EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO
Daniel Alarcón: “La violencia está a flor de piel”
Escritor peruano publicó War by candlelight y fue revelación en EEUU. Finalista Premio PEN/Hemingway por el mejor debut del año. En nuestro país aparece con el título “Guerra a la luz de las velas”.
-C: Tu vida la has hecho en Estados Unidos, incluso, escribes en inglés. Sin embargo, muchos de tus cuentos transcurren en Lima.
-Daniel Alarcón: Yo escribo en inglés. Toda mi educación ha sido en inglés. A los 18 años mi español era pésimo. Yo hablaba español sólo en mi casa, y no pasaba de decirles a mis padres cosas como “pásame la sal”. Pero oraciones más sofisticadas, no. Tenía un vocabulario muy limitado. Pero eso es normal en los hijos de inmigrantes latinos. Vivir acá me ha ayudado, trabajé un año en San Juan de Lurigancho. Así pude comprender el humor y la chispa limeña. Eso cuesta entender si no has vivido acá. Mucha gente me ha dicho que en inglés soy más hablador y que en español me dedico a escuchar. Yo estudié antropología, y enfrenté el reto de escribir sobre el Perú como un antropólogo. (SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
Escritor peruano publicó War by candlelight y fue revelación en EEUU. Finalista Premio PEN/Hemingway por el mejor debut del año. En nuestro país aparece con el título “Guerra a la luz de las velas”.
-C: Tu vida la has hecho en Estados Unidos, incluso, escribes en inglés. Sin embargo, muchos de tus cuentos transcurren en Lima.
-Daniel Alarcón: Yo escribo en inglés. Toda mi educación ha sido en inglés. A los 18 años mi español era pésimo. Yo hablaba español sólo en mi casa, y no pasaba de decirles a mis padres cosas como “pásame la sal”. Pero oraciones más sofisticadas, no. Tenía un vocabulario muy limitado. Pero eso es normal en los hijos de inmigrantes latinos. Vivir acá me ha ayudado, trabajé un año en San Juan de Lurigancho. Así pude comprender el humor y la chispa limeña. Eso cuesta entender si no has vivido acá. Mucha gente me ha dicho que en inglés soy más hablador y que en español me dedico a escuchar. Yo estudié antropología, y enfrenté el reto de escribir sobre el Perú como un antropólogo. (SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)
23 Comments:
(SIGUE)
-C: En los cuentos de Guerra a la luz de las velas está muy presente la soledad de los personajes.
-DA: Lo que pasa al escribir es que uno busca un personaje con cierta conciencia de su situación. Y muchas veces la gente que es más consciente de su relación, de su estatus, es la gente que se siente sola. La soledad implica cierta reflexión. O también buscas a alguien que sea observador, como por ejemplo el periodista del cuento Ciudad de payasos, personaje perfecto para contar su propia situación y la situación de la ciudad. Generalmente los escritores estamos muy atraídos por ese tipo de personajes.
-C: Tambien está presente la nostalgia. Los personajes recuerdan su pasado.
-DA: Muchos cuentos se ambientan en Lima o en Nueva York. Y de cierto modo son ciudades llenas de historias. Cada esquina te hace recordar algo y además van cambiando de historia. Estamos en una librería, pero de acá a veinte años esto puede ser un restaurante, un bar, o quizás lo derriben. En Nueva York el proceso se da más rápido. Un barrio de judíos que yo conocía antes ahora es de irlandeses. Por eso la memoria se hace importante. Técnicamente el estilo del flashback o saltar tiempos es algo intuitivo ahora. Como escritor uno tiene que seducir al lector.
-C: ¿Tus referentes literarios son de allá?
-DA: Mis referentes son escritores norteamericanos más que latinoamericanos. Para demostrarte qué tan gringo soy, déjame decirte que yo leí Cien años de soledad en inglés, leí la Tía Julia en inglés a los quince años. Y no es que no sea un escritor latinoamericano. Sí lo soy. Hice el esfuerzo de educarme en literatura latinoamericana: he leído a Cortázar, a Borges, a Ribeyro, a Vargas Llosa.
-C: Te asumes como un autor latinoamericano…
-DA: Sí, pero no dejo de ser un escritor norteamericano. Recuerdo una entrevista a Gabo en el que dice que Faulkner es un escritor latinoamericano. Escribe en inglés y está retratando una región cultural que le pertenece al Caribe. Tiene más en común con Macondo que con Nueva York. Yo también crecí en el sur de Estados Unidos, en Alabama. Tiene la herencia cultural africana, tiene indígenas, tiene blancos. No me siento ajeno. Y no creo que haya alguna contradicción en decir que soy un escritor latinoamericano que escribe en inglés. Sin negar que soy un escritor norteamericano, porque tengo esa condición.
-C: ¿Cómo ven allá la literatura latinoamenricana?
-DA: Cuando llegué a un taller de escritores en Iowa me sorprendía lo poco que conocían los gringos, personas muy talentosas y muy serias, la literatura latinoamericana. Muchos de mis compañeros habían escuchado hablar de Borges, pero no lo habían leído. Cortázar, olvídate. Más allá de García Márquez, poco. Y es gente culta.
-C: Tiene que ver con la idiosincrasia de los norteamericanos.
-DA: Claro, es algo de la cultura norteamericana, que es cerrada. Los gringos nos creemos el centro de todo y no falta razón. Sería a contracorriente que un gringo lea a Piglia, por ejemplo. (risas).
-C: ¿Estás al tanto de lo que producen acá los escritores contemporáneos tuyos?
-DA: Sí, algo. Más por nombres que por obras. Vengo tres veces al año y me retraso. Salen tantos libros que no sé cuáles leer. Me dio mucho gusto que autores peruanos hayan ganado varios premios. Pero no puedo decir que los haya leído. Tengo una lista de autores que quiero leer: Alexis Iparraguirre, Edwin Chávez, Neyra. Son varios los que quiero leer.
TOMA ASIENTO en el Cordano, ese bar en donde alguna vez Martín Adán y Allen Ginsberg, también sentados, brindaron hasta embriagarse de amistad. Daniel Alarcón no puede estar más cómodo, pues la novela que está escribiendo trata de un viejo poeta al que le ocurren cosas dramáticas, absurdas, incluso después de muerto, en una ciudad “que puede ser Lima”. El joven narrador peruano es toda una novedad en el mundo literario hispano y norteamericano en el gran país del norte.
Corrían los años ochenta y sendero luminoso había hecho que la sangre llegue al río. Los padres de Daniel Alarcón, ambos médicos del Hospital Cayetano Heredia, emigraron a trabajar a Alabama, Estados Unidos. Daniel tenía tres años. Creció hablando y leyendo en inglés y llegó a Columbia University, donde estudió antropología. “Entonces yo decía que era un norteamericanoincaico”, bromea Daniel quien además se sentía “un peruano de nostalgia”. Cuando se trasladó a Nueva York, se dio cuenta cuánto le hacía falta el castellano y se propuso recuperar su lengua materna. Y no solo eso. Ganó una beca en su universidad y con ella se vino a trabajar más de medio año en el asentamiento humano 10 de Octubre en San Juan de Lurigancho (Lima). hecho que le hizo vivir como cualquier peruano de a pie. Por otro lado, empezó a leer en castellano tanto a autores peruanos y latinoamericanos.
–Vives en EEUU, pero tus personajes son de realidades peruanas?
–Claro, de chico venía al Perú a visitar a la familia. Llegar el 2001 a San Juan de Lurigancho fue clave para mí como persona y como escritor. Hasta ahora tengo amigos allí. Convivir con los jóvenes, escuchar que me digan cómo es la vida, ver su realidad, fue más que cualquier estudio de universidad. Sin esa experiencia no hubiera podido escribir.
–¿Marcado por el realismo?
–Yo creo que vengo de la tradición literaria de Ribeyro, de respetar las ideas como es, sin romance sin magia, una realidad cruda. Claro, no viví en Lima, pero estar con mis amigos en SJ de Lurigancho me ha inspirado tratar a Lima.
–Has dicho que te gusta Arguedas, ¿también como antropólogo?
–Arguedas es una figura fascinante para mí y su novela El zorro de arriba y el zorro de abajo es un experimento formal, una estructura interesante con una visión globalizada y sobre todo lúcida. Sabes, yo estudié antropología por conveniencia, el departamento académico era tan informal que aproveché para viajar, llevar talleres, pero eso sí, me enseñó a observar, jamás pensé un doctorado en antropología.
–¿Cómo concibes un personaje?
–No los concibo, me los encuentro. Uno tiene la idea, pero en la medida que vas avanzando en páginas, el personaje cambia. Definitivamente la primera visión que tienes de un personaje es parcial, incompleta, necesariamente es así. Es como enamorarse, pues la primera impresión no es que ella sea falsa, sino tienes una visión incompleta.
–¿Te importa mucho las situaciones dramáticas?
–Creo que yo comencé como muchos escritores jóvenes, escribiendo cuentos muy filosóficos, con poca acción, casi todos muy cerebrales, o sea, trama intelectual porque tenía intenciones de ser intelectual, pero también como a muchos me gustaban las novelas policiales, con mucha chispa. Entonces, lo que busco es combinar esas tensiones dramáticas, tipo Dostoievski, añadir algo más ligero, pero nada de thriller. No sé si lo he logrado. Pero sí me gustan las situaciones dramáticas como la de esos escritores que saben complicar la vida de sus personajes.
–Como tu cuento en el que un hombre tuvo que pagar al hospital para rescatar el cadáver de su padre.
–Ese fue un hecho real, es algo que no me hubiese podido imaginar, pero un amigo me llamó “oye gringo, ven, ayúdame, ha sucedido esto”. Así nació ese cuento.
LAS GUERRAS DE ADENTRO
–Tu libro se tradujo como Guerra en la penumbra. ¿Qué insinúa el título?
–Sí, pero para Alfaguara hemos corregido la traducción. Ahora es Guerra a la luz de las velas, que es más literal. Claro, uno piensa que se refiere a la guerra social que hubo en el país, pero en realidad se refiere a una pareja discutiendo sobre su futuro en un apagón de Lima.
–O sea, las guerras de adentro y de afuera?
–Esa es la imagen, y me parecía más simbólica. Si bien hay guerras exteriores, pero a veces las que más nos afectan son las guerras personales. La guerra de una pareja puede ser tan o más violenta y devastadora que una guerra política.
LA GENTE QUIERE HABLAR
-¿Cómo así, viviendo fuera, abordaste la violencia en tu libro?
-En un momento fui estudioso del tema y, claro, leer un libro no sustituye conocer la realidad del Perú de los 80, que era un polvorín. Pero si tú estudias y vienes y hablas de manera sincera con la gente que vivió la cosa, entonces conoces más. Yo percibí que la gente no solo estaba dispuesta a hablar, sino ansiosa de hacerlo a quien le respete y preste atención. En San Juan de Lurigancho fue así, ellos habían vivido la violencia y solo bastó rasgar apenas la superficie y encontrarte con todo. La violencia estaba a flor de piel. La gente me invitaba a su casa, me hablaba de sus muertos y desaparecidos, creían que era antropólogo forense. A lo que voy, la gente quiere desfogarse de lo que ha visto y vivido.
-Para terminar, hubo una polémica de escritores andinos, criollos. ¿Dónde te ubicas?
-No soy ni uno ni lo otro. Pero es cierto, quizá los andinos no tienen el reconocimiento que merecen, pero eso te lo digo sin haberlos leído, pero tampoco he leído mucho a los criollos. En prima, te puedo decir que hay es problema cultural y distorsiona todos los aspectos de la cultura peruana. Quisiera que no fuera así.
PERFIL
Nacimiento. En Lima,1977.
Trayectoria. Estudió antropología en Columbia University. Ha colaborado en The New Yorker, Harpers, Virginia Quarterly Review. Publicó War by Candlelight (Guerra en la penumbra). El libro aparece ahora como Guerra a la luz de las velas. Su nuevo libro Lost City Radio se publicará en EEUU, Reino Unido, Holanda, Francia, e Italia en 2007. Actualmente vive en California.
el chico lee a Alexis Iparraguirre y Ezio Neyra, y ahora le hacen este cherry en Puertoeelhueco, uhmmmmmmmm, ya veo por donde corren las balas-basura.
chiquitín
Miren el debate en el blog Roncayulo, la cosa quema!!!:
"Claro que caen mal los chilenos, si son los chicos con plata del barrio miserable. Si supieron aprovechar su tiempo y no perderse, otra vez, en guerras estúpidas y nacionalismos. Si pensaron en sí mismos como nación y no como enemigos entre sí (esto es particularmente cierto en el país de origen de Santiago, donde acaban de "premiar" con una elogiosa nota de tres páginas en la revista SOMOS de El Comercio a un veterano escritor, anquilosado en ideologías setenteras, que la semana pasada habló mal de la literatura de Santiago).
Mientras los latinoamericanos, y en especial mis compatriotas los peruanos, sigan pensando con mezquindad, envidia y deseos de venganza, seguirán el atraso, el populismo, el nacionalismo y la estupidez de la guerra. Mientras tanto, el chico con plata del barrio sigue aprovechando bien su tiempo.
Publicado por: Luz | 16/07/06 a las 0:36
me sorprende lo que cuenta "Luz", no sabía que hasta esos niveles llegaba la envidia y la mediocridad en la literatura peruana. Y justo cuando afuera se empieza a valorar la literatura de nuestro país. Qué mal.
Yo vivo en España y sé que Santiago tiene un lugar. Querer ningunearlo en su propio país me parece propio de gente envidiosa y mediocre.
Publicado por: Gustavito | 16/07/06 a las 0:49"
El acontecimiento Alarcón tiene su lado bueno y su lado malo. El bueno, es que parece ser un autor a tomarse en cuenta, cuyas narraciones despiertan interés, al punto que entre ayer domingo y hoy lunes ha sido entrevistado en tres medios de comunicación. No sería raro que salga pronto en tv.
El lado malo es que mucho de su éxito lo debe a que ha sido "apadrinado" por los gringos. Es decir, ¿tomaríamos en cuenta a Alarcon si no hubiera sido elogiado en el New Yorker u otro medio gringo? Si se hubiera quedado en el Perú, donde en lugar de apoyo habría encontrado ninguneos y silencios ¿qué sería de él? Ojo, el apoyo de los gringos no es lo negativo, sino que en nuestro medio no existan mecanismos que permitan surgir a los escritores.
ya vieron la lista de "recomendados" de hoy de Alsonso Cuento en Peru 21??? No les digo que la mafia está enquistada en la Feria de Libro!!!!!
(chequeen estas respuestas de Alarcón en Peru21)
-Los limeños solían despreciar -quizá todavía lo hagan- a los provincianos. Ahora los limeños son los provincianos del primer mundo.
-Por supuesto. Por un tema de trabajo, viví en San Juan de Lurigancho seis meses. Recuerdo que me di cuenta muy pronto de que la relación que tenían mis amigos con el quechua era la relación que yo tenía con el español. Los padres hablaban quechua y los hijos respondían en español, y a medida que crecían, olvidaban el idioma de sus padres, casi intencionalmente. Igual yo, en una época, mis padres me hablaban en castellano y yo respondía en inglés; mis amigos eran gringos, la TV y la radio eran en inglés y el colegio igual.
-¿Era rechazo?
-No, simplemente alejamiento. Cuando la guerra recrudeció, dejamos de visitar el Perú. El país se hizo más lejano.
-¿Cuándo recuperó su relación con el castellano?
Recién cuando me mudé a Nueva York, donde hice amigos latinos y me puse las pilas y recuperé mi idioma.
-¿Por qué le interesó recuperarlo?
-Sucedió que en una de mis primeras clases la profesora pronunció correctamente mi apellido. Se escribe Alarcón -mi madre me enseñó a ponerle la tilde-.Pero en Alabama, los gringos lo decían como les parecía: Alarcon, Alarson, etc. Sin embargo, esta profesora, que sabía castellano, sí lo pronunció bien. Y mi primer reflejo fue corregirla y decirle 'no, es Alarson'. Y eso me chocó. Me movió. Y ese año hubo una protesta estudiantil en la universidad por la exclusión de los temas latinos en la currícula. Yo estaba metido en eso porque mis amigos eran latinos y me dieron otra visión de ser latino.
-O sea que fue un activista.
-Más o menos. Una vez, cerca de 500 alumnos tomamos un edificio de la Universidad de Columbia -yo le sostenía el megáfono al líder-, pero de pronto me cayó caca de pájaro en la cabeza. Me fui a duchar y cuando regresé todos habían sido arrestados. Me sentí mal, pero fue útil que alguien pudiera seguir trabajando.
-¿Siente afinidad con la literatura latinoamericana?
-Sí. No siento que lo que yo estoy haciendo sea muy distante del proyecto de Ribeyro o del realismo crudo de Conversación en la Catedral, que retratan Lima. Pero no creo que un escritor deba inhibirse de hacer algo porque ya haya sido bien hecho. Pienso que la ciudad va cambiando y que uno puede aportar algo nuevo.
-¿En qué aspectos siente que aporta?
-La situación de los jóvenes en los conos, por ejemplo, es un fenómeno nuevo de choque de culturas, de lucha por la tierra, de influencia de la cultura global en una nueva generación. Todo eso es nuevo. Quizá en mi carrera, aún incipiente, no he creado nuevas formas literarias, pero sí creo que estoy usando las herramientas que existen para retratar una realidad nueva.
-¿Qué le inspira Lima?
-Todo me parece fascinante en Lima. al margen de la alergia que siempre me da cuando vengo. Creo que sí puedo aportar algo precisamente por ser extranjero y por ser un peruano diferente -norteamerincaico me decían mis amigos-, porque veo las cosas sin los prejuicios del 'limeñito nice' que hubiera sido de haber crecido aquí.
este pobre zsonsito es otro de los infladitos por la ignoancia supina de este pais donde aun no hay nadies que escriva un libro poderoso
Usuario anónimo tiene razón en que lo malo no es el apoyo de los medios gringos, sino la inexistencia de mecanismos que permitan surgir a los escritores en el Perú. Es lamentable que los peruanos seamos incapaces de motivarnos unos a los otros (quizá la selección de fútbol sea el simil perfecta de lo que digo). En nuestro panorama literario no ha existido, por ejemplo, alguien como Octavio Paz, quien, con todos sus defectos y las animadversiones que pueda haber despertado, hizo un trabajo denodado con el fin de promocionar la cultura de su país y colocarla a dialogar con la cultura universal. Lamentablemente quienes estaban llamados a hacer algo similar por la cultura peruana se lavaron las manos, y hasta enfilaron sus balas en contra de Arguedas y otras figuras de nuestra literatura. Prefirieron, en definitiva, silenciar el conjunto para sobresalir en un vacío aparente. Con esa actitud se hacen acreedores de una estrella de la fama en Mallorca, y quizá hasta del Nobel.
Supongo que Alarcón terminará siendo parte de esa oleada de mestizaje que tanta frescura le está aportando a la literatura anglosajona en general. Dificulto que su deseo de ser visto como un escritor peruano le lleve a algo concreto. Si Bellatín escogió ser mexicano y ser reseñado en Letras Libres, que le queda a quien ya fue publicado por el New Yorker? Aspirar a que lo reseñen en Hueso Húmero o en el Somos?
buena chata jenny, te pasaste. y tú franelón, justo posteas en tu blog y metes comentarios aquí, y nadie se dió cuenta, no? baboso. Se acumulan las pruebas, estás hecho.
Este patita Alarcón ha dejado huella en San Juan de Lurigancho. No sólo por buena gente, sino también por su jale con las chicas. Varios achorados quisieron hacerle el pare, pero Alarcón se los comía con la inteligencia y con la boca, y acababan todos chupando juntos y confesándose penas mutuamente. Mi primo Chaira, que siempre quiso ser hampón y acabó estudiando ingeniería en la UNI, le dijo algo asombroso un día: "Compadre, tú eres el único al que le perdonaría que me quite mi costilla". Además era bueno para el fútbol el chico, dominaba bien la mediacancha y daba unos pases mostros por aire y suelo. No miento, jugó por nuestro equipo en el campeonato de El Porvenir, donde hasta recibió abrazo del cholo Sotil por jugarla de lujo. Nunca tuvo hembrita en el barrio, porque le gustaba meditar más que andar de fiesta en fiesta. Me prestó una vez 50 soles, diciéndome luego "no tienes por qué devolverlos..." Cuando se fue para los United, no pude ocultar unas cuántas lágrimas, y cuando le dije "no te vayas cholo", me respondió escuetamente: "Volveré gallinazo, volveré".
El usuario José Luis pone de manifiesto un aspecto muy propio de nuestro modo de ser peruano: el maleteo, la inacción de quienes tuvieron la oportunidad de promocionar la cultura en su momento. De paso, incurre (creo que sin querer) en una contradicción, pues al final él mismo ningunea a Somos o Hueso Húmero.
Somos es una revista de variedades. Punto.
Hueso Húmero es una revista de literatura que no se vende a nivel nacional. Aún si hiciéramos causa común con HH, su efecto de "promoción" de la narrativa peruana seguiría siendo reducido.
Igual ocurre con una de las más recientes "iniciativas" de difusión, la "Revista de Libros". Se ha comentado su aparición en otros blogs y espacios, pero díganme cuantos lectores han tenido acceso a a un ejemplar. Cuántos lectores de provincias podrán tener acceso a la misma.
(a propósito, los lectores de provincias que entran a este blog, ¿qué opinan del centralismo, qué leen, qué quisieran leer?).
Creo que las "vacas sagradas" ya dieron lo que pudieron o quisieron dar. Ahora es el momento de los lectores, de la autoedición, del uso de la internet.
Los blogs en general han sido un primer paso, una especie de terremoto que ha sacado a luz a fermento de escritores y lectores interesados en la literatura, valga la redundancia. ¿Cual sería el segundo paso, el mecanismo de promoción de los escritores alternativos?
Ayyyyy mama pulpa!!!!
Alfredo Bryce sería enjuiciado por plagio
•• Herbert Morote afirma que escritor le copió pasajes completos para publicar artículo
Escritor Alfredo Bryce.
El autor de Un mundo para Julius habría copiado, en un artículo publicado el 25 de junio por el diario El Comercio, pasajes textuales de otro que pertenecería al estudioso de la educación y economista Herbert Morote, quien denunció el hecho ayer ante la prensa en el Hotel Country Club. Según Morote, casi el 80 % de las ideas señaladas por Bryce en el citado artículo le pertenecen y corresponden a un original que él mismo hizo llegar al celebrado escritor para que lo revisara.
En manos de abogados
A su tiempo, Bryce publicó una carta, en el mismo medio de comunicación, en que reconocía el apoyo que recibió de Morote para la elaboración de su artículo, pero en ningún momento, lo que exige Morote, señaló que lo había copiado textualmente. Es por ello que insiste en la denuncia. A pesar de asegurar que no quiere llegar a problemas legales y que le bastaría una disculpa del escritor, Morote afirmó haber dejado el caso en manos de un estudio de abogados.
No es que yo ninguenee a Hueso Húmero, ni que pretenda compararla con Somos. Mi enumeración era meramente referencial y no conclusiva. Quería, en todo caso, resaltar la mayor trascendencia de medios como el New Yorker o aún Letras Libres. Pensándolo bien, me parece que quienes ningunean a muchos creadores peruanos son precisamente éstas y otras publicaciones porque, como suele suceder en nuestro país, obedecen a los deseos y los caprichos de una "argollita" y no a un patrón verdaderamente plural y democrático. La estrechez de miras, la falta de autoestima, la mezquindad son , lamenablemente, de nuestras características nacionales más conspicuas. En ese sentido, me parece muy positivo que la entrevista de Alarcón deje entrever la manifiesta pequeñez intelectual y espiritual que subyace en situaciones tan bochornosas como la tan mentada polémica entre andinos y provincianos.
Chequeen lo que ha publicado hoy "La República". Podríamos hacer algo así en las pollerías "Roky´s"
Las próximas batallas: Starbucks
Baldo Kresalja.
"Hay que desconfiar de los gustos y preferencias que los poderosos quieren imponer a los demás".
En la edición del 19 de mayo del periódico USA Today, su primera página, informa de las proyecciones y objetivos de la exitosa tienda de café Starbucks, que tiene 13,000 locales en los EEUU y 10,000 en otros países del mundo, pero que aspira llegar a 30,000 próximamente. Starbucks, que es una tienda "ficha" con locales en Lima, vende 4 millones de tazas diarias de café en los EEUU. Palabras mayores.
Starbucks, que ofrece un café de calidad con ingredientes seleccionados, ha comenzado a ofrecer otros productos en sus tiendas: comida rápida, dulces, discos y libros. A estos dos últimos rubros piensa darles gran impulso en el futuro, con el propósito de "ayudar a la sociedad norteamericana a reescribir su menú cultural-popular". Esto es, tiene como propósito explícito influir en cuales son los filmes que hay que ver, los CD a escuchar y los libros a leer. Eso dice el citado diario.
Me parece una noticia interesante del mundo de los negocios y confirmatoria de cómo se originan y "manejan" las preferencias de los "artículos culturales" en el mundo globalizado. En otras palabras, una tienda de café aspira a convertirse en una industria cultural con toda la barba y, por cierto, a ganar buena plata en ello. No voy a hablar del éxito comercial y económico de Starbucks, no porque no sea importante, sino porque la intención de este texto es otra. De lo que no me cabe duda es que por lo menos algunas de las preferencias "culturales" de Starbucks serán pronto las de muchos de nuestros jóvenes. Las preguntas son: ¿es ello inevitable?; ¿es importante?; ¿es conveniente?; ¿hay alternativas?; y si no las hay, ¿se pueden construir?.
Las interrogantes son válidas porque Starbucks no es un caso aislado; hay otras compañías con intenciones similares. Todas están domiciliadas fuera de nuestro ámbito económico y cultural. En sus planes de expansión, el pequeño mercado nacional las tiene sin mayor cuidado. Sus esfuerzos se encuentran en parte protegidos por los derechos intelectuales actualmente vigentes, cuyo refuerzo por el TLC es definitivo, y se manifiestan tanto en sus "creaciones" como en la comercialización de las mismas, en circuitos cuyo funcionamiento y administración sólo podemos imaginar.
Si esa es la situación, las anteriores interrogantes deben responderse con franqueza. Sobre el carácter inevitable del acontecimiento, a mí por lo menos, no me cabe duda. Mientras el sistema capitalista siga los cánones actuales y continúe demostrando en los mercados más importantes la vitalidad que hoy tiene, es más que probable que en el futuro surjan más empresas como Starbucks con similares objetivos. En cuanto a la importancia de los objetivos, también mi respuesta es positiva. Creo que el crecimiento y diversificación de la empresa es importante para sus accionistas, para los países en que reside, así como para los productores y consumidores de café.
El tema de la conveniencia no es tan claro. Si la actividad de la empresa lleva a promocionar productos culturales de valor y hacerlos accesibles a muchas personas, la respuesta es positiva. Si, además, se trata sólo de un canal comercial, y hay otras alternativas a escoger, más positivo aún. Pero a este respecto es conveniente recordar que hay que desconfiar de los gustos y preferencias que los poderosos quieren imponer a los demás, limitando el acceso a otros bienes culturales, a otras vertientes creativas que expresen sentimientos provenientes de otras culturas o sensibilidades.
En cuanto a las alternativas, no veo que tengamos ninguna a mano. Carecemos de política cultural, no promocionamos la educación artística y nuestro circuito cultural moderno (cines, etc.) se rige por preferencias mercantiles y por productos en gran parte extranjeros. Las "preocupaciones" de muchos están dirigidas a "conservar" edificios y monumentos para "gozo" de los turistas, en un deseo para "sacar alguito" de lo que otros hicieron, intentando convertirnos en un país de "ruinas". Así, pues, no veo en verdad alternativas a los esfuerzos de Starbucks o compañías similares para reescribir las preferencias de los consumidores de la "cultura popular".
Pero me preguntarás amigo (a) lector (a), ¿no pueden acaso construirse alternativas a ese tipo de ofertas? Claro que sí, pero requieren claridad en sus objetivos y persistencia en el propósito. Ante la ausencia de liderazgo universitario, la tarea parece recaer no sólo en una sociedad civil fracturada como la nuestra sino en el Estado, pues la educación, la visión de futuro, los valores cívicos, la preferencia por la ciencia y la tecnología, la promoción artística, implican un conjunto de acciones que tienen que sostenerse en el tiempo y considerar además a la globalización como un aliado.
Esa "política de Estado" no se diseña para "combatir" o "extirpar" lo extranjero sino más bien para, haciendo uso de todos los mecanismos que nos brinda la tecnología y el mercado, expresarnos de un modo que responda a nuestra sensibilidad y a nuestras personales y universales inquietudes, a nuestras necesidades económicas, a nuestra geografía, en forma tan creativa y original que pueda ser apreciada y deseada por otros.
Ello requerirá para concretarse de muchos años de esfuerzo individual y colectivo, no dependerá de tal o cual individuo, deberá ser expresión de un no siempre armonioso conjunto de intereses y, no olvidarlo, deberá buscar ser rentable. Hay que decirlo con claridad: es posible tener éxito en esa difícil y apasionante tarea que puede y debe comenzar ya.<<
Cortesía de Apolo
Chequeen lo que escribió Nicolás Lynch en la República (¿qué, hubo un especial?), sobre las universidades.
La Universidad a la espera
Nicolás Lynch.
Una de las reformas explícitamente postergadas en los últimos años es la reforma de la universidad peruana. Múltiples intereses se juntan para ello: la lucha por la sobrevivencia de cúpulas de profesores mediocres que medran del desorden universitario, el afán de lucro de empresarios inescrupulosos que encuentran en la universidad una fuente de negocio rápido, los rezagos de grupos radicales que se debaten entre ideologías desfasadas y el clientelismo.
El resultado es una universidad que no funciona ni le brinda resultados al país. Más allá de islas de excelencia, en instituciones tanto públicas como privadas, no existe un sistema universitario que produzca los conocimientos y forme a los profesionales que el país necesita para su desarrollo. La universidad en el Perú es un conjunto caótico e hipertrofiado. Existen 84 universidades y más de medio millón de estudiantes universitarios. Casi 1200 carreras alojadas en 472 facultades que brindan una diversidad de 126 opciones profesionales. Nunca hemos tenido tantas universidades, facultades, carreras ni estudiantes. Sin embargo, tenemos una economía y una sociedad que demandan pocos profesionales y cuando hay sectores que lo hacen pocos logran la confianza del potencial empleador.
Hay necesidad, dentro de la reforma de fondo del conjunto del sistema educativo, de producir una reforma universitaria. Mejor dicho de una segunda reforma porque existió hace casi 90 años una primera reforma que trajo a la universidad, principalmente a la pública, acceso universal y gobierno democrático. Pero estos elementos, al igual que en la educación básica, resultaron insuficientes. Debemos, por lo tanto, cuidando lo bueno que nos trajeron, producir una reforma académica profunda.
Esta reforma supone invertir las prioridades de la universidad actual. Pasar de la profesionalización sin calidad a la producción de conocimientos. Las universidades como escuelas de pregrado tienen uno de dos futuros: satisfacer a clientelas muy específicas, en el caso de algunas privadas y muy pocas públicas, o, convertirse en lugares de pasaje de la juventud desocupada como opción para las demás. La reforma, por el contrario, debe fijar la atención en la producción de conocimientos pertinentes.
Producir conocimientos no es otra cosa que desarrollar investigación básica y aplicada. En el año 2003 el Concytec publicó un estudio en el que señalaba que solo cinco universidades, tres públicas y dos privadas, llevaban adelante lo que podía considerarse una labor organizada de investigación. ¡Cinco de más de 80! Con esa dinámica es imposible que pueda cambiar nada en la universidad si no se establece un nuevo comienzo.
¿Por dónde empezar? Terminando con la universidad autárquica, que es autónoma hasta de sí misma, porque de acuerdo a la legislación existente no puede solucionar ni sus propias crisis. Para ello, hay que volver a un sistema universitario, que articule a las instituciones públicas y privadas e incluya en el gobierno, además de los universitarios, a la sociedad civil y al gobierno democrático. No podemos seguir en la ficción de una autonomía mal entendida que ha llevado a las universidades públicas a ser mendigas del MEF y a las privadas, en su mayor parte, a depender del afán de lucro de sus promotores.
Por estas razones hay que tener cuidado de los proyectos de ley universitaria que solo consideran cambios cosméticos y evitan tratar los temas de fondo, que priorizan el interés corporativo y se olvidan de los intereses del país.>>>
Cortesía de Apolo
qué patético Alarcón haciéndose pasar por un chico con calle en el anónimo de las 10.53; quiere venderse como un escritor de barrio. Insoportable la verdad. Un amigo, "Barrunto", me contó que lo vio en su casa y era un weboncito medroso que no le pegaba ni a Ruiz Orto. Un nerd que escribe bonito y que ni él mismo sabe cuánto le durará la gracia literaria. Hablen Rilo, Galarza, Aguirre, pongan en su sitio a este farsante.
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jaja sóbate esa baloo!!!!
Ahora que Alarcón se va presentar en la Feria del Libro, y va a ser presentado por Roncagliolo, ya me imagino como debe de estar sintiendose Ivan Thays, por que hace rato que él es el que está mandando los anónimos piconazos contra Alarcón. Y que decir de Castañeda y otros adeptos de la Maffia. Menos mal que Alarcón ha tomado la precaución de irse a vivir a San Juan de Lurigancho. Que tal cachetadon que les ha mandado, sobre todo ahora que Salas está merodeando por Lima(mandado por su amo Faveón), pero no creo que llegue a SJ de L.
(Este es un Deja Vú del comment que Daniel Salas decidió eliminar)
Daniel Salas dijo...
Qué gracioso y qué hipócrita resultaste siendo, Alexis, o debo decir el "anónimo" de las 4:59 p.m. Cuando conversamos ayer tuve un deja vu. Ocurre que este argumento que pones aquí sin escribir tu nombre es exactamente el mismo que me dijiste ayer cuando te encontré en la cafetería de Letras.
No importa lo que digas en otros blogs, donde te haces pasar por decente y argumentativo, mientras que aquí, sin firmar, como es tu estilo, no tienes ningún problema en afirmar que Gustavo es "mi amo".
Jajajaja, Dios mío, que expresiones. Nada de "me acordé", "me pasaron el talán" o "recuerdo que", no, ahora se dice "tuve un deja vu". ¡Tuve un deja vu! Pucha, realmente esto es el último deja vu, qué digo el último deja vu, es el último dejaja-bubu.
Mork de Ork
En el blog de Ivan hay un nuevo ataque a Saramago. Partamos por un hecho sencillo: Alejandro Gandara es un imbécil, Ivan Thays no lo es. Cómo una persona leída como Ivan puede elogiar una ligereza estúpida de un estúpido como Gandara, no me lo explico. Gandara reduce el "pesimismo" de Saramago a un clisé que bien se le podría atribuir a Don Pésimo Contreras, pero no a un escritor de la talla del portugués. La fórmula es sencilla: el pesimismo, al proponer que cuanto hagamos por mejorar la realidad en que vivimos es completamente inútil y hasta contraproducente, es la mejor defensa del orden establecido. Así que en este mundo de dicotomías, sólo nos quedan dos caminos para que el inútil de Gandara apruebe nuestro accionar social: o nos unimos a la revolución social (si es que Marx anda todavía vivo) o reformamos positivamente el mundo abriendo los mercados y reduciendo al mínimo la labor del Estado. En tales empresas no hay lugar para la ociosidad ciertamente. Esa ociosidad que le repele a Gandara, quien no duda en recurrir a ella para escribir un artículo tan débil, tan poco sutil, tan mentiroso y malintencionado.
Este último comment fue de Salas, que ama a Saramago. Ya lo tenemos hackeado.
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