo cerrando exhibiciones se atropella la libertad
Para ser completamente sincero, debo decir que las múltiples reacciones ante la censura contra Piero Quijano me parecen saludables pero también que las dimensiones del aparente malestar han sido sorprendentes para mí: se han quejado incluso diarios y comunicadores que por lo común se despreocupan olímpicamente de la difusión de la cultura.
Me pregunto, no en términos éticos sino en términos prácticos, de efecto inmediato, quién hace más daño a la cultura peruana: ¿el general que censura a Quijano o el director de un diario que decide que en su periódico no son necesarias una sección de libros, ni una sección de crítica, ni una sección permanente de artes, ni una sección de reseñas?
El jefe del INC que tijeretea ilegítimamente una exhibición y el editor de un periódico que decide que sólo hablará sobre escritores cuando éstos se arranchen de las mechas como peleadores de cantina o se vean envueltos en la comisión de un delito, ¿no abren ambos una misma trocha hacia la desinformación y la inopia de las artes y la cultura?
Estando, como creo estar, en las antípodas del inexplicable Hugo Neira, yo no pienso que haya muy pocas cosas a las que quepa llamar censura. Pienso lo contrario, que hay miles de formas sutiles de censurar, autocensurar, controlar el acceso ajeno al conocimiento, decidir qué debe ser cognoscible y qué no para los demás y reducir las vías por las cuales la gente podría pasar del desconocimiento a la información (reducción que es, finalmente, el alma de la censura).
Obviamente, no estoy diciendo que haya una misma expectativa censora o un mismo tipo de responsabilidad en casos tan distintos como los de un militar prepotente que silencia a los demás con atropellos y un comunicador ignorante (o demasiado atento al negocio) que decide que en su medio la cultura no merece un espacio fijo y de buen nivel intelectual.
Mi pregunta es si, a la larga, ambas cosas no acaban acaso por contribuir exactamente a lo mismo: la desaparición de los espacios en los que el libre pensamiento puede difundirse y expandirse. ¿Cuán distintos son, como hechos en la historia de nuestra difusión cultural y de nuestro debate intelectual, el cierre forzado de una exposición y el cierre voluntario de una sección cultural o de un suplemento de artes y letras?
Por otro lado, la debilidad promedio de las secciones culturales en la prensa peruana hace que quienes tienen control sobre ellas se encuentren en una posición de gran responsabilidad. Nuestro periodismo cultural es tan escaso, que cada vez que un reseñador comenta un libro puede ser fácilmente la única oportunidad en que la prensa peruana se ocupe de ese libro.
Por ello, quienes trabajan en eso no pueden pasar por alto la aparición de textos fundamentales: gran parte de su labor es estar alertas y hacer notar las publicaciones de mayor trascendencia.
Haciendo eco de un comentario enviado al blog, me pregunto: ¿cuántas reseñas ha habido en la prensa peruana del libro Borges, el monumental diario temático de Adolfo Bioy Casares sobre su célebre amigo y coautor? ¿Cuáles son los reseñadores que se han atrevido a comentar 2666, la novela de Roberto Bolaño que es, a las claras, pieza crucial en la literatura del naciente siglo veintiuno?
¿Quiénes, aparte de Peter Elmore e Iván Thays, se atreven a decir algo interesante y no rutinario sobre las traducciones de Murakami, Auster, Roth, Barnes, Calasso, etc, etc, que se encuentran con relativa facilidad en librerías limeñas?
El mundo editorial latinoamericano ha rescatado recientemente a escritores casi extraviados como Antonio Di Benedetto, J. Rodolfo Wilcok, Mario Levrero, Pablo Palacio, Felisberto Hernández: recuerdo que Javier Ágreda dedicó una corta reseña a los Cuentos completos del primero de ellos: ¿qué cosa ha publicado nuestra prensa sobre los demás?
¿No sería interesante que los directores y editores de diarios decidieran mantener secciones culturales fuertes, amplias y con algunos recursos? (No se necesita mucho: una caja muy chica puede comprar libros todas las semanas). ¿No sería eso una manera efectiva de combatir lo que, de facto, es la más grande y devastadora forma de censura que viene agrediendo nuestras posibilidades de difusión cultural y discusión intelectual?
Ojeo los diarios de la última semana: en las primeras planas, reclaman contra la censura, enemiga del debate de ideas. En sus páginas interiores, han abolido el debate de ideas y canibaliazdo sus secciones culturales hasta la virtual o total desaparición. ¿Qué sentido tiene eso?
Lamento que esta sea mi impresión, pero lo es: creo que la mayor parte de las veces la prensa entiende frases como "libertad de pensamiento", "libertad de creación", "libertad de debate", como binomios de términos inconexos, y sólo les interesa el primero de cada par: les interesa la libertad, pero no el pensamiento, ni la creación, ni el debate. Pues aquí va una noticia que nunca llegará a los diarios: la libertad sin esas otras cosas no es absolutamente nada.
La ameba filantrópica
Han sido minoría las voces que de alguna manera han justificado el retiro del afiche de Quijano en la Casa Mariategui. Una la de Hugo Neira y otra la de Jaime Bedoya. Ambos han hecho comparaciones en las que otros estados, en circunstancias análogas, hubieran podido actuar en el mismo sentido. Si bien es cierto que no existe una política estatal de control de creaciones artísticas, lo sucedido expresa una concepción de lo que es la perspectiva de los gobernantes y del poder sobre la creatividad.
Como señalan ambos análisis, el Estado tiene el derecho y la obligación de defenderse. Pero debe defenderse de sus enemigos, de aquellos agentes internos o externos que lo quieren destruir. Si bien el arte, más allá del caso Quijano, descree de la organización y de las estructuras de poder, su objetivo no es acabar con el Estado. Que pueda contribuir en ese sentido si es que es utilizado en determinada circunstancia social o histórica, es un asunto independiente del acto de creación. Por eso, el arte comprometido no existe; el arte es o no es arte. La creatividad no sabe de compromisos y menos políticos.
El problema es que el Estado es una ameba y su naturaleza expansiva. No hay noticia de un Estado que por sí mismo pretenda reducir su extensión, influencia o poder. Por el contrario, manifiesta una voluntad clara de abarcar todo ámbito en el que pueda hacer sentir su influencia o dirigir a la sociedad. En ese sentido, mientras dejemos que el Estado a través de sus representantes, funcionarios civiles o militares, siga considerando idóneo emitir juicios de valor con consecuencias prácticas, más lejos estaremos de una sociedad menos dirigida por esta gran ameba. La ameba filantrópica no debe seguir siendo avalada en sus desvaríos.
Existe cierta lógica en los planteamientos de Neira y Bedoya, pero ésta obvia un aspecto. El referido a la naturaleza del Estado. El Estado no es propiedad ni campo de experimentación de los gobiernos, aunque así se asuma; éste en todo caso nos pertenece y representa a todos los peruanos. En ese sentido, la comparación de lo que se haría en la Rusia de Putin, en los EEUU de Bush, en la Cuba de Castro o en la Inglaterra de Brown con determinada caricatura o manifestación artística que vaya en contra del orden estatal o se considere ofensiva a él, es un consuelo, y demuestra que el Estado en nuestro planeta, a pesar de decirse socialista o liberal, o democrático como está de moda, finalmente es el mismo. Y es justamente a esa concepción del poder estatal a la que hay que confrontar, porque su naturaleza de ameba siempre pretenderá limitar o invadirnos.
No se les pide a los funcionarios estatales salir de la cuadratura en la que consideran debe manejarse su poder. Pero creo que es excesivo afirmar que lo que se quiere es una dictadura de la sociedad civil como señala Neira; por el contrario, deberíamos observar con buenos ojos esta emergencia social es un país al que se le acusa, desinformadamente, de letargo y paciencia excesiva. La protesta social no esta limitada a las marchas callejeras y a las piedras, sino se constituye también en el rechazo escrito o hablado cuando se percibe cierta arbitrariedad. El Estado es arbitrario, su origen le permite serlo. Por eso siempre será preferible confrontar que poner alfombra roja a la ameba filantrópica.
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