CONTRA LA ESTANDARIZACIÓN DEL PASADO
escrivano dijo...
Estrangulando el pasado
Cada día uno se sorprende más de como la hipocresía intelectual de nuestras mentes lúcidamente regias, se desgañitan, cosmopolitamente, por ejemplo, por casos como el de Gunter Grass, quizá para demostrar o demostrarnos su nivel de contemporaneidad, ese tan vano juicio moral "inmaculado" que solo les permite globalizar sus respectivos blogs. Algo así como ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el suyo.
(SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
Estrangulando el pasado
Cada día uno se sorprende más de como la hipocresía intelectual de nuestras mentes lúcidamente regias, se desgañitan, cosmopolitamente, por ejemplo, por casos como el de Gunter Grass, quizá para demostrar o demostrarnos su nivel de contemporaneidad, ese tan vano juicio moral "inmaculado" que solo les permite globalizar sus respectivos blogs. Algo así como ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el suyo.
(SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
9 Comments:
(SIGUE)
Cuando es de una cruel actualidad ver como un gobernante afirma su alianza nefasta con el Opus Dei. Mientras el informe de la CVR no solo es vilipendiado, sino que gracias al lúcido Fernando Vivas, lo han convertido en un paraguas intelectual para limpiar la moral de quienes en su momento nunca tomaron una posicion definida, y más bien se han servido oportunistamente para que ciertas editoriales empiecen a hablar de una nueva moda en la literaura, la de Literatura de la Violencia Política, si es latinoamericana mejor. Ya que el paradigma latinoamericano del Realismo Fantastico ya se agotó, ahora van a imponer en su agenda este nuevo tema de la violencia politica latinoamericana llevado a paradigma, desde sus respectivas agendas de poder. Que no nos extrañe que los próximos en ser premiados sean desaprensivos escritores colombianos, luego podrían reactualizar el tema también los chilenos y los argentinos, premunidos de sus respectivos informes CVRs.
Alguien se pregunta:
¿Programó Grass el momento de su confesión para cuando no fuera ya un impedimento para obtener galardones literarios?.
Aquí más bien el resultado es inverso y curiosamente la pregunta también seria inversa. Acaso no sería lícito preguntarse si estos escritores premiados no se hicieron del tema de la violencia justamente para acceder a premios previamente pactados con sus respectivas editoriales, como bien nos lo hizo saber Carmen Balcells, o habrá que llamar a todo eso también Realismo Fantástico.
El movimiento tiene dos generaciones bien definidas. La más juvenil, que hoy cumple la tarea de tocar los bombos y platillos cada vez que Cueto gana un premio, fue educada, por increíble que parezca, por Mario Vargas Llosa y Javier Diez Canseco; el PUM fue la única fuerza política de los ochenta que te permitía ser un radical de izquierda sin que tuvieses que renunciar a tus privilegios de derecha. Y el liberalismo de Vargas Llosa, bañadito y liberado de la escoria de los mercantilistas que financiaron el FREDEMO, les permitió desarrollar toda su verborrea sobre la tolerancia y la pluralidad política. En esas dos torres políticamente inofensivas se sintieron muy a gusto, porque la historia pasaba frente a sus ojos como una película de Pancho Lombardi. Por eso les queda ese aire de integridad ética (una ética íntegramente ociosa, oportunista y cobarde como la de Facheron). Cada evento electoral es una magnífica oportunidad para verlos buscando como locos el preciso punto medio, el mantelito sin mancha para que en cinco o diez años, nadie les reproche el haber apostado por A o B, que la cagaron. Y así, con esa independencia de perdedores, de minoría frustrada, conservarán su ética intacta para ser ellos, en cinco o seis meses, quienes muestren los dientecitos afilados. Sufren todos ellos de una enfermedad que les averguenza: el "Alvarismo". Todos son unos "Alvaritos", pero que no han tenido los huevos para escribir una idiotez como el Manual del idiota latinoamericano. En la izquierdita vivieron, en la izquierdita vivirán los muy conchudos.
Respecto de Cuento habrá que preguntarle a Facherón y sus aláteres. Respecto de Santiago me consta que siempre ha tenido mala conciencia de clase respecto de vivir acomodadamente en un país que se caía a pedazos. Lástima que, como todo retoño de la izquierda caviar, prefirió una explicación del país que volvía inocua su culpa y no la multiplicaba, como prefirió Grass, en un caleidoscopio que reflejaba a toda la nación. No veo por qué tanto escándalo con el escritor alemán. La culpa la tiene expiada en años de escritura torturada, sin ninguna pretensión regia, y los que quieren juzgar su obra por ese hecho valdría recordarles -sabatianamente- si es que ellos han escalado el Himalaya o ido a la luna, como de seguro ha hecho Grass al formular formidables ficciones. La mediocridad del crítico está en preferir juzgar cómo el autor toma los cubiertos antes de maravillarse honestamente por lo que este escribe (cuando este es maravilloso)
¿¿¿A pesar de todos los insultos que ha recibido Grass en estos días, encima lo comparan con Roncagliolo???
buena por esa ultima frase a lo sabato. sigue con tu abbadon el exterminador
pilatos peca de faccioso al establecer complicidades. La gente tiene el derecho a buscar el mejor medio de subsistir, pero ello no debiera estar reñido con la lealtad a seguir las opciones políticas o sociales (llámese utopías o proyectos de país) que consideran verdaderas. El problema de la izquierda caviar es que pragmaticamente es liberal, pero discursivamente se presenta como de "espíritu socialista". Eso es deshonestidad intelectual, pero no es un crimen aunque a algunos les pueda parecer inmoral. Solo trataron de salir bien parados, como todos sus escritores. POr otro lado, la indolencia, siendo inhumana, tampoco es un crimen, pero sí debiera merecer nuestra sanción moral. Y la moral en serio, no la de Facheron que es la moral que blanquea el sepulcro de sus compadres. En la indolencia cayeron los regios, los intelectuales de Sendero, mucho de la izquierda y casi toda la derecha y los mismos lectores. Debieramos tener nuestro recordatorio de la culpa nacional, como en Alemania.
Estos dos primos míos están de película. El uno se la pasa jugando fútbol en la computadora y el otro de cine en cine con su hembrita gringa; ambos comiendo bastante cancha salada y empujando los manjares con mucha, mucha coca cola. Y ahora que Grass confiesa que voluntariamente perteneció a la organización nazi en su adolescencia, casi se atoran y salen sin calzoncillos, con los huevos al aire, a pregonar con la boca llena su juicio. Tal vez Facheron debió ser juez o inquisidor, antes que crítico literario; y su primo Thays debió ser su festivo secretario. Qué puros son ambos, qué dignos de elevar la voz y de arrojar también las dos primeras piedras. Los tiempos sin embargo no son buenos para el Puente Aéreo, y el otrora implacable juez que allí escribía el epitafio de algunos de sus colegas defendiendo a sus amigos, ahora se ha puesto más suavecito y ya deja pasar algunos comentarios que antes hubiera censurado; no lo hace por buena gente, sino porque su blog tiene hambre y está de capa caída. Y el otro webón ya debe estar soñando con la próxima Copa FIFA, porque en el fondo de su bobito, lo que haga Jurgen Klinsman es más importante que lo que haga Gunther Grass.
Les voy a pasar un dato bien rico. Este patita Pilatos, que viene interviniendo en este respetable foro por tres días consecutivos, no nació en ningún cono de Lima, sino en Pueblo Libre, que es adonde se mudaron sus padres cuando la fortuna familiar comenzó a terminarse. Más pituco que Roncagliolo y Faverón juntos, Pilatos, rico condenado a vivir con la clase media, se convirtió en un renegado. Se radicalizó en la PUC, pero se lavaba las manos en San Marcos, donde estudió un poquito de Literatura. Segregado en ambos mundos, no le quedó más remedio que hacerse francotirador. Y aunque nunca lo invitaban a ningún tono, se las arregló para conseguir hembritas a granel. En la PUC con el cuento del militante clandestino, y en San Marcos con el cuento de su pasado señorial norteño. Se moderó un poquitín cuando cumplió los 30, es decir, hace apenas un año; y fue novio de la Zero por tres meses. Inteligente el pata, cuentan las malas lenguas que la Moniquita Pynchon le escribió decenas de cartas de amor, que él ignoró como buen estratega. Al final, Eros triunfó, y perseguido y perseguidora cruzaron los límites del bien y del mal en la sudorosa alcoba del buen Pilatos. Mi prima Gladys dice que no es buen amante; sólo le dio veinte orgasmos en dos encuentros sexuales.
(sigue la hipocrecia sionista de Facheron atacando a Gunther Grass, mientras siguen contando los muertos en el Líbano por el genocidio israelí)
¿Quiénes apoyan a Grass?
Dos voces no poco significativas salen en defensa de Günter Grass. Una es la de Volker Schlöndorff, el director de la versión fílmica de El tambor de hojalata, que recibiera un Oscar a la mejor película en lengua extranjera en 1980.
Entre otras cosas, Schlöndorff, en un artículo publicado en la prensa alemana, buscó el ángulo positivo del asunto, proponiéndole a Grass que de ahora en adelante no se sienta más presionado a "hablar ex catedra"y acceda por fin a la posibilidad de ser tan excéntrico como sus héroes de ficción.
Otro defensor ha sido Salman Rushdie, escritor que, sin el aire de gran conciencia pública que asume Grass con frecuencia, se ha visto colocado por las circunstancias de su vida en una de esas posiciones en que a un intelectual se le pide opinar acerca de todo.
Simultáneamente, las fundaciones Nobel y Príncipe de Asturias coincidieron en apuntar que no retirarán los premios concedidos por cada una de ellas a Günter Grass en el pasado.
El mismo cable que trae esa última noticia anota el nombre de otro intelectual que apoya a Grass: el judío polaco Adam Michnik, socialista, director de Gazeta Wyborcza, el periódico más importante de Polonia, fundador original del movimiento Solidaridad y acaso uno de los más significativos ensayistas políticos europeos en la lucha contra los totalitarismos antes y después de la caída del muro berlinés.
Las palabras de Michnik son significativas y ponen en la balanza, con justicia, los elementos que deberían sopesar quienes quieren poco menos que linchar a Grass. Por un lado, dos años pasados en un cuerpo blindado de las SS, sin disparar, a los diecisiete años de edad, y tras haber sido conducido a ese cuerpo sin consulta previa (Grass se había enlistado como submarinista). Por otro lado, sesenta años de vida defendiendo causas sociales a todas luces justas y mostrando siempre una perfecta consecuencia y un desapego por la propia conveniencia.
Ante el arrebato súbito de Lech Walesa, que propuso quitar a Grass los galardones recibidos del gobierno polaco, incluyendo la ciudadanía (Grass nació en Danzig, ciudad alemana que hoy pertenece a Polonia bajo el nombre de Gdansk), Michnik ha salido al frente con un par de frases dignas de meditar: "Durante años, Polonia no tuvo a otro amigo más fiable o más desinteresado (que Grass). ¿Es tan difícil para nosotros los polacos entender el drama de una generación de jóvenes alemanes que se vio engañada por la propaganda totalitaria de los nazis?
Michnik, un líder de peso en la izquierda centroeuropea, apunta sin duda, aunque veladamente, a subsanar un problema primordial desde el punto de vista político: El tambor de hojalata es poco menos que el gran mito fundador de la nueva izquierda alemana, la piedra angular del imaginario progresista germano posterior a la era nazi, y una ficción que inmediatamente catapultó a su autor hacia una posición directriz en la política alemana, y la tardía confesión de Grass está siendo aprovechada por conservadores y reaccionarios para descabezar, así, uno de los iconos de esa izquierda, y para deslizar subrepticiamente la idea de que cualquier discurso ético que venga de ella es hipócrita y acomodaticio.
Evidentemente, ese es un precio que la izquierda alemana no estará dispuesta a pagar, y por ello no será sorprendente que, en los días por venir, el apoyo de un sector de la intelectualidad alemana a Grass empiece a crecer y acabe por aquietar al menos un poco las aguas.
Postdata
Una versión corregida y ampliada de mi primer post sobre este tema debe aparecer este fin de semana en el suplemento El Dominical, del diario El Comercio.
Post a Comment
<< Home