Tuesday, July 20, 2010

SALUD POR LA POESIA ?

ÉXITO MEDIÁTICO Y CALIDAD POÉTICA
Me temo que hay demasiados poetas, y no solo jóvenes, que confunden estos dos aspectos del fenómeno poético. Es una suerte de tara satisfactoria que se vino gestando desde los ochenta, con algún grupo preocupado por escandalizar y colocarse en la línea de mira de los fotógrafos de diarios a los que en el fondo detestaban, pero continuó durante los noventa y sus luces de neón, para arreciar luego en las generaciones siguientes, cualesquiera que estas sean.

El éxito mediático es muchas veces aleatorio, algunas inmerecido y siempre relativo y cambiante. Recuerdo que una vez Vila-Matas contó que durante los ochenta le fue muy mal con las reseñas de sus libros; y ahora es toda una superestrella mediática. Lo mismo pasa con poetas peruanos que en los setenta o noventa llenaban páginas de las secciones culturales, y hoy están sepultados en el más injusto (o justo) olvido.

La calidad poética casi no guarda relación con el éxito mediático, o esa relación es irrelevante. Hay muy buenos poetas con muy buena prensa: Montalbetti y Pimentel padre, digamos, y hay poetas excluidos por la crítica periodística (la supérstite, famélica) que tienen una calidad excepcional: Emilio J. Lafferranderie, Enriqueta Beleván, Paul Guillén, Salomón Valderrama, otros.

Pero eso no es todo. Lo peor es que algunos jóvenes confunden publicación con existencia poética, y se preocupan más por publicar que por escribir algo interesante; por ser reseñados -lo cual persiguen con desvergonzada fruición- aunque sea negativamente, en lugar de conocer nuestra tradición poética. Sin duda, esto es producto del hipermediatismo actual. Así, tenemos poetas de menos de treinta años con cinco poemarios publicados, varias invitaciones a eventos internacionales (ganadas a pulso y codazo) y una legión (es un decir) de admiradores que no dejan de acompañarlos (con rones y chelas, claro) cada vez que se presentan en el Averno, el Yacana o en el bar Zela.

Todo esto pasa como si un recital, por sí mismo, tuviera alguna importancia con respecto al camino poético que cada uno tiene que forjarse, con la fidelidad a la escritura que debe ser el norte de todo poeta simplemente porque siempre ha sido de esa manera. Muchos poetas jóvenes han caído en un relacionismo, en una euforia autocelebratoria engañosa y… fútil. Piensan que leerse entre ellos y felicitarse unos a otros de una manera ombliguista –sin debatir nada- los puede llevar a algo más que a un penoso autoengaño.

(Incluso hay quienes, sin haber estudiado literatura siquiera, ni mucho menos haberse enterado bien de qué va esta ardua forma de existir que es la poesía, dictan talleres poéticos “hechos en casa”, aumentando más gasolina al fuego de la confusión poética predominante).

Por ello, antes de aceptar invitaciones –y no soy el único, por fortuna-, participar en recitales o prestar mis textos para antojolojías y componendas literarias, pienso en Ojeda, Chirinos Cúneo, Ramírez Ruiz, los hermanos Peralta y tantos otros poetas que nunca se afanaron por “estar” donde revienta el cohete (ni porque le revienten cohetes, por supuesto); sino que dedicaron su vida a la escritura poética, a "ser" en poesía, y a la reflexión sobre su trabajo y el de los demás. Jamás pensaron, como me dijo un poeta "exitoso" alguna vez, que “no importa que hablen mal de tu libro, lo importante es que hablen”.

Thursday, July 08, 2010

CON VILA - MATAS EN LIMA