IN MEMORIAN RACHEL CORRIE
Me llamo Rachel Corrie
Mario Vargas Llosa
LUGAR: LA PLAZA-ISIL, LARCOMAR
Mario Vargas Llosa
LUGAR: LA PLAZA-ISIL, LARCOMAR
"Las cartas de Rachel revelan una progresiva toma de conciencia de una joven que descubre la miseria, el desamparo, el hambre y la sed de una humanidad sin esperanza, arrinconada en viviendas precarias, amenazada de balaceras, de expulsión, donde la muerte inminente es la única certidumbre para niños y viejos"
Si pasa usted por Nueva York, olvídese de los suntuosos musicales de Broadway y trate de conseguir una entrada en un pequeño teatro cálido y desvencijado, el Minetta Lane Theatre, en la calle del mismo nombre, en la frontera entre Greenwich Village y Soho. Si la consigue y ve la obra que allí se presenta, "My Name is Rachel Corrie", descubrirá lo estremecedor que puede ser un espectáculo teatral cuando hunde sus raíces en una problemática de actualidad y, sin prejuicios y con talento y verdad, representa en un escenario una historia que, por noventa minutos, nos instala en el horror contemporáneo a través de una muchacha que, en su corta existencia, jamás pudo soñar que daría tanto que hablar, despertaría tantas polémicas y sería objeto de tanta reverencia y amor, así como de tantas calumnias.
La obra se estrenó el año pasado, en el Royal Court Theatre, en Londres y debió vencer grandes obstáculos para llegar a Manhattan. Las presiones de organizaciones extremistas pro israelíes consiguieron que su primer productor, el New York Theater Workshop, desistiera de montarla, lo que provocó manifiestos y protestas en los que participaron artistas e intelec
Si pasa usted por Nueva York, olvídese de los suntuosos musicales de Broadway y trate de conseguir una entrada en un pequeño teatro cálido y desvencijado, el Minetta Lane Theatre, en la calle del mismo nombre, en la frontera entre Greenwich Village y Soho. Si la consigue y ve la obra que allí se presenta, "My Name is Rachel Corrie", descubrirá lo estremecedor que puede ser un espectáculo teatral cuando hunde sus raíces en una problemática de actualidad y, sin prejuicios y con talento y verdad, representa en un escenario una historia que, por noventa minutos, nos instala en el horror contemporáneo a través de una muchacha que, en su corta existencia, jamás pudo soñar que daría tanto que hablar, despertaría tantas polémicas y sería objeto de tanta reverencia y amor, así como de tantas calumnias.
La obra se estrenó el año pasado, en el Royal Court Theatre, en Londres y debió vencer grandes obstáculos para llegar a Manhattan. Las presiones de organizaciones extremistas pro israelíes consiguieron que su primer productor, el New York Theater Workshop, desistiera de montarla, lo que provocó manifiestos y protestas en los que participaron artistas e intelec
tuales de renombre, entre ellos Tony Kushner. Al fin, el espíritu liberal y tolerante de esta ciudad se impuso y ahora la obra, que ha merecido excelentes reseñas, funciona a sala llena. El texto es un monólogo de la protagonista, encarnada en una joven actriz de mucho talento, Megan Dodds, elaborado por Alan Rickman y Katharine Viner a partir de los diarios, cartas a sus padres y amigos y otros escritos personales de Rachel Corrie.
Nadie diría que una obra tan bien estructurada y que fluye de manera tan natural, sin el menor tropiezo, en la electrizante hora y media que dura, no fue concebida como un texto orgánico, por un dramaturgo profesional, sino hecha solo de citas y remiendos.
Rachel nació en Olympia, un pueblo del estado de Washington, y, por lo visto, desde niña se acostumbró a dialogar consigo misma, a través de la escritura, en unos textos que muestran, de manera muy fresca y a ratos risueña, la provinciana vida de una muchacha que llega a la adolescencia, como tantas otras de su generación en los Estados Unidos, llena de desasosiego y confusión, presa de una rebeldía sin norte, un estado de ánimo profundamente insatisfecho, contra su vida privilegiada y el horizonte estrecho, pueblerino, en que discurre. Alienta la vaga intención de ser más tarde poeta, cuando crezca y se sienta capaz de emular a esos autores cuyos versos lee sin tregua y memoriza. No hay en ella nada excepcional, más bien las experiencias previsibles en una jovencita de clase media, normal y corriente, desconcertada ante el mundo que va descubriendo, sus entusiasmos con las canciones y los cantantes de moda, los efímeros coqueteos con los compañeros de estudios, y, eso sí, constante, una insatisfacción informulada, la búsqueda de algo que, como la religión para los creyentes -ella lo es solo a medias y en todo caso la práctica religiosa no colma ese vacío que a veces la atormenta- de pronto dé a su vida una orientación, un sentido, algo que la impregne de entusiasmo. (SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
19 Comments:
(SIGUE)
Esta parte de la historia de Rachel Corrie no es menos intensa ni interesante que la segunda, aunque sea menos dramática. Lo singular, dada la evolución de su historia personal, es que entre todas las inquietudes de que dan testimonios sus escritos privados, la que no figura ni por asomo es la política, algo que refleja muy bien una condición generacional. Hace treinta años, los jóvenes estadounidenses canalizaban su rebeldía y su inquietud en comportamientos, atuendos, aficiones, gestos, todo aquello nimbado en algunos casos de un discreto anarquismo individualista, o, en el otro extremo, de una militancia religiosa, pero la política solía merecerles la indiferencia más total, cuando no el más abierto desprecio. En la obra, tal vez porque este momento crítico de su existencia no quedó documentado en sus escritos, hay un gran paréntesis, aquel período que lleva a la jovencita provinciana que aspira a ser algún día poeta, a dar un paso tan audaz como ofrecerse, a comienzos del año 2003, como voluntaria para ir a luchar pacíficamente a la franja de Gaza contra la demolición, por el Ejército de Israel, de las casas de vecinos emparentados o relacionados con los palestinos acusados de terrorismo.
En el primer momento pensé que Rachel Corrie había ido a trabajar con mi amigo Meir Margalit, uno de los israelíes que más admiro, en su "Comité de Israel contra la demolición de casas", sobre quien he hablado ya en esta columna. Pero no, Rachel se inscribió en el Movimiento Internacional de Solidaridad, conformado sobre todo por jóvenes británicos, estadounidenses y canadienses, que, en los territorios ocupados, yéndose a vivir en las viviendas amenazadas, tratan de impedir -sin mucho éxito, ni qué decirlo- una acción moral y jurídicamente inaceptable, pues parte del supuesto de una culpa colectiva, de una población civil que debe ser castigada en su conjunto por los crímenes de individuos aislados.
Las cartas que Rachel escribe a padres y amigos desde Rafah, en el sur de Gaza, revelan una progresiva toma de conciencia de una joven que descubre, compartiéndola, la miseria, el desamparo, el hambre y la sed de una humanidad sin esperanza, arrinconada en viviendas precarias, amenazada de balaceras, de redadas, de expulsión, donde la muerte inminente es la única certidumbre para niños y viejos. Rachel, aunque duerme en el suelo como las familias palestinas que la acogen, y se alimenta con las mismas magras raciones, se avergüenza de los cuidados y cariño que recibe, de lo privilegiada que sigue siendo pues en cualquier momento ella podrá marcharse y salir de esa asfixia, y, en cambio, ellos... Lo que más la aflige es la indiferencia, la inconsciencia de tantos millones de seres humanos, en el mundo entero, que no hacen nada, que ni quieren enterarse de la suerte ignominiosa de este pueblo en el que ella está ahora inmersa.
Era una joven idealista y pura, vacunada contra la ideología y el odio que ella suele engendrar, por la limpieza de sus sentimientos y su generosidad, que se vierten en cada línea de las cartas que dirige a su madre, explicándole cómo, a pesar del sufrimiento que ve a su alrededor --los niños que mueren en las incursiones israelíes, los pozos de agua cegados que dejan en la sed a manzanas enteras, la prohibición de salir a trabajar que va hundiendo en la muerte lenta a miles de personas, el pánico nocturno con las sirenas de los tanques o los vuelos rasantes de los helicópteros--hay de pronto, a su alrededor, en la celebración de un nacimiento, o una boda, o un cumpleaños, un estallido de alegría, que es como abrirse un cielo de tormenta para que se divise allá, lejísimos, un cielo azul esplendoroso, lleno de sol.
Para cualquier persona no cegada por el fanatismo, el testimonio de Rachel Corrie sobre una de las más grandes injusticias de la historia moderna -la condición de los hombres y mujeres en los campos de refugiados palestinos donde la vida es una pura agonía- es, al mismo tiempo que sobrecogedor, un testimonio de humanidad y de compasión que llega al alma (o como se llame ese residuo de decencia que todos albergamos). Para quienes hemos visto de cerca ese horror, la voz de Rachel Corrie es un cuchillo que nos abre una llaga y la remueve.
El final de la historia ocurre fuera de la obra, con un episodio sobre el que Rachel no tuvo tiempo de testimoniar. El domingo 16 de marzo de 2003, con siete compañeros del Movimiento Internacional de Solidaridad -jóvenes británicos y estadounidenses- Rachel se plantó ante un bulldozer del ejército israelí que se disponía a derribar la casa de un médico palestino de Rafah. El bulldozer la arrolló, destrozándole el cráneo, las piernas y todos los huesos de la columna. Murió en el taxi que la llevaba al hospital de Rafah. Tenía 23 años.
En la última carta a su madre, Rachel Corrie le había escrito: "Esto tiene que terminar. Tenemos que abandonar todo lo otro y dedicar nuestras vidas a conseguir que esto se termine. No creo que haya nada más urgente. Yo quiero poder bailar, tener amigos y enamorados, y dibujar historietas para mis compañeros. Pero, antes, quiero que esto se termine. Lo que siento se llama incredulidad y horror. Decepción. Me deprime pensar que esta es la realidad básica de nuestro mundo y que, de hecho, todos participamos en lo que ocurre. No fue esto lo que yo quería cuando me trajeron a esta vida. No es esto lo que esperaba la gente de aquí cuando vinieron al mundo. Este no es el mundo en que tú y mi papi querían que yo viviera cuando decidieron tenerme".
NUEVA YORK, NOVIEMBRE DE 2006
© MARIO VARGAS LLOSA, 2006.
© DIARIO "EL PAÍS", SL/ MARIO VARGAS LLOSA. PRISACOM.
EXCLUSIVO PARA EL DIARIO EL COMERCIO EN EL PERÚ.
Solamente puedo decir que el pueblo judio no aprendio de su historia, y lo dice alguien que si sabe por que lo dice.
La noche de ayer asistí a una excelente puesta en escena en el teatro La Plaza de Larcomar. Se trata de la unipersonal Mi nombre es Rachel Corrie, dirigida por Nishme Súmar Albújar bajo la actuación de "la notable actriz nacional Gisela Ponce de León", como acertadamente la ha calificado El Comercio.
En noviembre del año pasado, Mario Vargas Llosa (quien vio la obra en New York) publicó un artículo sobre esta obra. No sé si ese texto fue el punto de inicio para que Súmar y Ponce de León se embarcaran en este proyecto. Lo cierto es que en el programa de la obra, el cual contiene 16 páginas muy ilustrativas, se incluyen estas palabras del novelista: "Por medio de la presente me es grato dar testimonio de la seriedad y profesionalismo con que Nishme Súmar y el Teatro La Plaza han asumido el proyecto de llevar a escena la obra de teatro Mi nombre es Rachel Corrie. He tenido la oportunidad de asistir a una primera lectura y comprobar que la traducción, la elección de la actriz que interpretará a Rachel Corrie y todos los preparativos son de un muy alto nivel y reflejan una voluntad evidente de presentar un espectáculo de la más alta calidad artística y sin descuidar su significación moral. Las ideas de la directora, Nishme Súmar, que tiene una rica experiencia teatral, son excelentes y, me parece, garantizan el éxito de este montaje. Lima, 13 de febrero de 2007".
Imposible no sobrecogerse y emocionarse con este monólogo vívido, humano, demasiado humano. Ayer, el teatro La Plaza, totalmente abarrotado, se rindió en aplausos, de pie, ante la brillante caracterización de la joven actriz Gisela Ponce de León. Nishme Súmar, por su parte, realiza una inteligente dirección, con un escenario absolutamente minimalista, en el que ningún objeto es bienvenido al escenario (a la actriz solo le basta el canguro que lleva puesto para extraer de él algunos papeles), y en el que el acertado juego de luces (verdadero compañero del monólogo de la actriz) y algo de música le son más que suficientes. Si está en Lima conviviendo con el frío, no deje de ir a ver esta obra contundente, desgarradora.
"Lo que nuestro gobierno está financiando aquí es verdaderamente maligno", le dice Rachel Corrie a su madre en una de sus cartas. Debo decir que desconocía la construcción, el 2002, de un muro por parte del estado israelí. Como se lee en el programa: "El muro 'es una medida defensiva, destinada a impedir la entrada de terroristas, armas y explosivos en el Estado de Israel'. El 90% del trazado del muro está en territorio palestino dentro de Cisjordania, rodeando localidades, pueblos palestinos; aislando entre sí a comunidades y familias, separando a los palestinos de sus tierras, de sus lugares de trabajo, centros educativos, centros de salud y otros servicios esenciales". Es por el programa también que puedo dar con esta cita de Edward Said: "He pasado gran parte de mi vida abogando por los derechos del pueblo palestino a la autodeterminación nacional, pero siempre intenté hacerlo prestando plena atención a la realidad del pueblo judío como pueblo perseguido, víctima de un genocidio".
Vaya a ver la obra.
A mi lo que me ha impactado son las fotos posteadas, no pense que eso estaba ocurriendo con el pueblo palestino, y como dice el anonimo de las 4:16, los judios no han aprendido de su historia. Por que someten al pueblo palestino a vivir en guetos.
y despues ciertos bloggers se desgañitan horrorizandose "moralmente" por la esclavitud a la que fue sometida el pueblo andino por el inca para construir Machu Pichu. Y aceptan el holocausto palestino, sera que que la politica israelita es precapitalista y esclavista cuando le conviene, o será que les gusta los escombros de las casas palestinas, por que probablemente son tan bellos como los de Machu Picchu. ¿Cual barbarie es mas legitima que la otra, señores intelectuales?
Oigan, caballeros. ¿Ustedes son débiles mentales o qué? Cada vez que Faverón dice algo la única forma en que ustedes pueden responderle es diciéndole "judío". ¿Medio misio no? Y medio racista. Es como si ustedes dijeran algo y él les respondiera que la iglesia católica ha matado a mucha gente o que el gobierno del Perú ha abusado de muchas personas. Habría que ser imbécil para sacarle eso en cara a todos los que hayan sido bautizados o a todos los que sean peruanos, respectivamente. Pero claro, ustedes demuestran así su falta de nivel y de argumentos.
Aqui hay un audio de una
entrevista de Hildebrant a Gisela Ponce, quien interpreta a Rachel Corrie. Es el cuarto audio me parece.
Muy buena la obra vayan averla.
Si,hay que ir a verla
Eso era una recomendación o una corrección. Jajajaja, que puntillosas son algunas.
Me pasa hay veces los mismo cuando no aprieto bien latecla de espacio.
Buen trabajo de Ponce, que logra a través de un unipersonal mostrarnos a esta joven idealista.
Hay que ir a verla.
Jajaja, y Tavito quiere hacer cortina de humo con 6666 de Bolaño. Fuiiiira!
Vamos a ver teatro peruano!
ESTE ES UN MENSAJE CENSURADO DE LUZ DE LIMBO DE LA GARGOLA CORAL
La envidia que siente Coral por Thays no es de los blogs sino de muchos años atrás. Yo conoci a Coral en un bar de Killca en el 99 y lo primero que hizo fue hablarme pestes del "andrógino" Thays...
¿Te acuerdas del apodo que le pusiste, Coral?
Los ultimos ataques a Moleskine se deben a que Coral está ofendido con Thays porque ha dejado que la novela de su archienemigo -antes fan numero 1- Ruiz Orto quede en tercer lugar en la encuesta de las novelas policiales peruanas; mientras que en las encuestras de Moleskine jamàs aparece el nombre de Coral. ¿Censura? ¿Lapidación en vida? Lo cierto es que un escritor peruano que no aparece en Moleskine actualmente, y Coral mismo me lo ha dicho, está muerto en vida para el mundo internacional. Y Coral hace lo posible por aparecer ahí, sin éxito. Pobrecito. ¡Se te ve el fustán, Vico!
Tu sombra
No conocía este blog y leerlo ha sido toda una experiencia sociológica. Es gracioso como la gente que comenta en este blog quiere insultar a Faverón pero insiste en hablarle de tú y llamarlo con diminutivos como si fueran sus patas. Tremendos acomplejados.
CHORAL SE BAJA A DOS BLOGGERS DE UN SOLO TIRO
Obligó a Paolito de Lima y a la gaga Thays a rectificarse y postear sobre la novela de Alarcón que le hace sombra al librito del cachorro Castañeda. Fue un tiro libre feroz que se bajo a los dos gordos que se pusieron en la barrera:
"No hay duda de que se trata del lanzamiento literario del año en Alfaguara y en nuestro medio. Por ello sorprende que blogs súbitamente interesados en seguirle los pasos a la revista Somos, y otro "especializado" en el hecho literario y dizque restringido a él (claro, cuando las papas queman), no hayan dicho una palabra sobre este adelanto que tuvo carácter más exclusivo que los de las novelas de Cueto y De Santis la semana pasada.
Como ha trascendido aquí, Lost City Radio ha tenido buena difusión en la prensa en lengua inglesa y se puede decir que las resenciones que se han hecho sobre la novela tienen cosas positivas y negativas por igual, frente a lo cual solo nos queda comprobar por nosotros mismos si la novela camina y confirma las envidiables dotes narrativas de un autor joven, muy talentoso y con bastante futuro, lo que parece desmelenar a algunos madurones escribidores."
Choral le dijo esquizofrénico y tendencioso a la gaga; gordo Paolo y "manolarga" Thays juran venganza será dulce contra el famoso graffitero.
Yo creo que Thays es un gran comunicados y su blog uno de los mejores del idioma castellano, un noticiero donde nos enteramos de la existencia de autores y libros que no saldrian jamas en los medios culturales peruanos, ni siquiera en el dominical.
Eso sí, es una lástima que Thays viva en el perú y no en el extranjero, donde seguro le regalarian libros y las librerias tendrian novedades. Thays sólo depende de lo que lee en los medios virtuales y la posibilidad de que lleguen esos libros a lima rápidamente es minima. Por eso, y por el formato de su blog que tiene tantos posts diarios, es imposible que los analice a profundidad. Si no fuera así, creo que Thays podria ser un nuevo Fresan.
PD.- he escrito a Luz de Limbo varios comentarios a favor de Thays contra los ataques de Coral, todos muy educados y sin insultar a nadie, pero Coral ha censurado todos. ¿Quién es el censurador ahora?
El padre cucaracha
Bruno Schulz: el genio y la otra metamorfosis
Como sabemos desde Borges, cada escritor engendra a sus precursores, y así Kafka, DeQuincey, Kipling, Chesterton o incluso Cervantes pueden ser profundamente y prospectivamente borgianos.
Siguiendo la misma senda, es posible decir que Franz Kafka y Robert Walser fueron "schulzianos", si uno entiende que algo hay en la literatura de Bruno Schulz que se apropia de la de esos dos, y la de otros que vienen de esa misma familia, y la modifica y la hace propia.
Schulz (1892-1942), judío de Drohovicz, en el Imperio Austrohúngaro, que hablaba yidish y alemán pero prefería escribir en polaco, fue arquitecto y pintor de profesión, y casi un ermitaño por vocación, y, en su interminable timidez, escribía unas cartas tan fantásticas e imaginativas que una amiga novelista tuvo poco menos que obligarlo a transformarlas en relatos y reunirlas en un libro, en 1936, y para 1938 el hombre se había vuelto una celebridad nacional y un respetadísimo nombre en la intelligentsia polaca.
Una traducción suya de El proceso, de Kafka, en 1938, y un segundo volumen de relatos en 1939, fueron suficiente para convertir esa fama en perpetua. Para cuando los nazis lo mataron a balazos, en las calles de su pueblo, en 1942, y dejaron su cadáver tendido junto a los de otros ciento cuarenta judíos locales una tarde y una noche antes de arrimarlos a tumbas sin nombre, Schulz (a quien colegas escritores de toda Europa habían tramitado pasajes y salvoconductos, pero que se había negado a abandonar su tierra natal) era ya uno de los centros indudables del canon polaco.
Por ese tiempo, andaba escribiendo una novela, que según dicen se iba a llamar El Mesías, y que se extravió, al parecer para siempre, durante los años de la guerra. Se perdieron también buena parte de sus dibujos, de un expresionismo humorista y a la vez oscurísimo, como solía serlo el expresionismo germánico (las imagenes que ilustran este post son suyas). La reedición de los libros de Schulz, ilustrados con dibujos y grabados suyos, en los años cincuenta, no fue tanto una resurrección como una confirmación de su importancia en las letras y la plástica centroeuropeas.
De Kafka, Schulz no sólo había leído El proceso. Revisando su primer libro, que yo he leído en inglés como The Street of Crocodiles, se encuentra uno con innumerables pruebas de que Schulz había devorado, fagocitado y reelaborado cuanta cosa de Kafka hubiera llegado a la imprenta. La huella más evidente, sin embargo, es la de los relatos del trauma filial, y sobre todo La metamorfosis.
Uno de los cuentos más delirantes de The Street of Crocodiles es el llamado "Cockroaches": "Cucarachas". El planteamiento es kafkiano sin duda: en una casa que parece demasiado pequeña para la familia que habita en ella, conviven un padre omnipresente, una madre poco menos que invisible, una hermana emprendedora y un hijo tan disminuido ante la fuerza del padre, que resulta casi inexistente, poco más que una mirada y una voz narrativa.
Comienza entonces en la casa una invasión de cucarachas, aunque el lector sospecha siempre que no se trata de una invasión real, sino de una suerte de paranoia compartida por todos los miembros de la familia. Y cuando algo en el ambiente lo alerta a uno acerca de la inminencia de una metamorfosis, Schulz hace la variación sobre el tema kafkiano: no es el hijo, sino el padre el que se transforma en cucaracha: y la conversión es estremecedora: primero adopta los movimientos del bicho, el temblor cilíndrico del tórax, la animación asquerosa de las patitas, luego sus desplazamientos, más adelante se le borran los rasgos de la cara y finalmente adquiere los del animal y se pierde entre el ejército de invasores. La hermana se levanta cada mañana a matar cucarachas y acaba por despreocuparse de la posibilidad de que uno de los cadáveres crujientes y deshechos sea el de su padre.
El narrador lo cuenta todo desde una especie de reblandecimiento de sus emociones. Uno tiene la sensación de que Schulz ha querido vengar a Kafka sometiendo al padre a esa envilecida mutación.
[El primer libro de Schulz, llamado en español Las tiendas de color canela (en inglés Cinnamon Shops, aunque la traducción más conocida a este idioma lleva el título The Street of Crocodiles), existe en edición de Montesinos, así como el segundo libro, Sanatorio bajo la clepsidra. También hay, gracias a dios, un tomo con su Obra completa, en Siruela].
oigan dintilhacos, no me gusta el blog de Coral pero hay que reconocer que tiene h... para enfrentarse. hizo retroceder a los mafiosos como cucarachas de Shulz
HORRORRRRR LA GAGA THAYS DEFIENDE A BRYCE Y NIEGA ACUSACIONES CONTRA PLAGERO
Respecto a eso de mezclar autor con hombre, y a aquellos que juzgan la calidad moral de una persona de una manera tan arbitraria, ligera y desinformada, quiero decir que conozco a Alfredo Bryce Echenique desde hace años y he sido testigo innumerables veces de su cariño y agradecimiento por sus lectores, de su generosidad, de sus larguísimas jornadas para firmar autógrafos (no se va hasta que no firme el último, aunque eso se alargue hasta la medianoche), y sé al detalle varias anécdotas (en especial una, ocurrida en una clínica con un niño que lo admiraba y que, lamentablemente, moría de cáncer, y el amor que le prodigó entonces Alfredo; una historia que guardo como un don para usar cuando dejo de creer en la bondad de las personas) que me hacen afirmar, sin duda, que Alfredo Bryce Echenique es una de las personas más honestas y extraordinarias -en el sentido exacto del término- que conozco. Y esa verdadera vida pública (aunque no salga en los diarios con la misma extensión que las acusaciones), para quienes conocemos a Alfredo, vale tanto como su estupenda obra literaria.
Me pregunto, cuantos Bruno Schulz palestinos habran muerto hasta ahora, en esta guerra de exterminio contra la nacion palestina, perpetrada por los judios.
Jajaja, y Tavito quiere hacer cortina de humo con 6666 de Bolaño. Fuiiiira! Vamos a ver teatro peruano!
Post a Comment
<< Home